Capítulo 4

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(Janet)


-Me puedes mostrar el collar, por favor -pidió con una extraña calma de repente.

-Sí y te lo puedes quedar -dije sacándomelo.

Ignorando el la luz del collar y la cara de sorpresa del chico le puse el collar en la mano y me giré con la clara intención de irme de este pueblo.

-Espera, espera. No tan rápido -dijo alcanzándome y cogiéndome del brazo.

-Suéltame -dije forcejeando.

Pero no conseguí soltarme, tenía demasiada fuerza.

-Me tienes que acompañar.

-No quiero.

Sin darme tiempo a decir nada más me coge con una mano poniéndome sobre su hombro como si de un saco de patatas me tratara, mientras yo pataleaba y gritaba que me soltara, pero no parecía inmutarse.

Llegamos a un camino de tierra que jamás había visto. Unos metros más allá había un coche aparcado. Supuse que era del gorila que me estaba llevando a la fuerza ya que con su mano libre saco unas llaves y escuché el tic del seguro del coche cuando lo abre.

Me bajo y me metió en el asiento del copiloto para después rodear el coche y subirse él en el asiento del conductor y comenzar a conducir.

-¿Pero qué haces? para el coche -exigí.

-Tranquila que no te haré nada.

-Me estás secuestrando.

-Sé que estás confundida y asustada por todo lo que te está pasando.

Me lo quede mirando porque no sabía que decir. Era obvio que estaba asustada. Un chico como un armario de grande me estaba secuestrando ¿quién no tendría miedo?

-Ponte esto -dijo sacando el collar con la luz celeste del bolsillo.

Lo agarre para que pudiera poner las dos manos en el volante. Ante todo la seguridad. Me puse el collar.

-Eso demuestra que no me he equivocado de persona -dice en cuanto se apaga la luz.

-No es lo que parece -empecé a decir.

-Tranquila, yo sé de qué se trata.

-¿El qué? -pregunte confusa.

-Que eres la nueva diosa de la Luna.

-¿De qué hablas?

-Este collar se entrega a la diosa de la Luna para gobernar sobre cualquier criatura en la faz de la tierra. Sé que eres tú porque solo contigo se apaga su luz.

Eso era cierto. Solo cuando yo lo he tocado se ha apagado, ni siquiera cuando él lo ha tocado se ha apagado. Esto estaba empezando a asustarme. Las palabras que decía parecían de secta.

Además ¿yo una diosa? ahora estaba empezando a pensar que se le había ido la olla. Yo era la persona más normal que uno se pueda echar a la cara.

-El caso es que te estoy llevando con mi mentor y entrenador para contarte todos los detalles -comento él como si nada.

¿Podía ser verdad que él supiera algo? ¿O realmente estaba tratando con un loco? no lo sabía pero me entró la curiosidad de saber si lo que decía era realmente cierto o no. de momento parecía saber de qué hablaba además ha visto el collar quizás me pueda ayudar.

-Ni siquiera sé tú nombre.

-Me llamo Alec.

-Yo Janet.

Se hizo un poco de silencio incómodo ya que Alec no decía nada y estaba demasiado confusa como para decir algo coherente.

Justo cuando se me ocurrió preguntar sobre su profesor o maestro, como él quisiera llamarle, vi que entre todos los tatuajes que tiene en el brazo tenía el mismo que me había salido a mí en el brazo y que yo llevaba tapado con la chaqueta.

-¿Qué miras?

-Tus tatuajes, tienes muchos -decidí no preguntar directamente sobre ese por si acaso sospechaba- siempre me han llamado la atención.

-Me alegra saber que te gustan porque en algún momento, te saldrá uno.

-¿Que? -pregunte haciéndome la tonta- yo no quiero tatuarme.

-Te saldrá por sí solo.

-¿Y qué se supone que me va a salir?

-Si ves este -dijo señalando el tatuaje que teníamos en común. Asentí- a ti también te saldrá uno parecido o igual. Según la forma que tenga te tocará un centinela u otro.

-¿Centinela? ¿Qué quieres decir con que me tocará?

-Es largo de explicar pero resumiendo mucho es que según el tatuaje que te salga tendrás a una persona u otra cuidando de ti. Entre ellas puede ser que me toque a mí.

-Esto es una locura -murmure para mí- ¿qué otras personas hay para elegir?

-¿Te acuerdas de la chica y el chico con los que me viste en la cantina?

-Si.

-Pues entre nosotros tres. Pero no puedes elegir con cuál te quedas, se te será otorgado según la diosa de los cielos quiera.

-¿Diosa de los cielos?

-Sí, la que te dio el collar, que en verdad no es un simple collar. Creo que será mejor esperar a que el mentor te explique mejor todo este asunto.

-Ahora mismo no sé ni qué pensar.

-Es normal todo esto es nuevo para ti. Ya pronto llegamos y podrás aclarar la mayoría de todas las dudas que sé que tienes.

-Eso espero.

Y si sinceramente esperaba poder aclarar todas las preguntas que no paraban de rondar por mi cabeza.

En cuanto paró el coche pude advertir que aún estábamos en mitad del bosque. Delante de nosotros había una casa de madera que a juzgar por su estado podría caerse en cualquier momento. Era una casa abandonada. No entendía porque me había traído aquí. Era imposible que alguien pudiera vivir aquí.

-¿Que hacemos aquí? -pregunte asustada.

Estábamos en la típica escena en la que ahora la chica tonta es violada y la matan por creer en las palabras del chico guapo.

-Aquí vive mi mentor, Quinn -le mire con cara que expresaba claramente que pensaba que él estaba loco- no me mires así. Quinn aparte de ser mi mentor es brujo por eso echo un hechizo sobre esta casa para que se viera así. Ya verás ven.

Me agarró de la muñeca y me arrastro dentro de la casa dejándome impactada al ver que por dentro la casa era totalmente diferente. Todo estaba limpio y en buen estado además parecía una de esas casas de diseño rústico que salen en revistas.

-Deja la mochila por ahí.

Sin apartar la vista de la casa dejé caer la mochila en lado.

Centinela de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora