(Janet)
-¿Podemos parar? -pregunte a la tercera vuelta al claro.
-¿Ya? Pero si aún no hemos hecho ni la mitad de lo planeado -dijo frenando.
-¿Quieres ahogarme, el primer día? No soy una chica muy atlética -dije entre respiraciones mientras me doblaba por la mitad apoyando las manos en las rodillas.
-Descanso de cinco minutos. Siéntate -me ordeno.
Más que sentarme me deje caer en el césped. Me quede tumbada boca arriba. Alec se sentó a mi lado, manteniendo media sonrisa en su cara.
-Tú puedes seguir corriendo. Cánsate sin mí.
Así quizás tenia suerte y no tendría que hacer ni la mitad de lo que tenía planeado.
-Tranquila, puedo esperar.
-Para ti es muy fácil correr. Eres un leopardo y no vas con esto en el hombro -dije señalando a la criatura.
-Tampoco puede pesar más de dos quilos. No te quejes.
-Otra cosa ¿No podemos ponerle nombre? Nunca se cómo llamarle.
-¿Le quieres poner nombre? -pregunto riendo- ¿Cómo le quieres llamar?
-Yo que sé, pero alguno. ¿O es ofenderle?
-No lo creo. Quinn lo habría comentado de ser así. Habría dicho algo así como "no podéis ignorar vuestras responsabilidades y dejar a la diosa luna a su aire y no podéis ponerle nombre al hijo de la diosa de los cielos o le ofenderéis" ¿no crees?
-No, lo sé. No me he criado al cuidado de Quinn, como vosotros.
-Has tenido suerte -dijo en broma- ¿cómo quieres llamarle?
-No sé. A mí me gusta Malec.
-Pues Malec. Es un bonito nombre. Ahora dejamos las escusas y vamos a seguir corriendo.
-No puedo ¿me quieres ahogar el primer día?
-Tienes que empezar a tener resistencia y fuerza.
-Vale -dije levantándome y cogiendo a Malec y dejándoselo a Alec antes de salir corriendo.
Escuché como me llama tramposa pero enseguida se puso a mi lado.
*****
Para cuándo acabó el entrenamiento yo podía notar como todos mis músculos, o la falta de estos, eran como gelatina. No podía ni moverme. Estaba tirada en el césped con Malec tumbado a mi lado.
Mientras corríamos y Malec era llevado por Alec no paraba de hacer gruñiditos a Alec como si le metiera prisa.
-¿Ahora que toca? -me atreví a preguntar.
-Nada por ahora. Por la tarde haremos algo más relajado.
-¿Por la tarde también?
-Claro -dijo riendo.
-Mejor déjala. No vale la pena el esfuerzo con ella -escuche la voz de Katya.
-Ahora no -me queje tapándome los ojos con el brazo.
-Katya ya vale -se quejó Alec.
-Es que solo se queja de estar aquí. No para de molestar. ¿No había mejor humana que elegir?
Llegó ese momento en el que la paciencia rebosa del vaso y se esfuma.
Me levanté gracias a la adrenalina que estaba inundando mi cuerpo y me lancé contra ella, tomándola por sorpresa y lanzándola al suelo.
Empezamos a agarrones mientras rodábamos como croquetas. Mientras Alec nos decía que paramos.
Sólo logró separarnos cuando los brazos de Rayan la cogieron a ella y la levantaron. Yo pensando que está era la mía para pegarle, ya que estaba sujeta, me tiré de nuevo contra ella. Los brazos de Alec me rodearon antes de poder llegar.
-Calma fiera -dijo entre risas a mi oído.
Nos quedamos calladas retándonos con las miradas.
-Katya te has pasado -comento Rayan, que la tenía agarrada en un abrazo desde la espalda.
-Pero si a empezando ella. Ella es la que se ha lanzado contra mí -se quejó.
-Pero porque tú no paras de picarme e insultarme. ¿Tú no habrías saltado llegado un punto? -dije yo metiéndome en la conversación.
-Ya vale. Haced las paces ya. ¿Por qué entre chicas la relación tiene que ser tan complicada? -salto Rayan suspirando.
-Yo no quiero nada con ella -respondió Katya.
-Yo menos ya -dije.
-Pues trabajar sin piques y sin peleas. Estamos en una misión -dijo Alec, que aún me tenía agarrada.
-¿Por qué habéis parado el entrenamiento? -escuchamos la voz de Quinn a nuestra espalda.
Todos nos giramos a mirarle. Se estaba sentando en el banco.
-Chicos entrenad, Janet tu ven.
Alec me soltó con reticencia y le dedique una sonrisa antes de ir con Quinn. Me había librado de más entrenamiento.
-Dime -dije sentándome a su lado.
Los demás se habían puesto a pelear entre ellos, y por lo que parecía era un todos contra todos.
-Quiero que te concentres el en leopardo. Quiero que desde aquí lo protejas.
-¿Cómo lo voy a hacer?
-Es tu compañero, piensa que Rayan y Katya lo quieren matar y por lo que sea Alec va perdiendo. Tienes que sentir algo.
-Algo. Cómo que es tan fácil -murmure.
Pero igualmente me centre en ellos. Primero me los quedé mirando como si intentará ver la forma en la que pelean, pero solo me quedé por unos momentos hipnotizada por lo guapos que eran los tres animales.
Luego sacudí la cabeza. Ya vale de distracciones. Me fijé en el leopardo y al poco de concentrarme bien, note como mis manos picaban, como si tuviera miles de hormigas correteando en mis palmas.
-Mira tus manos -me dijo Quinn con sorpresa en su voz- increíble.
Baje la mirada y vi que entre mis manos había como una masa viva, transparente con toques azules y lilas. Al mirarla perdí la concentración y la masa desapareció.
-¿Qué era eso? -pregunte a Quinn.
-Tu poder -me respondió con orgullo.
-¿Mi poder es hacer una masa?
-No. tu poder es crear campos de energía -levante la ceja a modo de pregunta silenciosa- la puedes usar a modo de escudo o de defensa o encerrar al agresor en uno de los campos.
Estaba tan flipando que no sabía que decir, no podía parar de mirar las manos.
Malec salto a mis manos y me miró mientras hacía sonidos con alegría. Cómo se me felicitara por haber conseguido usar mi poder.
-Venga vuelve a intentarlo -me pidió antes de avisarles a los demás que entrenarán con mayor velocidad.
Mientras puse a Malec en mi regazo y vuelvo a intentar concentrarme, pero no funcionó porque estaba más pendiente de mis manos que de lo que tenía que estar.
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Centinela de la luna
FantasyJanet nunca imagino que por un extraño colgante tuviera que vivir toda una nueva aventura junto con unos seres mágicos que intentaran protegerla y ¿Quién sabe si también la ayudaran a encontrar el amor?