(Janet)
Alec había tirado sus propios pantalones a la orilla y está luchando por quitar los míos, pero como aun me mantenía rodeándole con mis piernas le era imposible quitármelos sin romperlos.
-Janet o colaboras o tendrás que quedarte a vivir en el rio, porque no te dejare salir desnuda. Te doy tres segundos para quitarte los pantalones o los arranco –dijo casi desesperado a mi oído.
No tarde en hacerle caso, me quito los pantalones en cuanto deje de rodearle y los lanzo hacia la orilla dejándolos al lado de los suyos. Fue entonces cuando noto las cintas en mis muslos. Así que me separo de él lo justo para verlas con sus propios ojos.
-¿Qué es esto? –pregunto agarrándome de las piernas a la altura de las cintas.
-Cintas –respondí antes de besarle y pegándome de nuevo a él, intentando evitar una conversación incomoda.
-No es tu estilo –se le notaba totalmente confuso. Volvió a separarme para poder mirarme a los ojos- ¿Qué pasa?
-¿Crees que es el momento de esto? –pregunte tirando de él pero sin éxito.
-Por supuesto que si –respondió siendo totalmente sincero- Quiero saber qué te pasa y a que vienen las cintas.
-Viene a que como no me deseas si soy yo misma, me tengo que espabilar usando estas cintas o sujetadores transparentes y usar trucas como este de venir al rio.
-¿Qué no te deseo? ¿Entonces esto que es? –pregunto pegando, de nuevo, mi vientre contra su dura erección- este solo sale a jugar por ti.
-¿Entonces porque llevas todo el día evitándome? En todo el día no has notado nada de esto. Sé que doy miedo porque no controlo mi poder, pero nunca he querido haceros daño –respondí echándome a llorar, tapándome la cara con las manos.
-No, no, no... no llores –dijo apartando mis manos e intentando quitar mis lágrimas con las manos mojadas- reconozco que te evitaba por no es porque me des miedo. Nunca me asustaría de ti. Temía que yo pudiera dañar la misión por estar pensando todo el tiempo en estar dentro de ti. Además Rayan me aconsejo que me alejara para centrar mi mente pero era mucho peor porque te notaba mal por el vínculo. Perdóname he sido un idiota.
-¿No es por mi culpa? –pregunte para estar segura.
-No, el problema es mi autocontrol a tu lado. Pero ahora ya lo sé así que tendré más cuidado y te preguntare siempre para no hacerte sentir mal ¿vale? Pero quiero que también me digas cuando ocurre algo ¿sí?
-Vale... entonces ¿me puedo quitar las cintas? –Pregunte.
Sin decirme una palabra me las quito y también me quito el resto de la ropa. Dejándome desnuda en el rio. Él también se desnudó y me insto a volver a rodearle con mis piernas mientras nos quedábamos abrazados.
-¿Podemos seguir con lo que estábamos haciendo? –me atreví a preguntar.
-Si paramos me muero aquí mismo –dijo en broma pero estrechándome más contra él.
No tardo ni dos segundos en volver a acariciarme y yo volví a masturbarle a él. Enseguida nos encontrábamos jadeando y gimiendo como hacía unos minutos. Volvía sentir el calor de Alec rodeándome.
-Alec... Quiero más –confesé.
-Estoy a punto de explotar también. Estaba esperando a estuvieras preparada para pedírmelo –dijo antes de apartar mis manos de su polla y moviéndome para encajarla en mi vagina.
Empezó con un ritmo lento, casi tortuoso mientras besaba mi clavícula e iba bajando hacia uno de mis pechos, para volver a subir a la clavícula y repetir el mismo proceso en el otro pecho. No me agarraba a su cabello pegado su cara a mí, para que no parara con los besos e instándole a mantener un ritmo más rápido.
Aumentamos en ritmo intensificando el placer mutuamente. Parecía una vaquera cabalgando a Alec. Mientras yo le tiraba del pelo hacia atrás con fuerza, como evitando las olas de placer me partieran en dos, Alec me tenía agarrada de la cadera tirando de mi arriba abajo para mantener él el ritmo de las embestidas.
Podía notar como el placer me iba a consumir por lo que empecé a moverme más rápido. Alec también apretó su agarre en mi cintura ayudándome a aumentar el ritmo.
-Janet, relájate. Deja que el placer te arrase –me susurro Alec a mi oído, entre jadeos.
Como si sus palabras fueran ordenes, mi cuerpo se relajó poco a poco y un orgasmo me inundo tocando todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo. Justo antes de que me quedara totalmente laxa note como Alec llegaba al orgasmo, corriéndose en mí.
Se quedó con la frente apoyada en mi pecho mientras aun me mantenía agarrada de la cintura evitando que me fuera flotando rio abajo.
-¿Estas bien? –pregunto aun sin mirarme.
-Aja... -fue lo único que atine a decir- Ha sido increíble.
-Sí, eres increíble.
-Tenemos que salir del agua –temiendo que nos congeláramos por el frio.
-Espera aquí. Voy por la ropa –me ordeno ayudándome a hacer pie, y asegurarse que estaba bien, antes de irse a por la ropa.
En cuanto me volvió se vistió y luego me acabo de ayudar a vestirme a mí. Que sensación más rara es la de vestirse con ropa mojada dentro de un rio. Sabía que en cuanto saliéramos del rio mi camiseta se acabaría pegando a mi piel y dejando transparentar, de nuevo, mis tetas. Pero Alec acabo de ayudarme poniéndome su camiseta negra a mí.
-Pero te vas a congelar –me queje.
-No porque te pienso llevar todo el camino aúpa para que me mantengas calentito –se rio antes de besarme, pero aun así me cargo en su espalda.
Todo el camino me cargo en su espalda. Mientras yo me abraza a él para intentar transmitir mi calor.
En cuanto llegamos cerca de las tiendas de campaña, vinos como la tienda de campaña donde iban a dormir los chicos se movía. Como tenían encendida la linterna dentro podíamos ver sus figuras como si fuera un espectáculo de formas chinescas.
-Tapate los ojos, no mires –dijo Alec, corriendo hacia la tienda de campaña de Quinn- No mires eso. Pervertidos que son.
-Nosotros también lo hemos hecho al aire libre –le recuerdo.
-Pero no lo ha visto nadie, así que no cuenta.
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Centinela de la luna
FantasiaJanet nunca imagino que por un extraño colgante tuviera que vivir toda una nueva aventura junto con unos seres mágicos que intentaran protegerla y ¿Quién sabe si también la ayudaran a encontrar el amor?