Capítulo 52

5.4K 519 9
                                    

(Alec)


No podía creer lo que estaba ocurriendo. No podía ser que no se acordará de nada de lo que había pasado, de ninguno de nosotros, de mí. Aún podía sentir el vínculo que teníamos nosotros dos ¿cómo era posible que ella no lo pudiera sentir? No lo entendía, no quería creer que eso pudiera ser posible.

Pero la cara de Janet lo decía todo. Éramos unos extraños para ella. Me había abatido con esos ojos desconcertados llenos de precaución. Porque pensaba que estábamos tratando de hacerle daño o de aprovecharnos.

Todo el camino a la habitación la pude notar nerviosa, seguro que por nuestra presencia. Agradecí que por lo menos nos dejara acompañarla hasta su habitación. Aunque lo que en verdad necesitaba era estar ahí parado y tenerla todo el rato bajo mi vigilancia. Para ver cómo recuperaba su memoria y para no perderla de vista nunca más.

-¿Y ahora qué vamos a hacer? -pregunto Katya mientras caminábamos para salir del hospital.

-Ahora Malek ya está con su madre. La misión ha terminado, ahora ya está -declaró Quinn, aunque podía notar que no le gustaba la idea.

-¿Qué quieres decir con que ya está? -pregunto un poco alterado Rayan mientras rodeaba a Katya por los hombros- Vamos a seguir juntos ¿no?

-¿Y cuál es tu plan? -preguntó Quinn.

-Yo pensaba que nos iríamos a algún lugar y viviríamos o juntos o muy cerca, por lo menos -admitió Rayan.

-Y esos eran los planes –interrumpí mi silencio- Yo quería que nos mudáramos a un casa que he comprado. Está cerca de la familia de Katya, además es lo suficientemente grande e insonorizada como para hacer nuestras vidas tranquilamente. Y tengo toda la intención de llevarme a Janet en cuanto se recupere, pero vosotros podéis hacer lo que queráis.

-¿Si Janet no recupera la memoria que vas a hacer? –preguntó Quinn.

-Eso no es una opción –aclare de manera feroz.

Se hizo el silencio por unos segundos hasta que pasó una ambulancia. Dejando atrás una estela con el aroma de Janet.

No pude evitar sonreír de medio lado por el coraje de Janet. Estaba intentando huir de nosotros. Eso demostraba lo valiente que es. Obviamente no tardé ni dos segundos de más en salir tras la ambulancia. Los chicos me siguieron, aunque no paraban de preguntarme qué pasaba. En cuanto estuvimos en el coche se lo expliqué.

-¿Qué la están trasladando a otro hospital? –preguntó Rayan desde el asiento de atrás del coche.

-No lo creo –Intervino Quinn- No es lógico que la lleven de un lado para otro de esta manera. Normalmente se hacen algunas pruebas antes de cualquier traslado.

-Está tratando de huir –aclare acelerando un poco más, por las prisas de seguir a la ambulancia.

A las pocas calles la ambulancia desconectó la sirena y las luces. Eso no era normal. ¿Qué pasa? ¿La ambulancia ya no tiene prisa? ¿Ya no hay emergencia? Esto era demasiado sospechoso.

-Estamos tomando la ruta hacia fuera del pueblo ¿A dónde va? –preguntó Katya mirando por la ventana.

Eso me gustaría saber a mí. No sabía que tenía Janet en la cabeza. Pero era demasiado evidente que tenía un plan con el que no estaba contando con nosotros. Como la última vez. Eso me hacía plantearme si habíamos hecho algo para que pensara que no somos de confianza o si nunca se había sentido una más a nuestro lado. Ninguna de las opciones que me venía a la mente era buena y eso me enfureció, pero al mismo tiempo me entristecía.

-Creo que la hemos asustado demasiado. Imagínate que despiertas no recuerdas nada, eres una humana, y te encuentras con nosotros cuatro hablando sobre la Diosa de los Cielos y demás. Si le costó creerlo la primera vez, la segunda más -comentó Rayan- ¿Y no sería mejor intentar acercarnos a ella como si nada hubiese ocurrido y volver a formar amistad? Así por lo menos no la perderíamos ¿no?

-No la hubiese dejado ir antes, tampoco ahora. Además ahora es tarde para eso, ya nos considera unos locos -le conteste.

En cuanto vi que la ambulancia paraba frente a una estación de autocares, frené el coche de golpe, provocando que los demás se quejaran por mi culpa. Los conductores de la ambulancia salieron para abrir la parte de atrás. Como no era sorpresa para mí, vi cómo ayudaban a Janet a bajar, luego les agradecía y entró en la estación.

-Se va a ir -dije como noqueado. Tenía claro que se estaba intentando escapar, huir de nosotros, pero era como si la realidad me hubiera pegado en la cara.

-Vamos -me instó Rayan para salir del coche- Que la perderemos.

-¿Y si eso es lo que en realidad quiere? ¿Y si es lo mejor para ella? -pregunte asustado.

-¿Me has traído hasta aquí, conduciendo como un loco, para luego no hacer nada? O sales tú o voy yo -me regaño Quinn- Deja de pensar tonterías. Es tu compañera, no la puedes dejar ir.

Salí del coche como un resorte, dejando a los demás atrás, estaba cruzando las puertas de la estación cuando escuche

-Esto es por su bien, pero no esperaba que fuera tan duro. Me duele mucho. ¿Por qué tiene que ser todo tan difícil? -era la voz de Janet.

Enseguida la localicé revisando el panel de la estación.

-Eres tú la que complica las cosas -dije sentándome a su lado.

-¿Pero qué haces aquí Alec? -pregunto sorprendida.

-¿Aquí qué te parece? Me iba a mi casa ¿Y tú no tendrías que estar en el hospital? -pregunte intentando no alterar.

-¿Como que a casa? ¿Y los demás? ¿Así iba a acabar todo?

Su cara cambió cuando me vio sonreír. Se había dado cuenta que se había descubierto a sí misma con lo que acababa de pasar. Mi corazón se llenó de nuevo, casi me saltaron las lágrimas de la emoción, y la alegría porque aún nos recordaba volvió, aunque aún estaba algo preocupado por su intención de abandonarnos.

-Menos mal -fue lo único que atine a decir antes de agarrarle la cara para besarla y que no pudiera escapar.

Necesitaba ese beso más que respirar.

Centinela de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora