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Oriana

—¿No le preguntaste por eso?— consultó mi mejor amigo pero y volví a negar, le acababa de comentar lo que pasó en mi casa con el celular de Mateo, después de eso me sentía rara porque también lo sentía distante hace días.

—Tengo miedo de que esté pasando algo y yo no esté enterada, Brenda también está rara y Daniel y Manuel más tarados, sos el único que me está escuchando ahora.— murmuré acomodando mi mochila.

Poniéndonos en un contexto breve, Mateo estaba cortante y lo notaba distraído cada vez que hablaba, también estaba pendiente del celular y ya no tenía tiempo para venir a mi casa, solo nos juntábamos en el colegio y apenas hablábamos. Brenda estaba igual de rara que él, fumaba más que antes y eso indicaba que estaba nerviosa por algo. Y los otros dos restantes ni hablar, callados y sin pelear, algo estaba pasando.

—Yo intenté sacarle algo a Brenda pero no habla, cada dos por tres me pregunta cómo están vos y Mateo, cuando le contesto que medio medio, se pone nerviosa de la nada. Si vos no entendés, yo menos.— acotó Valentín mirando para adelante.

—¿Decís que le pregunte a Mateo qué le pasa?— pregunté mirando para el mismo lado que él, ambos estábamos entrando al colegio.

—Sí, o no sé. Porque seguro te dice que no pasa nada, como siempre.— suspiró rodeando su brazo por mis hombros.— Pero vos quedate tranquila que estoy seguro que no hiciste nada malo.— murmuró en mi oído y yo asentí.

—Ayer me la pasé llorando, siento que lo estoy perdiendo y que está volviendo el Mateo de hace cinco meses atrás.— dije cruzándome de brazos enojada.

—Allá están los tres, vamos y les preguntamos qué les pasa, ¿dale?— propuso, asentí por segunda vez pero con un cagazo de la puta madre.

Nos acercamos con lentitud pero justo se callaron cuando estuvimos en frente de ellos, se me llenaron los ojos de lágrimas porque, definitivamente, algo raro estaba pasando entre nosotros y ni Valentin ni yo estábamos al tanto de la situación.

—¿Por qué siempre se callan cuándo Oriana viene? ¿Qué les pasa?— interrogó con tono enojado el ojiazul, se volvieron a callar pero Brenda se me quedó mirando con pena.— Brenda, ¿podés hablar o también te vas a callar?

—Es que no podemos decir nada, se lo tiene que decir Mateo.— habló agachando la mirada Manuel, fruncí el ceño sin entender por qué tanto misterio.

—¿Vino él?— pregunté con ansias.

—Ahora está hablando con Renata en los pasillos de primero...— informó mi mejor amiga, pero no escuché lo último que dijo ya que comencé a caminar con rapidez hasta donde dijo ella.

Escuchaba que me llamaban para que vuelva, varias veces repitieron mi nombre pero Valentín los frenaba para que pueda ir en paz. Limpié la única lágrima que me salió en el momento por desconfiada y sensible, yo hasta no saber nada, no iba a llorar.

Ya llegando a los pasillos de las aulas, el corazón se me aceleró al escuchar justo sus voces, y sé diferenciar una discusión de una conversación normal, ellos directamente estaban discutiendo. Me apoyé contra la pared y tragué en seco, quiero estar segura de que lo que vaya a escuchar sea una simple discusión y nada más.

—¿Tan cara dura vas a ser?— dijo la rubia, la escuchaba angustiada y asustada a la misma vez.— ¿Por qué no admitís que la cagaste con Oriana, Mateo? ¿No se lo dijiste todavía?

—¿Por qué se lo tengo que decir yo si fuiste vos la que hizo todo esto?— contraatacó casi a los gritos Mateo.— Ponete a pensar qué es lo que hiciste como para que ahora me eches la culpa a mí...

bad boy; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora