Cartas con mi primo, el criminal condenado.

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Draco sintió como alguien le movía y abrió los ojos con reticencia, ¿que acaso un mago no podía dormir tranquilo? Asesino con la mirada al desgraciado que se atrevió a despertarlo pero el infractor no pareció pada nada arrepentido de su horrible transgresión.

— Vamos Draco, no puedes dormir en la sala común. — Dijo Cedric pero para probar que de hecho si podía tan solo se acomodo mejor sobre la mesa y volvió a cerrar los ojos sacándole una risa al mayor. — Oh Dragoncito, ambos sabemos que te dolerá la espalda sin mencionar que babearas sobre todos tus importantes papeles

— No babeo. — Contestó sonando ligeramente ofendido pero aún así se estiró de mala gana para ordenar sus documentos, después de todo no quería arruinar todo su trabajo duro, no con la navidad tan cerca.

— Por supuesto que no. — Sonrió divertido Cedric ayudando a Draco a sacar sus cosas para guiarlo a su habitación sabiendo que cuando estaba somnoliento era un peligro andante.

— Gracias Cedric. — Dijo una vez que llegó a la puerta de su dormitorio y Cedric tan solo acarició su cabello con suavidad.

— No hay de que dragoncito. — Respondió dejándolo para poder ir a su propio dormitorio.

Draco camino a su baúl y guardo sus papeles con cuidado, estaba seguro que era la primera vez en esta vida que trabajaba tanto por un simple regalo, pero esperaba que valiera la pena y si no... Bueno suponía que tendría que ir a  Callejón Diagon por un regalo al igual que con el resto de los regalos de su lista.

Este año le preguntaría a sus padres si podía ir con alguno de sus amigos eso de seguro haría comprar los regalos de sus padres mucho más fácil.

Draco se sentó en su cama mirando una de las ventanas de la habitación y suspiro, mañana a primera hora enviara las cartas y con algo de suerte tendría una respuesta pronto para conseguir el regalo adecuado, porque por supuesto Harry Potter tenía que ser la persona más difícil para encontrar un regalo.

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Remus estaba en su pequeña casa regresando de uno de los turnos nocturnos de su trabajo cuando un búho blanco como la nieve comenzó a tocar a su ventana.

Eso era raro, Remus no recibía cartas muy seguido, su círculo de amigos se había vuelto reducido con el tiempo — a casi cero si debía ser honesto — y hace tiempo que no estaba en contacto con su familia ¿Alguna oferta de trabajo? De vez en cuando le llegaban algunas, pero era más que nada como reemplazante y todas de forma temporal.

Abrió la ventana para dejar entrar al ave y está dejo un sobre en su mano.

— ¿Malfoy? — Vio la cresta familiar en el sello y muy bien, ahora está carta tenía todo su interés.

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Sirius leyó la carta una vez más solo para asegurarse de que leyó correctamente, y luego volvió a leerla una tercera vez solo por si acaso. Sip las palabras eran las mismas y el contenido de la carta seguía sin cambiar.

Solo por las dudas  leyó la carta una cuarta vez.

Querido Primo Sirius.

Mi nombre es Draco Abraxas Malfoy, hijo de tu prima Narcissa Black, y su esposo Lucius Malfoy, actualmente tengo 11 años y me encuentro en mi primer año atendiendo a la escuela de Hogwarts, lamento decir que mis genes no fueron suficiente para meterme en la casa de las serpientes o la de los leones como fue tu caso, y en su lugar terminé en la de los tejones, pero ese no es el punto de la carta.

Recientemente me hice amigo de Harry Potter y como sabrás pronto se acerca navidad y me preguntaba si podía solicitar tu asistencia para encontrar un regalo adecuado para él.

It Was Really Not that Kind of Game. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora