(Janet)
Todos estaban confusos. No entendían lo que estaba contando. Era como si para ellos toda la conversación que había tenido con la diosa de los cielos no hubiera existido. Como hubieran pausado el tiempo para tener esa conversación.
-Os estoy diciendo la verdad. Ya he hablado con la mama de Malek.
-¿Pero qué dices? ¿Te has drogado para venir o qué? -pregunto Katya sarcástica, como siempre.
Todos empezaron a discutir entre ellos, de si era o no posible.
-Haced silencio. Que parecéis críos. Es posible que haya hablado con la diosa de los cielos. Ninguno de nosotros es consciente de cómo es este ritual o si con cada diosa de la luna es distinto. La magia se puede manifestar de muchas maneras -les dijo antes de girarse hacia mí y agacharse a mi lado- ¿Que te ha dicho?
-Le he pedido perdón por no saber cómo va el protocolo de este ritual, pero al parecer a ella no le ha importado. Después me ha mostrado que me voy superando...
-¿Te ha alabado y tú a ella no? que falta de respeto no alabar a un dios de los cielos -dijo Rayan aguantándose la risa.
Pero, solamente eso, ya me hizo dudar de si era cierto o no que la había acabado ofendiendo.
Mire a Alec en busca de una respuesta. Él simplemente negó con la cabeza.
-Si la hubieras ofendido no te habría perdonado nada -comentó Alec- Así que no hagas ni caso a Rayan. Solo quiere molestarte.
-No la interrumpáis. ¿De qué más hablasteis? -me preguntó Quinn.
-Bueno referente a esta misión ha dicho que Malek aún tiene que crecer un poco más y que nos falta aprender una lección.
-¿Y ya está? -pregunto Katya confusa- ¿No te ha dado alguna pista del lugar al que tenemos que ir? ¿No hay nada más?
-¿Lección? ¿Qué clase de lección? -preguntó Quinn.
-No sé, no lo ha dicho. Ha dicho que lo aprenderíamos por el viaje -dije haciendo memoria de lo que había dicho la diosa de los cielos.
-Necesitaría que me dijeses todo lo que dijo palabra por palabra para intentar descifrar lo que dijo. Pero tranquila, tu haz memoria y lo hablamos. Por hoy ya está. Es tarde, así que acamparemos aquí -dijo Quinn.
En verdad lo podía ver agotado. No sé si por el viaje o por otra cosa.
Se fue fuera para comenzar a montar la tienda de campaña, con mansión por dentro, seguido de Rayan y Katya. Alec, Malek y yo nos quedamos ahí parados.
Alec me ayudó a levantarme y sin decir una sola palabra me guio fuera, pero por la otra parte del edificio. Donde no habíamos reparado en que había un jardín lleno de flores preciosas y esculturas que había visto días mejores.
-¿A dónde vamos? –le pregunte.
-Solo quería un momento a solas contigo. Me he asustado mucho por un momento.
-¿Por qué? –pregunte confundida interrumpiendo sus pasos, poniéndome delante de él, abrazándolo por la cintura.
-Porque cuando de repente has dicho que has hablado don la diosa de los cielos, cuando en mi realidad no te habías movido ni un centímetro ni has abierto la boca. He temido que en algún momento puedas desaparecer igual de rápido de lo que ha pasado tu conversación con la diosa para mí.
-No me voy a ir a menos que me lo pidas –le asegure.
-No te atrevas a separarte de mí vista nunca –respondió estrechándome entre sus brazos.
Nos quedamos un rato más abrazados, como si hiciera mil años que no nos hubiéramos visto y finalmente nos tumbamos sobre la hierba para poder ver las estrellas brillando.
-Aquí sí que brillan las estrellas –comente al ver todo el cielo estrellado.
En mi pueblo no se ven las estrellas. Bueno se ven algunas, pero no tantas como aquí. El cielo aquí estaba lleno de estrellas brillando, precioso.
-Las estrellas no brillan sin oscuridad. La contaminación lumínica de las ciudades o pueblos no dejan ver bien las maravillas de la naturaleza.
Nos quedamos mirando las estrellas abrazados. Hablando sobre el viaje, de lo que nos había pasado y sobre el camino que nos quedaba por recorrer.
-No ha sido fácil y no sabemos lo que pasara después pero. Estere a tu lado todo este tiempo.
Me agarro de los dos lados de la cara para acercarme a él y compartir un beso lleno de necesidad y alivio por estar juntos. Le agarre de la nuca con las dos más para acercarlo más a mí si se podía.
Inconscientemente pegamos nuestros cuerpos hasta que lo único que nos separaba era la moleta ropa que llevábamos puesta.
-Estas cogiendo fiebre –comente al notar como subido la temperatura de Alec- deberíamos ir a la tienda de campaña de Quinn.
Era imposible que aumentara su temperatura por un beso. Además estamos tumbados a la intemperie y no es una noche de verano precisamente.
Hice el amago de levantarme del suelo pero Alec no me dejo moverme ni un centímetro.
-No te muevas. Estoy bien. No me voy a constipar –dijo abrazándome y quedándose oliendo mí pelo.
-Alec, tienes que ir con Quinn.
-No le voy a dejar quitarme el celo a Quinn y a nadie que no seas tú –dijo ofendido.
-No lo decía en ese sentido. Me refería a que te podía ayudar a aliviarte la fiebre.
-No me van a aliviar nada –se quejó aún más molesto, mientras que me agarraba del culo para que mi vientre se apretara contra su miembro- El celo ha salido por tu culpa.
-¿Por qué? –pregunte preocupada.
-Porque de la preocupación mi leopardo se ha inquietado y al ver que estaba ya todo bien se ha emocionado. Ahora solo tiene ganas de ti.
-Pero si no me he ido a ningún lugar. No te has tenido tiempo ni de echarme de menos.
-Puedo echarte de menos aunque te tenga a mi lado.
-¿Entonces qué quieres hacer?
-¿Jugamos a lo que Rayan nos interrumpió por la mañana?
No pude evitar sonreír al recordar la invitación que yo misma le había hecho esta mañana.
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Centinela de la luna
FantasíaJanet nunca imagino que por un extraño colgante tuviera que vivir toda una nueva aventura junto con unos seres mágicos que intentaran protegerla y ¿Quién sabe si también la ayudaran a encontrar el amor?