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Los días pasaron, todavía estaba viviendo con los chicos y mi amiga. También me habían recomendado que fuera a un par de sesiones con un psicólogo, por lo del secuestro, suponían que quizás pude quedar con un trauma, o algo por el estilo. Hoy me tocaba ir al psicólogo, Ezequiel como siempre me acompañaba a todos lados, literalmente a todos lados.

¿Contaste que te persigue hasta la puerta del baño?

Eso lo hizo solo una vez, y lo hizo porque tenía miedo de que me pasara algo; igual lo regañe.
No debiste, debes asumir que amas su compañía.
Mm... no es que me moleste, pero creo que la palabra "amar" es mucho.
No solo amas su compañía, sino que también amas a el.
¡YA NO DIGAS MAS!
¿Te molesta que te diga la verdad?
Guarda silencio.

Mientras discutía con mi—idiota—conciencia, preparaba mis cosas. Una vez subimos al auto, nos dirigimos al "consultorio" de el psicólogo. Todo marchaba bien, hasta que empezó con las preguntas que tanto odiaba.

-¿Que opina de los hombres, o en su caso chicos? -pregunto este.

-Son todos unos idiotas, no saben lo que quieren, luego te traicionan y terminan lastimandote. Esa es mi opinión. -conteste con mi rostro, al igual que mi voz (neutral).

-¿Podría darme una explicación un poco más profunda?

-Creo que los chicos de mi edad no saben lo que quieren, es por eso que andan con cada zorra que se cruza por su camino. Es decir, no es que yo sea una santa, pero tampoco voy por ahí, haciéndole la vida deprimente a las personas, no les digo "Te amo" y luego juego con su corazón. respondió recordando lo que pasó.

-¿Que la llevo a creer eso?

-No debo compartir información personal con desconocidos.

-Hola, mi nombre es Luke, tengo 24 años. Ya no somos desconocidos.

-Oh, me caes bien. Bueno, te voy a contar.
Hace unos años iba a la escuela, al igual que todos, había un chico que siempre era el centro de atención, era lindo, popular, tenía todo lo que una chica busca en un chico. Mi amiga me dijo que no fuera inocente, y que me olvidara de él, que me lastimaria, entre otras cosas. Yo como tonta e inocente cai en la trampa de el, su nombre era Max. Un día me tropecé y me caí, el me ayudó a juntar mi cosas, se presentó, fue amable. Al cabo de unos meses nos hicimos amigos, yo quería algo más que una amistad, al parecer el también. Nos pusimos de novios. El pasaba mucho tiempo con sus amigos, cosa que nunca me molestó -tome aire y segui hablando-, un día el me dijo que tenía la casa sola, que podíamos ver películas y esas cosas; yo como tonta fui, una cosa llevo a la otra y terminamos en su cuarto, el había ido a buscar... bueno, ya sabe que fue a buscar -me daba vergüenza decirlo-. Su celular comenzó a sonar, atendi y antes de que pudiera articular una palabra hablo su amigo, le preguntó si... -comenzaron a inundarse mis ojos- el ya había ganado la apuesta... -empece a sollozar- ¡Yo era la apuesta! Mi virginidad era la apuesta -me tranquilice un poco y segui explicando-. Al cabo de unos días tuve que regresar a la escuela, y por si fuera poco todos me miraban, murmuraban, se burlaban, se reían de mi. Luego de atravesar los pasillos llenos de burlas y esas cosas, lo encontré a Max, el estaba besándose con mi enemiga, esta me miró y comenzó a reírse a carcajadas, el hizo lo mismo. ¿Así esta bien la explicación o quiere que se lo haga con dibujos? -pregunte algo molesta.

-Perfecta explicación. Le voy a decir algo, si el se burló fue porque era un idiota, no todos los chicos son así, hay chicos que quieren el bien... -en ese momento me llegaron recuerdo con los chicos, con Martín, Alexis, Ramiro, Agustín, en especial con... Ezequiel. El había dejado de ir a las fiestas para cuidarme, para no dejarme sola, estaba realmente preocupado, el se lo había dicho a mi madre.

*Flashback*

Me levanté de la cama con mucha pereza, escuche voces que provenían de la cocina, baje para ver de quien se trataba y eran mi madre y Ezequiel, no sabía de que estaban hablando, pero pude escuchar algo que me hizo sentir algo, muy parecido al hambre:

-Le prometo que a Lara la voy a cuidar con mi vida, no importa si tengo que dejar las fiestas, las chicas, o lo que sea que tenga que dejar.

-Ay... si mi hija se diera cuenta de que muchacho se pierde... -suspiro mi madre con pesadez.

*Fin del flashback*

Se que para algunos eso no significa mucho, pero para mi eso fue suficiente para quererlo más.

Mi vida sin los chicos y sin C no sería nada... es por eso que estoy infinitamente agradecida con ellos, porque estuvieron cuando nadie más estuvo:

•Cuando los profesores me regañaban por quedarme dormida en sus clases, ellos fingían que también se había quedado dormidos.

•Cuando le hicimos la broma a la loca de Raquel, ellos me ayudaron.

•Cuando lloraba por ver películas de amor, ellos lloraban conmigo.

•Especialmente cuando me secuestraron, ellos fueron a salvarme, no lo pensaron dos veces.

Y así, entre otras...

-¿Me podes contar de tu pasado? -odio hablar de eso.

-Creo que ya se terminó la sesión. ¡Chau! -en pocas palabras... salí corriendo.

Miedosa
Molesta
Aún así me amas...
Ni en tus mejores sueños.
En mis mejores sueños estoy felizmente casada con Augusto de "Bajo la misma estrella"
Oh... espero estar incluida en tu sueño.
Si lo estás.
¿De verdad? ¿Que soy?
Tu eres una piedra. Mira el lado bueno... Augusto te pisa.

Así estuvimos hasta que por fin salí hacia afuera, allí estaba Ezequiel, estaba hablando con una chica, en pocas palabras estaban teniendo un rosé.

Me acerqué y tomé a Ezequiel por el brazo.

-Amor... llegamos tarde para hacer la ecografía... -dije mientras acariciaba suavemente mi vientre. No pregunten porque lo hice, ni yo lo sabia.

El intruso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora