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Me levanté por el ruidoso despertador, lo apagué y con mucha pereza me levanté, no sin estar los famosos "10 minutos más" en la cama. Hice lo rutinario, pero esta vez cuando con Camila estábamos llendo hacia la escuela, en la calle no había nadie, solo una camioneta cruzada en el medio de la calle. Nuestra intención no era frenar, pero no podíamos pasar, así que decidimos ir a pedir que movieran su móvil. De un momento a otro salieron 5 personas (hombres), nosotras nos miramos y nos quedamos congeladas, no sabíamos que hacer; uno de los hombres se acercó, me agarró y tapó mi boca, intenté golpearlo, pero era imposible, mi amiga no podía hacer nada, los hombres la estaban golpeando. ¿QUE HAGO? ¡Ay... no lo sé!

-¡YA DEJENLA! -grite con todas mis fuerzas- ¡ELLA NO TIENE NADA QUE VER! ¡USTEDES ME QUIEREN A MI, DEJEN DE GOLPEARLA! -volvi a gritar, no sin antes morder la mano del hombre que me sujetaba. Estos me hicieron casa y la dejaron donde estaba. Se encontraba toda lastimada, voy a matar a los responsables de esto.

Una vez me subieron a la camioneta me taparon los ojos con vendas, supongo que para no ver el camino. No podía sacarme la imagen de Cam en el suelo, lloraba como una nena cuando sus padres la retan, pero ella estaba toda golpeada, me frustra no poder hacer nada, es algo que no aguanto.
El viaje en la camioneta fue silencioso, pero de esos silencios en los que si llegas a hablar te matan.

-¿Saben que esto es un secuestro, verdad? -pregunte como idiota que soy.

-Guarda silencio niña. -hablo uno de los hombres.

-Aver... ¿¡COMO QUIEREN QUE ME QUEDA CALLADA SI DEJARON A MI AMIGA AHI TIRADA COMO SI FUERA BASURA!? -grite

Nadie contestaba las preguntas que hacía, la situación me colmaba.
Cuando llegamos me sacaron de la camioneta de una manera muy bruta y me adentraron en un lugar, no supe que ligar era, ya que tenía puesta una venda que me impedía ver, pero por como se escucha cuando caminamos, es una especie de galpón viejo. Entramos a una habitación, me sacaron la venda y cuando me obligaron a sentarme en la silla que había suplique para que no me ataran, después de suplicar un rato estos accedieron. En la habitación sólo estábamos tres personas. Uno le hace una seña al otro, al parecer quería ir a hablar afuera de la habitación.
Salieron, aproveché para sacar mi celular y grabar todo, no era mucho, pero lo intenté. Le envié el video al primer chat que veía, ese chat era el de Ezequiel.

Yo: video.
Yo:Ubicación
Yo: Ezequiel, me han secuestrado, llama a la policía. Tengo el celular en silencio, avisa para que no intenten llamarme, voy a poner mi celular a grabar todo.

Eso fue todo, lo primero que hice fue esconder mi celular donde no lo vieran, me asomé para ver que no se acerquen, pero estaban hablando atrás de la puerta, por lo que pude oír algo.

-¿Ella vendrá? Es molesta.

-Si, lo sé.

Al parecer tenía como unos cinco minutos, me fui corriendo de un lado al otro, me duele el trasero de viajar tanto. Una vez entraron no me dijeron nada, solo se rieron de que estaba corriendo como loca.

-¿¡De que se ríen idiotas!? ¿¡Se están riendo de que me duele el trasero!?

-...- no contestaron, odiaba que hicieran eso, pero no les iba a dar el gusto de que me vuelvan loca. - Tenemos que vendarte y atarte ahora mismo.

-Ay... ¡No, porfavor! -odio esa venda, huele mal.

-Lo harás, no fue una pregunta. -estaba atada en la silla, tenía la venda olorosa puesta, cuando de golpe entra alguien, no hablo no dijo nada, solo se acercó a mi. Esta persona olía a chocolate y fresas. Era raro que un hombre oliera así, así que no me quedo otra que suponer que era mujer. Esta se encontraba en sumo silencio, no sabía si era por: era muda, no quería que la descubriera o estaba haciendo voto de silencio. Sea cual sea la opción, es horrible.

-Hola huérfana. -por fin hablo, pero esa voz era de... ¡MIERDA! Era de Raquel - ¿Como te han tratado mis hombres? -pregunta con un tono cínico.

-Mejor de lo que crees, cuñada... -no iba a dejar que me pisoteara de esa manera.

-No, te equivocas, yo no tengo ninguna cuñada huérfana, y menos hija de una asesina. -termino de decir y me tocó el cabello.

-Ja! Tu hermano no cree lo mismo. -le contesté, justo cuando terminé la frase pude sentir su mano intentando golpearme-. Para golpearme primero tienes que sacarte esas uñas, y segundo tendrías que tener gente para amortiguar tu caída.

-No necesito más gente, con mover un solo dedo estas muerta, yo que tu no me provocaría...

-No necesito ningún consejo de una secuestradora.

-Tu te la buscaste. -nose que es lo que hace, pero de golpe siento dos cosas frías, una en mis cien y la otra en el pecho, creo que moriré. - ¿Seguiras provocándome huérfana asesina? -pregunta esta.

-Si, si llego a morir no importa, pero al menos podré morir con dignidad, no como otras que acosan a la gente. -sabia a lo que me refería.

-¡Yo nunca lo acose! Esta bien, tu lo quisiste -hizo una pausa- ¡Disparen!

De golpe sentí como algo impactaba fuertemente contra mi cuerpo. ¡Duele como una mierda!

-AHHHH -grite lo más fuerte que me salió-. ¡PERRA! -me tomo por el pelo.

-Solo fue para mostrarte quien manda. -susurro en mi oído.

¿Cuando diablos se va a terminar esto?
Ayuda, porfavor, ¡que alguien me ayude!
¿Cuanto tiempo más resistiré?

Ya no aguanto, siento como comienza a caer la sangre de mi hombro, me comenzaba a marear, supongo que por la sangre que había perdido. Mi cuerpo no me responde, mis ojos me pesan, ahora se como se sienten las estatuas... ¿Por que nadie llegó por mi? Ayúdenme...

-Ay... pero miren que patética se ve. -dice la plástica loca, secuestradora, acosadora y asesina.

El intruso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora