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Oriana

—Pero música decente, pelotudo.— se quejó Daniel poniéndose los auriculares, le íbamos a hacer preguntas mientras que él escucha música a todo lo que da, la idea es que después haga todo lo que le pidamos.— ¡Poné Gilda, Manuel!— ordenó relajándose en el asiento.

Estábamos en el patio de mi casa, como nos aburríamos y ellos estaban a punto de irse, Brenda tuvo la idea de jugar a esto y yo ya tenía en mente lo que le iba a decir a Daniel. El morocho se iba a quedar a dormir porque mi vieja seguía haciendo guardia, mi hermano se fue a la casa de sus amigos para hacer una previa.

—Se va a drogar con Gilda.— dijo Valentin, quien estaba abrazado a mi cintura a la vez que fumaba un porro.

—¡¿Qué?!— preguntó a los gritos el rubio con el ceño fruncido, definitivamente no escuchaba nada.— No escucho una mierda, loros.— bufó bailando.

—¿Te gusta la poronga?— moduló mi mejor amiga a Daniel, este se quedó callado sin entender nada y trató de descifrar lo que decía la castaña.

—Sí, soy de Boca.— contestó asintiendo, solté una risa por lo bajo a la par que mordía mi labio inferior.

—¿Te pajeaste más de una vez en un día?— continuó el ojiazul.

—Creo que sí.— contestó seguro.

—¿Le harías un pete a Pimpeano?— dijo Manuel cruzándose de brazos.

—¿Que si la metí por el ano? Obvio.— chistó, esto ya no era gracioso, era un poquito asqueroso de escuchar.

—¿Le entrás a Manuel?— hablé esta vez yo, el nombrado me miró nervioso y yo a él, para después sonreírle burlona.

—Totalmente.

El pelado me miró de reojo y me hizo seña de que me iba a matar, en cambio los demás estaban tentados con la respuesta de Daniel. Le hicimos unas cuántas preguntas más y sus respuestas eran más bizarras que las otras, hasta que me tocó a mí contestar, cuando justo había vuelto Mateo del baño.

—¿Ya está?— preguntó Brenda y yo asentí, me puse una canción aleatoria de las quinientas que habían en mi playlist, y me retumbaban los oídos.

Ya de por sí era medio sorda, y capaz que ahora estaba contestando cualquier pelotudez porque tampoco sé leer labios, soy muy bruta para todo y no me sale nada.

—No entendí, pero sí.— le contesté la pregunta a Daniel y todos se lo quedaron mirando a Mateo, se empezaron a tentar y yo no cazaba una.— No se rían, no entiendo nada.— me quejé acomodándome los auriculares.

Me hicieron otra pregunta y contesté como la anterior, si antes estaban tentados mientras miraban a Mateo, ahora era el doble. El morocho se me quedó mirando y también reía, tenía miedo a lo que llegué a contestar con un sí;—Qué cagazo me agarró.— hablé aguantándome la risa.

Y así siguieron, cada vez estaban más tentados con todas las preguntas y Mateo no sabía dónde meterse de lo avergonzado que estaba. Me saqué los auriculares esperando a que se dejen de reír un poco, pero yo también comencé a hacerlo. En la mesa se prendió una pantalla de un celular, y era el mío, seguro era una llamada antes de que termine el día de felicitaciones.

bad boy; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora