ᴅᴏ ʏᴏᴜ! ✽ᴊɪᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ✽ [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏɴ ]

Epílogo

"Y prometo que esto puede ser todo lo que necesitas. Esto podría ser todo lo que soñaste. Y yo, no voy a gastar ni un minuto del tiempo que estamos viviendo"

Waste Away - BlackBear

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Jimin tomo asiento sobre una de esas butacas de plástico blanco tan tremendamente incómodas y soplo aire por la boca cansado, su flequillo levito con el viento durante breves segundos por el acto haciendo reír a su sobrino quien jugueteaba con las llaves de Taehyung sobre el regazo de este. Tras clavar la mirada en el pequeño y dedicarle una cálida sonrisa, giró su cabeza con el único objetivo de observar el panorama que lo rodeaba.

Las personas parecían tener prisa ahí, más prisa de la normal cuando hablamos de una ciudad como Seúl. Con ojos brillantes se fijó en la forma en que todos se movían de un lado a otro del aeropuerto sin pararse ante ningún tipo de detalle. Nadie se fijaba en la maravillosa luz naranja de los amaneceres primaverales, ni en la niña que ilusionada miraba los aviones despegar mientras su madre tironeaba de su mano haciéndola avanzar sin prestar ni un solo ápice de atención a la divina ilusión de su hija. La pequeña pronto abandono la sonrisa cargada de hoyuelos por un continuo rostro de tristeza frágil.

Nadie olisqueaba el aroma a café que desprendía el bar cercano a donde se hayaban sentados, tampoco paraban sus caminares apurados para proporcionarle unas monedas a los mendigos u observaban el precioso techo escalonado de madera oscura. Demasiada prisa, demasiado agobio, demasiado ocupados. Casi parecían robots. Hasta Yoongi marcaba un ritmo con su pie contra el suelo, impaciente por que la empleada del lugar les proporcionase buenos asientos en el avión. Incluso si aún tenían dos horas para embarcar, él mostraba prisa, caminaba rápido, repiqueteaba sus dedos sobre el mostrador. Jungkook se centraba en el teléfono, escuchaba música mientras posaba la cabeza sobre su hombro con los ojos abiertos por la impresión que la lectura de algunas noticias en el periódico digital le proporcionaba. También Taehyung olvidaba los pequeños detalles mientras se aseguraba de llevar todos los dnis, tarjetas y maletas de mano. Incluso si ya lo había revisado todo al menos cuatro veces en la última media hora.

Jimin llevo su mano hasta el cable de uno de los auriculares de su novio y con un suspiro correteando hasta su boca capto la atención de este.

—¿Qué sucede bebé? — pregunto Jungkook con la voz calmada — ¿Necesitas la pastilla para dormir ahora? Es pronto, no subiremos al avión hasta las nueve. Tendrás tiempo para dormirte antes de que despegue.

—No es eso — dijo entrelazando sus dedos con los de su novio — ¿No te has fijado en la rapidez con la que avanzan todas las personas? Las veinticuatro horas del día se le quedan cortas, no disfrutan de los detalles que hacen bonita la vida Kookie. ¿Como es posible que sean felices?

Jungkook sonrió complacido por el camino que tomaba la charla que Jimin había iniciado.

—Tal vez están acostumbrados a las prisas. Trabajo, familia, deberes, limpiar la casa, pagar la luz, hacer la compra, ir al banco, tantas obligaciones hacen que la vida deje de ser vida para convertirse en un martirio constante. A veces me da la sensación de que vivir es más difícil que cualquier examen universitario, tienes que aprender por ti mismo lo que todo el mundo sabe pero nadie enseña. Es el momento en el que empiezas a tener miedo por no lograr hacerlo todo y te vuelves una persona más apresurada, borde y cansada.

—No quiero convertirme en ese tipo de persona Jungkook — dijo con sinceridad Jimin — no quiero que mi vida se deba exclusivamente al trabajo y a los quehaceres.

—¿Te he hablado alguna vez del modo de ver el mundo que tenían los griegos? — Jimin asintió atendiendo a las palabras del chico suicida — Para ellos la vida se basaba en el ocio, por supuesto tenían tareas pero encontraban la felicidad absoluta en la socialización, en la cultura. No hablo de acabar de trabajar e ir a casa para dormir un par de horas, su modo de ver el tiempo libre era muy diferente del nuestro — dijo mientras su mirada buscaba la del fatalista, sonrió al percibir que lo estaba escuchando — Su ocio era deporte, literatura, arte, ellos creían que la felicidad debía ir de la mano con aquello que nos llena. De manera que el trabajo por si mismo no llenaba al individuo, no le daba una vida completa. Claro que no siempre fue así— suspiró — Lo que trato de decir es que nuestras vidas no tienen porque convertirse en un vivir para el trabajo a todas horas. Siempre que sigamos haciendo todo aquello que nos haga felices y midamos las horas que le dedicamos a las obligaciones en conjunto con las que nos dedicamos a nosotros mismos nos mantendremos felices.