BB || "Dejá de hacerte el superior acá, porque si no te conociera, me caerías para el orto"
Donde Oriana y Mateo se tienen un amor-odio a lo largo de toda la secundaria, pero en el último año hubo un cambio radical por parte de los dos, generando as...
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Empezando por el viaje estudiantil, no pasó nada interesante, fue el más aburrido que tuve hasta el día de hoy en toda secundaria, apenas tuvimos una sola noche libre y se nos cortó la luz en todo el hotel, o sea que, literalmente, nos cagamos de aburrimiento. A la única que no vi fue a Renata, gracias a Dios, porque si ya me cagaba la existencia de este colegio, si iba a ese viaje me iba a cagar la vida por completo.
—¡Feliz cumple!— me gritó Brenda haciendo que me asuste, era como la quinta vez en el día que me lo decía y apenas eran las once y media de la mañana. Estábamos en hora libre pero igual tenía sueño, anoche me quede hablando y charlando con amigos y familiares que me felicitaban por cumplir años.— Perdón, pero feliz cumple, por si no te lo dije.— aclaró abrazándome por los hombros.
—Tranquila, me lo dijiste como ochenta y cinco veces, pero no importa.— suspiré pasando una mano por mi frente.
—Bueno, feliz cumple.— bromeó de vuelta, siempre hacía eso todos los años, cuando le digo que pare, más intensa es, aunque no me podía quejar.— ¡Feliz cumple!— repitió abrazándome por los hombros, yo se lo correspondí riendo.
—Ya entendió que es su cumpleaños, Roberta. Callate.— se quejó Daniel sentándose al lado mío.— Feliz cumple.— acotó pero Brenda lo miró mal.
—¿Valentín y Mateo todavía no vinieron?— preguntó Manuel cambiando de tema, ambos dijeron que iban a llegar tarde porque les surgió un problema, no sabía qué era pero tampoco quería andar encima de ellos como una vieja insoportable.
—Me dijeron que para la hora del recreo venían.— informó mi mejor amiga sin soltarme.— Feliz cumple.— me miró con una sonrisa.
—Qué insoportable, péguenle.— pidió en susurro Daniel, pero se llevó un saque por parte de la castaña.— Pará, bruta de mierda.— le frenó la mano dándosela vuelta, un poco más y se la saca.
—Kung Fu Panda, ¿eres tú?— consultó sorprendido el pelado, haciendo que suelte una carcajada.
—No, Chapu Martínez, pedazo de tarado.— corrigió, Brenda y yo nos volvimos a reír más fuerte.— Yo te traigo la copita menstrual.
Seguimos hablando durante toda la hora de cualquier pelotudez, la verdad que era un día más y no me importaba si era o no mi cumpleaños, yo seguía esperando a que me salude mi papá, si es que se acordaba; el año, pasado, un día como hoy, me quedé hasta las doce menos diez de la noche despierta esperando un llamado o mensaje suyo, el cual nunca llegó ni apareció.
