Me sentía engañada ¡Me habían timado!, Habían jalado de mi cabello tanto tiempo que me había acostumbrado a los engaños. Siquiera Stan me había hecho algo de esta magnitud, y eso que era su especialidad.
Todo había fallado, tanta planificación por días para ¿Esto? Para que la hija del aparente rey de la locura nos tomara el pelo.
—¿¡Graunty!? —gritó Dipper abriendo la puerta del copiloto para mí haciéndome despertar de mis propios pensamientos.
—Lo siento, ¿Cuánto tiempo me quede as... —pregunté saliendo del auto callando mis palabras al ver la cabaña.
El viento corría más rápido que Mabel después de ingerir cantidades industriales de azúcar. Las nubes grises rodeaban la cabaña, ¡Mi cabaña!
—Es mejor que esperes aquí afuera —dijo Dipper, sacando del maletero mi ballesta. Pacífica, quien se encontraba a su lado sujetaba una de mis armas.
«¿Esa niña rica sabía usar armas? » me pregunté mirando como la recargaba sin problema alguno.
—Yo iré por el porche, tu intenta por la tienda —le dijo Dipper mientras le entregaba más balas.
—Yo iré por el sótano —hablé fuerte, sacando de debajo del asiento una de las armas que Ford me había entregado de antimateria.
—Es peligros-....
—¡Eso me viene diciendo tu grunkle desde que nos metimos en esto! —grité apuntando a la cabaña—. Y aún así sigue metiéndose en líos, esta vez fue parte culpa mía, y ahora lo resolveré.
—Pero... Señora Pines, la caída al sótano será demaciado dura para usted ¿Está segura? ¿Acaba de dar a luz hace un par de-...
—Con un día ya me sentía mejor, ustedes tomen posición y solo manténgase a salvó. En especial tu, si conozco bien a Priscila de seguro serás la primera en salir corriendo si algo malo sucede —contesté, buscando donde jodido estaba el seguro del arma ya que Stanford lo cambiaba de lugar.
Dipper se acercó a mi pero pacífica sostuvo su brazo.
—Mi madre crió a una niña rica. Pero Dipper me enseñó a vivir la verdadera vida, dejé de creer que mis zapatos son más caros que su vida y dejé que ayude.
La mire de reojo, observando el brillo en los ojos del castaño quien miraba con observación a su novia, conocía ese brillo familiar.
—De acuerdo, espero no arrepentirme.
( . . . )
—Maldita sea —gruñi al caer al duro cemento del sótano. Había un pequeño hueco debajo del porche para acceder a él, lo había cavado hace tanto tiempo solo porqué había olvidado la contraseña del elevador.
Me levanté un poco mareada, Dipper tenía razón de cierto modo, al igual que Northwest. Había dado luz en menos de cuarenta días y ya quería regresar al ritmo de una veinteañera. En parte me sentía mejor gracias a una de las tantos sueros que yo y Stanford habíamos creado para esto, para que el embarazo no fuera tan riesgozo para mí.
Con un poco de dolor en mis muslos caminé por el sótano, intentando encontrar el interruptor.
Cuando una mano cubrió mi boca.—¡Sueltame pedazo de..-- —grite forcejeando.
—Shh. Soy yo, Stanley —susurro jalándome hacia el clóset.
Al cerrar la puerta encendió la pequeña luz donde Stanford se encontraba junto con dos de los bebés y Mabel sostenía a la niña.
Por fin, el aire que mis pulmones sostenía pudo salir, me sentía mejor al ver a mi familia ahí.—¿Dónde están Dipper y pacífica? —preguntó Stanford.
—Ahora mismo les llamo —susurre, sacando la radio.
Al encenderla solo escuchaba risas de Cipher llenando la transmisión.
—Joder, este bastardo... —susurre golpeando la radio repetidas veces hasta escuchar la voz de pacífica pidiendo ayuda, para finalmente unirse a las risas con Cipher.
—No debí, no debí tomar esa planta, no debí tomar riesgos, debí quedarme aquí con ustedes —susurre a Stanford mientras miraba como uno de los pequeño jugaba con su dedo extra.
—Esta bien, haremos algo al respecto. Stan llamo a Fiddleford.
—No, traer más gente es el error que cometí, esto lo tenemos que resolver tu y yo.
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ᴄᴜᴍᴘʟɪʀᴇ ᴍɪ ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ [ғᴏʀᴅ x ____]
FanficUna promesa siempre se tiene que cumplir. palabras de mi madre que me llevaron hacer con vida una larga lista de cosas que tendría que hacer con el tiempo y una de ellas era «Seguirle hasta en fin del mundo». Y estoy dispuesta a ellos aunque suene...