Capítulo 42

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(Janet)


Llegamos a las afueras de mi pueblo. Casi podría afirmar que era el mismo claro en el que estábamos al principio. Donde los conocí a todos, me enteré que era una diosa que tenía poderes, entrenamos juntos, me uní a Alec y también nació Malek. En verdad si pensamos en ese claro hace que la nostalgia me invada. Me trae muchos recuerdos.

Nos acercamos a pie al pueblo, para no llamar la atención. Pero según nos acercábamos podía notar como si algo hubiese cambiado. No sabría decir exactamente el que, ya que todo estaba exactamente igual pero no se notaba igual. Tenía una sensación extraña.

No era por Malek, ya que la gente lo veía como si fuera un perro grande. Quinn le había lanzado un hechizo. Era una ilusión óptica, para que los humanos lo vieran como si fuera un perro normal y no una criatura mágica.

-¿Quieres saludar a alguien, ya que estamos aquí? -preguntó Quinn.

-Después de ir a mi librería pasaré por la cantina que hay al lado. Seguro que ellos habrán notado mi ausencia. También con los vecinos, cuando pasemos por mi casa.

-No sé a vosotros pero, a mí, la piel se me está erizando. Me siento incómoda aquí -comentó Katya mirando alrededor buscando algo- la última vez, no se sentía así el pueblo.

-Tienes razón, es como si algo muy turbio pesara sobre el pueblo -afirmó Rayan pasando el brazo por los hombros de Katya.

Alec no dijo nada pero lo podía notar tenso. Según avanzamos por el pueblo, la incomodidad y la tensión aumentaban. Alec estaba tan tenso que su lado protector tomó parte de él inconscientemente y me llevaba apretada contra él. Casi iba tropezando con mis propios pies.

-Alec, me vas a ahogar -acabe por quejarme, dándole golpecitos en el pecho, cuando llegó un punto que me costaba respirar.

-No quiero que te separes. No me siento cómodo. Y sobre todo, no hagas tu truco de parar el tiempo ¿Vale? -me advirtió aflojando un poco el agarre- No sé qué es lo que pasa pero esto está raro.

-Sí, tenemos que andar con cuidado. Janet no te separes, iremos todos juntos. Si estos tres notan algo raro no es una broma -dijo Quinn.

Eso hizo que me pusiera en guardia. Que todos dijeron eso hacía que yo también me sintiera incómoda en el pueblo que consideraba mi hogar.

Lo primero que hicimos fue ir a mi tienda, pero a medio camino recordé que la llave la dejé en casa, así que tuvimos que ir hacia mi casa. Parecía hasta cómica la escena de los 5 caminando por la calle.

-Tu pueblo... ¿Tiene habitantes? -preguntó de golpe Rayan.

No somos muchos los que vivimos en el pueblo pero normalmente siempre hay alguien en la calle. Pero en esta ocasión Rayan tenía razón. No nos habíamos dado cuenta, que en todo este rato apenas habíamos visto a nadie. Creo que nos hemos cruzado con dos personas contadas.

Habíamos llegado a la calle mayor y literalmente no había nadie paseando. Normalmente siempre hay gente paseando por aquí.

-Lo mejor será que nos movamos rápido -comentó Katya, que iba pegadita a Rayan.

Todos estuvimos de acuerdo así que no nos demoramos caminando. Llegamos a mi apartamento sin ningún problema. Dijimos que solo subiríamos Alec, Malek y yo para coger mis cosas, pero tal como estaba el ambiente acabamos subiendo todos.

Lo poco que me quedaba y Quinn lo convirtió en una maleta que literalmente cabía en la palma de mi mano. Si no estuviéramos en este tipo de situación me podría haber parado a pensar en lo cómodo que sería viajar así. Con las maletas dentro de tu bolso o en el bolsillo del pantalón.

-Tu piso es muy pequeño -comentó Rayan que estaba sentado en el sofá con Katya- aquí un cambia formas no cabe.

-No critiques mi piso. Era perfecto para mí, que no soy una cambia formas.

-Por eso te querías ir del pueblo ¿no? -me rebatió.

-El piso no tenía nada que ver con mi marcha.

-Perdona, has hablado en pasado ¿Como que "era perfecto"? ¿Porque ya no es perfecto para ti? -pregunto Katya.

-Porque está conmigo y como bien ha dicho Rayan, este piso es pequeño para un cambia formas -Alec intervino salvándome de una conversación que no me apetecía tener.

-¿Pero qué hablas? Si para entonces aún no te había conocido. No seas... -se interrumpió de golpe Katya.

No supe porque se quedaron los tres en silencio de golpe, pero instintivamente también me quedé callada, a la expectativa de que ocurriera alguna cosa. Alec me había enseñado a captar ese instinto a través del vínculo. Incluso Quinn pegó su espalda a la pared para ver de reojo por la ventana, no hizo ni sonido. También sabía que pasaba algo.

Quinn apartó la cortina poco a poco, tiempo suficiente para ver como el cristal se agrietaba por la piedra que lanzaron desde fuera.

Estuve a segundos de gritar, pero Alec fue más rápido que yo y me tapo la boca con la mano para acallar el grito.

-No hagas ruido. No creo que sepan aún que estamos aquí. Han lanzado eso para probar si caemos y nos asomamos. Quieren comprobar que hay alguien. Así que tranquila. Yo estoy aquí -me dijo por el vínculo.

-Perdón. Me asusto, no me lo esperaba -conteste de igual manera agradecida de poder controlar, más o menos, esto de hablar por el vínculo.

Quinn echó otra ojeada y se apartó de la ventana. Nos alejamos todos de las ventanas y puertas, para poder hablar sin que fuera se nos escuchara.

-Estamos rodeados por muchos tipos de criaturas -comentó Quinn- No solo panteras. Hay lobos, zorros, osos... la lista es larga. Si bajamos ahora estamos muertos.

-Si nos quedamos aquí también -puntualizó Katya.

-Tenemos que buscar la manera de salir... A mí se me ocurre que Janet haga el truco de la cúpula y los duerma a todos y luego escapamos -aportó Rayan.

Pero Alec se negó enseguida. Porque la última vez casi sale mal y porque no sé controlar ese poder aun.

Centinela de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora