bad boy; trueno.

17

Oriana

Estaban todos en silencio mientras leíamos un tema nuevo sobre Filosofía, era sobre la magnífica pregunta de por qué existimos. Después de esta hora teníamos un recreo de veinte minutos, yo solo me dedicaba a prestar atención a lo que leía pero era imposible después de la mañana agitada que tuve. El celular me volvió a vibrar en el banco, entonces solté la lapicera con cuidado y me fijé que el profesor esté en lo suyo, también Brenda ya que estábamos juntas, y agarré el celular desbloqueándolo.

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mateito

podemos hablar en el recreo?
van a ser cinco minutos nada mas
por lo menos para aclarar las cosas ://

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Negué sintiendo que se me formaban pequeñas lágrimas en los ojos pero traté de no pensar en eso, y seguí con lo que estaba haciendo anteriormente para quedarme tranquila. Pasaron unos cinco o diez minutos, como mucho, y sonó el timbre haciendo que todos festejen por lo bajo.

—Ya saben, quiero que me contesten por qué gastamos tanto oxígeno para la semana que viene.— pidió el mayor antes de que todos salgamos del aula.

Me paré de mi asiento con Brenda mientras charlábamos de cualquier cosa, por momentos me olvidé lo que me había pasado con el morocho y dejé que la tranquilidad me gane un poco.

—¿Te llevás bien con los nuevos?— preguntó en susurro viendo a los nombrados, quienes estaban caminando delante nuestro mientras charlaban de un tema que mucho no escuchaba. Yo asentí confiada viéndola de reojo.— Parecen buena onda.— admitió sacando su paquete de chicles, me ofreció uno pero yo negué, de igual manera le agradecí con una sonrisa.

—Hablales. No muerden, o eso no hicieron conmigo.— aclaré corriendo mis mechones para un costado. Mi amiga accedió inflando un globo con lo que mascaba hasta que sentí que me tocaron el hombro con cuidado, me di vuelta frenando en medio del camino para encontrarme con la silueta de Renata, era la última persona que me quería cruzar ahora.

—Quiero hablar con tu amiga, ¿te vas?— la miró a la castaña con una sonrisa plasmada, haciendo que me ponga de mal humor.

—Andá, yo después te alcanzo.— calmé a mi amiga, ella le dio una última mirada con furia a la rubia y se fue caminando para adelante. Me agarró la inseguridad de que me eche en cara lo que hizo con Mateo, no quería saber los detalles pero tenía muy en claro que era muy forra y que quería verme mal.— Rena, te pido por favor que la hagamos corta, no quiero pelear con vos y menos sabiendo que estoy de mal humor.— suspiré poniendo mis manos al costado de mi cintura.

—Quedate tranquila que no te voy a sacar mucho tiempo.— agregó, agaché la mirada ya que, con solo verla, se me bajaba la autoestima; tenía alta cintura y su cuerpo era divino, después estaba yo.— Te quería agradecer, porque gracias a vos es que Mateo me comió la boca, y estoy muy contenta por eso. Me lo merecía.— mordió su labio inferior, la piel se me erizó como nunca antes y se me formó un nudo en la garganta sin pensarlo.— Y... wow. No sabía que eran tan amigos como para que le pidas eso.

—Sí, somos muy amigos.— acoté con una sonrisa en el medio, me dolió mucho decir eso, pero no me quedaba otra.— Me alegro que hayan chapado, se nota que se tenían ganas con eso.— felicité tragando en seco.