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Oriana

—Bren, ¿te puedo hacer una pregunta?— frunci el ceño mirando a la castaña mientras salíamos del vestuario, ya cambiadas para irnos a nuestra casa, ella asintió encendiendo un cigarrillo.— ¿Cuántos chongos o novios tuviste? Digo, es que me hablaste de tantos chicos que no me acuerdo cuántos eran ni los nombres.

—Contando a Mateo, estuve con cuatro pendejos.— informó soltando el humo y con dos de sus dedos sacó de su boca lo que fumaba.— ¿Te acordás cuando tuve algo con Manuel?— rió por lo bajo y yo también lo hice, no podía creer que ellos dos estuvieron juntos, pero ahora, por suerte, son mejores amigos.

—Por lo menos ahora se llevan bien ustedes.— trague en seco acomodando mi mochila, vi de reojo que los chicos también salían de su vestuario, todavía nuestros amigos estaban adentro.

—Reconozco que era muy tierno conmigo, pero eso mucho no me iba.— alzó ambas cejas dándole otra calada al cigarro.

—Qué paja saber que yo ni chongo o chonga tuve.— me crucé de brazos mordiendo mi labio inferior, y guardé silencio cuando recordé cuántas veces me boludearon desde que empecé la secundaria.— Al final voy a tener que seguir enamorada de los personajes de las series que veo.— bufé.

—Que los pibes de acá no reconozcan la belleza que se pierden, culpa tuya no es, Ori.— dijo segura de sí misma y rodeó uno de sus brazos por mis hombros.— Eso sí, el miércoles para la joda quiero que te pongas perrísima, y que escabies como la uno.— me susurró haciéndome reír de nuevo.

—Bueno, tan en pedo no me puedo poner. Al otro día tenemos colegio.— recordé y ella me miró mal, no le gustaba ni siquiera que hable de las materias.

—Por una vez en tu vida no pienses en el colegio.— palmó mis hombros ofreciéndome lo que fumaba, pero yo negué con cara de asco.— Algún día tendrías que probar esto, no es tan malo como dicen. Un porro y ya está.

—Ya me veo adicta a eso y ni en pedo.— negué con la cabeza terminando con la charla de los porros.

Vi de reojo que los chicos ya salieron y venían hacia nosotras, la mayoría estaba con mala cara porque habían perdido el partido. Valentín se puso al lado mío y lo noté un poco cansado y enojado por la cara que tenía, lo abracé por los hombros haciendo que el ojiazul apoye su cabecita en mi hombro.

—Después necesito hablar con vos, Ori.— murmuró también abrazándome por la cintura y yo asentí.

—¿Y a este qué le agarró?— frunció el ceño Daniel señalando a mi mejor amigo, yo hice mohín con la boca.— Ya está grande para hacerce el bebito, señor. Vaya a laburar.

—Callate, Dani.— lo miré mal y el enano rió, por mi parte, acaricié la nuca del castaño viendo cómo Mateo estaba charlando algo con Manuel mientras ambos fumaban un porro, el cual compartían.

—Yo me voy a mi casa que tengo que cuidar a mi hermana.— avisó Brenda.— Puta, venite a casa a la noche, voy a estar solita.— me suplicó haciendo puchero, yo suspiré para luego asentir y después ella se acercó para dejar un beso en mi mejilla, acto seguido le revolvió el pelo a Valentín.

—Avisá al grupo cuando llegues.— repitió Mateo mirándola de reojo y la castaña asintió, saludó a todos por igual y se fue por la puerta de entrada del colegio. Me sorprendió que ahora Mateo y Brenda se lleven bien, desde que cortaron no se hablaron nunca más.

—¿Van a la joda de Nachito?— interrogó el pelado acercándose a nosotros, yo veía cómo mi amiga se iba caminando, cosa que genero que no le preste mucha atención a lo que dijo Manuel.

bad boy; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora