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Oriana

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MARATÓN 1/2

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Entré al colegio escuchando "Low Key" de Babi, desde ayer que no salía de la cama porque me la pasé pensando toda la madrugada en Mateo, en sus miradas, en su sonrisa, en su voz; directamente, lo pensé a él siendo él. Recordé que hoy le tomaban el recuperatorio a Mateo y tenía esperanzas de que mis explicaciones hayan valido la pena, pero si le iba mal, me iba a sentir peor porque eso significa que no soy buena explicando estos temas.

—Trolita.— saludó Brenda sacándome un auricular, le sonreí a medias dejando un beso en su mejilla pero ella frunció el ceño al ver que no le contesté, siempre lo hacía, pero hoy no me sentía bien.— Epa, ¿pasa algo? 'Tas rara, Ori.— acotó acomodándose la mochila en su hombro izquierdo.

—Sí, es que todavía me duele la cabeza desde la joda.— mentí riendo mientras guardaba los cables en el bolsillo chico de mi pantalón.— ¿Vos? ¿Te seguiste hablando con el pibe?— cambié de tema para no ponerme incomoda, ella asintió alegre.

—Hoy a la tarde nos juntamos en la placita que está cerca de mi casa.— sonrió aliviada, me alegré por ella pero a la vez pensé en Valentín, no le había comentado nada de lo que me dijo mi amiga, y no quería que él sufra por culpa de ella.

—Voy al baño, ¿me acompañas?— pregunté en susurro parandome en medio del camino, ella hizo mohín con su boca negando con la cabeza.

—Tengo que dejar unas cosas en preceptoría, pero después nos encontramos con los chicos.— propuso y volví a asentir, nos separamos con una sonrisa de por medio.

Caminé sin apuros hasta el baño de mujeres, miraba para todos lados porque no había mucha gente hoy, era viernes pero me parecía raro igual. Entré a uno de los cubículos e hice mis necesidades rápidamente ya que estaba en la hora, salí y me lavé las manos, en ese momento, vi cómo entraba Renata a lavarse las manos también, medio que me empujó para ponerse al lado mío.

—No veo muchas razones para empujarme, pero está bien.— alcé los hombros captando los ojos de la rubia, ella rodó los suyos agitando sus manos cerca del espejo, llenándolo de agua. Definitivamente, a esta le falta educación.

—¿Estás contenta?— me miró una vez más, yo frunci el ceño corriendo mi pelo para un costado.— Ya que tanto te gusta hablar de mi con Mateo, estarás satisfecha de que no me haya comido en la joda de Ignacio, ¿no?— habló con tono burlón, son las ocho y cuarto de la mañana, no era horario para discutir con una piba que no conecta dos neuronas.

—Yo no hablé de vos en ningún momento con él Renata. No sé qué peli te comiste.— aclaré mi garganta secando mis manos, para mi mala suerte, la rubia me sacaba una cabeza y media, eso me hacía más enana de lo normal.

—Hablá bien, tarada.— me retó entre dientes, me empezó a sacar con solo corregirme cómo hablo.— Si tan necesitada estás de que te cojan, conseguilo vos. No arruinando el chamuyo de otros, ¿querés?— ordenó dejándome confundida, ¿quién era para hablarme así?

—Que Mateo no te haya comido no es culpa mía.— recordé media obvia, ella revoleo sus ojos chistando su lengua contra el paladar.— A Ver, Renata. No me importa lo que hace Mateo, él es libre de hacer lo que quiera, y si hablo con él es porque somos amigos, pero en ningún momento fuiste nuestro tema de conversación.— mentí, salvo en la joda de hace dos días que fue nuestro principal debate, estaba flasheando cualquiera.

bad boy; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora