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Oriana

Entramos con Brenda al colegio y vimos de reojo a nuestros amigos charlando cerca de las aulas, por ende nos acercamos con la segura intención de meternos en su conversación. Me había levantado de mal humor ya que hoy a la noche teníamos la joda y no tenía ganas de ir, pero ya sabía lo que iba a decir la mayoría, entonces no me quedaba otra que asistir.

—Trola, me parece que me toca a mi preguntarte.— habló mi mejor amiga mientras yo tomaba de la botella de agua que me había comprado hace unos quince minutos en un kiosco, la miré confundida y asustada a la vez.— ¿Qué onda con Mateo?

—¿Onda? ¿Con Mateo?— repetí sorprendida y ella asintió dándome la razón, le puse la tapita a lo que tomaba, ni siquiera yo sabía que tenía onda con él ni me interesaba tenerla.— Mm, no. No me pasa nada con él, ¿por qué lo preguntás?— fruncí el ceño guardando la botella en mi mochila.

—Amiga, cargan una tensión sexual que se nota de acá a China, y no me podés decir que no porque los chicos opinan lo mismo.— advirtió señalandome con el dedo índice.

No me había puesto a pensar que teníamos una "tensión sexual", lo único que hice fue dirigir unas palabras fuertes con él pero, más allá de eso, no quería pasar. Sabía muy bien todas las que me hizo y que se lo facilite de esa manera sería muy estúpida, si el morocho me trató diferente por no coger con alguien, yo lo iba a tratar de esa misma manera.

—Aparte me pareció muy raro que hayas tardado tanto en volver del baño, porque no hacés eso.— rió por lo bajo reconociendo lo que había charlado con Mateo, por dentro me quería matar.

—No...— tomé una pausa para pensar alguna excusa rápida y creíble.— Me quedé viendo Twitter por un rato, y después me sacó charla Mateo pero no le di cabida.— mentí, no estaba preparada para contarle lo que pasó justo a ella a pesar que no existan los códigos por ahora.— Bren, si un día me llega a flechar Mateo, que dudo que lo haga, y te lo cuento; ¿vos te enojarías?— consulté en susurro, tenía miedo por su respuesta.

—No veo un motivo por el cual me tenga que enojar, Mateo y yo no fuimos mucho que digamos.— argumentó abrazándome por los hombros.— Una no puede controlar sus hormonas sexuales hacia ese chabon, es imposible.

—Flasheé que era la única que lo pensaba.— dije más tranquila después de lo que me contestó, ahora sí le podía confiar lo que llegué a pasar con él.— Por Dios, la conversación más turbia la tuve con ese pelotudo, tenía ganas de irme.— eché un suspiro mirándola de reojo, ella soltó una carcajada.

—¿De qué hablaron?

—De la nada empezamos a hablar de pajas, tipo él me dijo que yo me pajeaba con sus fotos.— informé tratando de expresarme con las manos porque las movía demasiado.— Y me dijo que él se pajeaba con Moria Casan, ¡con Moria le mandó el mogolico!— reí mirándola, Brenda no paraba de reírse conmigo.— Y después me chamuyó preguntándome si se podía pajear con mis fotos, está re chapita.

—La técnica es que subas fotos hoy y esperes a que te comente algo.— propuso, estábamos a pocos pasos de acercarnos por completo a nuestros amigos y siempre usábamos la misma táctica, cambiabamos de tema rotundamente y teníamos la suerte de coincidir, o sea, pensamos lo mismo en el momento.— Yo lo hacía cuando estaba re necesitada de él, después caía a mi casa y listo, estaba regalada. Esa es la regla de oro.

bad boy; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora