Capítulo 15

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(Janet)


Notaba mucho calor, hasta tal punto que estaba sudando. Pero cuando me quise quitar la sabana de encima fue cuando noté que lo que tenía encima no era una sábana, pesaba más. No recordaba que me hubiera tapado con nada más.

Entreabrí los ojos muy poco para ver que era y me encontré una bola blanca y azul al lado de mi cabeza. Me tire hacia atrás, para ver que era y mi espalda topo contra algo duro, caliente y con falta de ropa, era el pecho de Alec, que me tenía rodeada con un brazo por debajo del pecho.

No supe si chillar y salir corriendo de la cama o chillar y tirarle a patadas. Contuve mi impulso de gritar al ver que por lo menos él llevaba pantalones y yo seguía vestida igual que como me acosté. Moví su brazo para sacarlo de encima mío. Me deslicé al lado contrario de la cama y vi que aún seguía dormido. No podía creer que estuviera aquí. ¿Cuándo había entrado? ¿Por qué había entrado? Yo no le había dado permiso.

Empecé a zarandearle el brazo para despertarlo.

-Alec, despierta. Alec...

Él solo gruño en protesta y se revolvió para enterrar su cara en la almohada. Le sacudí un poco más, hasta que entreabrió los ojos.

-¿Se puede saber que estás haciendo aquí? -intentaba mantener un tono normal pero me salió medio ahogado.

-¿Mmmm...? -parecía tan confuso como yo.

-¿Por qué te has colado en mi habitación? ¿Eres un pervertido? -dije tapándome más con la sabana.

-No, te equivocas... -dijo mirando a su alrededor- Yo... Yo me fui a dormir a mi cuarto ¿Cómo me has traído?

-Eso. Ahora échame la culpa a mi ¿Acaso crees que puedo levantarte un centímetro del suelo? No soy Hulk, no tengo súper fuerza.

-Te puedo jurar que yo me acosté en mi cama y no me he despertado hasta que tú me has sacudido.

Nos quedamos mirándonos confusos. No podía ser. Porque si estuviéramos fuera entendería que podía ser por alguna criatura mágica, pero dentro de la casa no se podía usar nada de magia. Eso era lo que Quinn había dicho.

Inconscientemente pase la mirada de Alec a la criatura. Que estaba desperezándose a mi lado. Cuando acabo se medió arrastro hasta subirse a mi regazo.

-No sé qué pensar... Necesito...

-Mejor me voy. Hablaremos de esto luego, cuando estemos más despiertos -dijo levantándose de la cama.

-Vale, si... ¿Y qué pasa con...?

Aun no sabía cómo llamarlo. Criatura me sonaba a monstruo e hijo de la diosa de los cielos era demasiado largo y pomposo.

-¿Quieres que me lo lleve? Aunque no te hará nada. Lo sabes ¿No?

-Si. Bueno, da igual, déjamelo.

-Vale, me voy a duchar -dijo sonriendo antes de salir.

Me baje de la cama y miré a la criatura.

-Dime la verdad. Has sido cosa tuya ¿verdad?

La única contestación que recibí fue que se pusiera a hacer la croqueta por la cama con alegría.

-No eres de mucha ayuda ¿sabes? -dije mientras cogía ropa para ducharme.

En cuanto acabe y salí del baño, me encontré con que la criatura había arañado la puerta del baño y estaba toda la madera desgarrada.

-¿Pero qué has hecho? -le pregunté, para luego murmurar- ¿y ahora qué hago? ¿Lo ignoro y no se lo digo a Quinn o se lo digo y pago por esto? ¿Cuánto puede costar esto? ¿Y si lo arregla con magia?

La criatura se lanzó contra mí y empezó a escalar por mi pantalón para luego llegar al jersey y quedarse en mi hombro.

-Por el momento no diremos nada.

Baje a desayunar, ya estaban todos los chicos en la cocina. Faltaba Katya por llegar. Saludé a todos y me senté entre Alec y Rayan, dejando libre el hueco al otro lado de Rayan, para ella.

-Quinn ¿te puedo preguntar una cosa sobre tu magia?

-Claro -contesto este mostrando interés por lo que le iba a preguntar.

-La magia que hiciste para esta casa, para que no se pudiera hacer nada mágico dentro ¿La has quitado?

-No, ¿Por qué? -pregunto frunciendo el ceño- ¿es que ha pasado algo?

-Bueno es que... -mire a Alec de reojo quien asintió, diciéndome sin palabras que le contara lo que había pasado- La cosa es que anoche le deje a Alec la... el... bueno esto -dije señalando la criatura- y esta mañana Estaban en mi cuarto.

Quinn miro a Alec levantando una ceja, incrédulo.

-Vaya Alec, sí que te das prisa -comento Rayan riendo, poniendo un brazo sobre mi hombro- esta no me la esperaba.

-No es eso. Yo me acosté en mi cama y me he despertado en la cama de Janet.

En ese momento apareció Katya. Solamente yo note como miro el brazo de Rayan sobre mí, antes de mirarme a mí con unos ojos que parecían querer matarme. Disimuladamente hice que me soltara. Me gire a Quinn. No quería una pelea con ella recién empezado el día.

-Sinceramente ahora no tengo mucha idea de lo que ha podido pasar. Pero consultare en la biblioteca, mientras entrenáis.

-¿Yo también? -pregunte sorprendida.

-Claro. Tu práctica con Alec -me dijo antes de mirar a Alec- suave, nada de pelea.

-Lastima, yo ya te tenía ganas -dijo Katya, haciéndose notar mientras se sentaba.

Nadie contesto a su comentario. Desayunamos mientras hacíamos suposiciones de que era lo que había podido pasar. Al final llegamos a la conclusión de que había tenido que ser la criatura, aunque aún no supiéramos como.

En cuanto acabamos Rayan, Katya, Alec y yo salimos al jardín. Rápidamente Rayan y Katya se convirtieron en animales y se fueron a entrenar.

-Vale. Tú y yo vamos a correr. ¿Preparada?

-¿Qué?

-Ya -dijo antes de salir corriendo.

Tarde unos segundos en reaccionar y empecé a correr. Obviamente él me sacaba cada vez más ventaja. Aunque podía notar que corría más lento de lo que podía, para no dejarme atrás. Mientras me iba animando a continuar.

Si todos los días iban a ser así, acabaría con un cuerpo de gimnasio en menos de un mes.

Centinela de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora