El intruso

#37

-Y YO TE DIGO QUE SE DESMAYO! -si no los detengo se empezaran a golpear

-¿De quien rayos hablan? -pregunte fingiendo enfado

-¡De ti! -dijeron los dos en unísono

-¿De mi? ¿Y yo que hice? -moria por saber todo

-Que le gustas a este imbecil, pero no te lo quiere decir -dijo el ojiverde-. Además a ti también te gusta, no me lo nieguen más.

-Bueno, ¿que tal si es así? ¿Habría algún problema si me gustara Ezequiel? -ya no lo soporto mas, quiero gritarlo a los cuatro vientos- Que yo sepa no tengo prohibido enamorarme, ahora que ya lo dijiste, gracias por arruinar una hermosa amistad.

-Es verdad, me gustas, es más, ya sé lo dije a tu mamá, ella fue la primera en enterarse -¿MI MAMA QUE?

-¿PRIMERA? ¿¡TODOS SABEN MENOS YO!? -empizo a entrar en crisis

-Los dejo solos, voy a cuidar a la enana -el ojiverde desapareció como si de un fantasma se tratara

-Responde -exigi

-Bueno... si. Es que hace poco me di cuenta de cuánto me gustabas, pero no sabia que era lo que tu sentías por mi, así que no quería arriesgar a perder tu amistad. ¿Soy culpable por tener miedo a amar y no ser amado? -intenta defenderse

-No, pero me molesta que no me lo hubieras dicho, que no confiaras en mi, que pensaras que por decirte que no quiero estar en una relación contigo, perderías mi amistad. Ahora que lo pienso bien... tu también me gustas, pero no quiero estar con alguien que no confía en mi, que actúa como si realmente no me conociera, además de que soy amiga de todos sus verdaderos amigos, tu también eres amigo de mis amigas, es un fastidio tener que lidiar con gente desconfiada, perdón, pero creo que lo mejor va a ser que nos separemos un tiempo -tras pensarlo detenidamente era lo mejor-. Perdón por no cumplir las espectativas que esperabas de esta conversación.

-Si, esta bien, no es tu culpa. Mañana voy a buscar mis cosas -se refería a lo que estaba en mi casa-. ¿Te llevo a tu casa?

-No, gracias -respondi fríamente

2 semanas después:

-Maldito bastardo! Desvuelveme mi celular o te mataré! -gritaba mientras corría.

-Ja! Primero jura que me escucharas. -grita el mientras corre

-De acuerdo! Prometo escucharte, pero detente! ¡YA NO PUEDO MAS! -lo seguí corriendo como diez putas cuadras, mi estado físico es el peor.

-Ya, escúchame -dijo Ezequiel.

-¿Que es lo que quieres? Casi muero. -exagere

-Yo no... desconfíe, solo tenía miedo.

-¿Miedo? ¿Que eres un niño que le teme a la oscuridad? -pregunte con un tono de cinismo.

-Miedo de que no sintieras lo mismo que yo -dice obvio-. Ya me da igual, después de que haga esto, promete que no me darás un golpe o me dejarás sin descendencia. -¿a que se refiere?

-¿Hacer qu... -me tomo por la cintura y me dio un suave y cálido beso.