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Oriana

Una vez que terminé de acomodar todo mi escritorio, el cual estaba lleno de libros y fotocopias del colegio, me tiré a mi cama con la mente en blanco por segunda vez en el día, algo había pasado hoy que hizo que todos estemos chapitas, porque en el grupo que teníamos en WhatsApp con el curso nos peleamos todos contra todos, él único que no habló fue Mateo, cosa que me alegró y preocupó a la vez ya que él era muy metido cuando se trataban de discusiones en el grupo. Habían pasado varias semanas de lo ocurrido con el morocho y los demás.

Una parte de mí me decía que fui muy sincera con él y que capaz lo había lastimado, pero otra me agradecía de haberle aclarado todo desde ese entonces con lo ocurrido sobre Valentín. Pero mis pensamientos se interrumpieron cuando alguien tocó la puerta de mi habitación, yo le dije que pase a la persona quien sea.

—Oriana, dos sanciones en lo que van del mes.— me retó mi vieja con un tono serio, casi nunca hablábamos de cosas del colegio porque me aburría hacerlo, pero con ella era distinto y más cuando se enojaba.— ¿Qué pasa que de la nada te la agarrás con los profesores? Te macheteaste en una prueba, estás contestadora con el de Arte, ¿mañana que va a pasar?— frunció el ceño apoyándose en el marco de la puerta.

—No sé, ma. Pero el viejo choto ese está jodiendo a la nueva piba.— suspiré sentándome contra el respaldo de la cama, la mayor se quedó mirando la hoja donde informaba la segunda suspensión.— Perdón, ya me voy a poner las pilas de vuelta con las materias.— murmuré estirando las mangas de mi buzo.

—Es que a mí no me importan las materias, con que te saques un seis yo ya estoy contenta, pero ¿te estás peleando con alguien o estás enojada por algo?— preguntó sentándose al lado mío, yo me quedé pensando en si contarle sobre Mateo o dejarlo pasar, metiendo una mentira, pero ya la chamuyé un montón este último tiempo.

—Me gustaba un pelotudo, eso es lo que pasa.— informé echando mi cabeza para atrás, respirando profundo. Mi vieja se quedó callada ya que nunca le contaba sobre esto, yo también tendría su misma reacción.— Y digo gustaba porque di por terminada esa especie de enamoramiento hacia él.— agregué echando otro suspiro.

—¿Puedo saber quién es?

—El idiota de Mateo, lo odio.— dije entre dientes y ella rió a carcajadas.

—Nunca hablé con él, pero sí con su papá. Lo veo medio dejado, como que no quiere a su hijo y se nota muchísimo que lo explota a más no poder en la casa.— habló, la mire de reojo sorprendida y, como una pelotuda que no lo iba a superar nunca más, me empecé a preocupar.

—¿A qué te referís con que lo explota en casa, ma?— consulté tratando de no sonar tan alzada, aunque por dentro me estaba muriendo de angustia.

—En las reuniones de padres no se presentó nunca, tampoco colaboró con sus salidas de primaria, y ahora informó al colegio que no podía pagar las cuotas porque perdió el trabajo. Yo no sé cómo vive Mateo con un padre así, me da mucha pena.— acotó preocupada, no sabía ya qué hacer con lo que había dicho antes.— Le dije que si quería que lo ayude con algo que me diga, yo no tengo problema; pero me dijo que no hacía falta porque lo estaba obligando al hijo a conseguir trabajo.

No era una santa con estos temas, pero al saber que me pasé tres pueblos con él me dejó con un nudo en la garganta. Pero tampoco justificaba que lo que hizo él no estuvo bien, lo que pasa es que yo soy muy blanda y me dejo llevar por las palabras de las personas, igual iba a mantener mi orgullo durante bastante rato hasta que se me pase el "enojo", porque no es enojo lo que tengo, es decepción ya que, por momentos, pensé que Mateo de verdad estaba cambiando, aunque sea un poquito.

bad boy; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora