Sara

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Apenas se dejó caer de espaldas Luke intentaba conciliar el sueño, pero empezaba a resultarle difícil. Buscar una posición correcta era cada vez más tedioso, su cabeza no dejaba de tirar miles de ideas y preguntas. No llegaba a entender por completo todo ese día. Como si aquel juego de "Verdad o reto" solo se tratase de un sueño.

Lo que esperaba era que Sophia después de todo el desastre ocurrido estuviese molesta y no le dirigiera la más mínima atención, después de todo era eso lo que se merecía. Sin embargo, todo eso cambió en un solo segundo en la escalera ¿Con que tanta anterioridad lo habría pensado? ¿Creía en todas sus palabras?

Después de todo lo dicho ahí solo debía guardar silencio, aunque quería saber más y lo único que tuvo a mano fue redoblar aquella apuesta y que se repitiera la siguiente noche. Ahora esas ansias era lo que inundaba sus inseguridades que ella no apareciera tras su puerta.

Fueron horas en que se preguntaba las mismas cosas como un eco en su mente que le cortaba el aire por momentos, hasta que el cansancio lo tomó y todo quedó en silencio. Poco a poco su vista se volvía borrosa cayendo rendido, sabiendo que solo duraría un corto tiempo hasta que su alarma lo hiciera sobresaltar.

Fue corto, pero no tenía opción, se sentó sobre la cama apagando ese molesto sonido de el reloj digital que había recibido en su cumpleaños.

Se rascaba los ojos buscando su teléfono con la mirada. No recordaba cuando lo usó por última vez.

El enojo el día anterior le había ganado. Cuando reviso entre su cajón y encontró a aquel teléfono apagado con la pantalla partida. Aun así, logro encenderlo mientras se dirigía al baño para ducharse y empezar su día.

Lo dejo sobre el borde del lavado y se metió bajo la ducha intentando que todo lo que cargaba además de sueño se fuera por el desagüe.

Su imagen se perdía por el vapor que gobernaba el pequeño cuarto, hasta que una luz al fondo se encendió. El teléfono empezó a vibrar incansablemente anunciando la llegada de incansables mensajes que habían quedado trabados por varias horas.

¿De qué se trataría tantos? Porque además de dos grupos que tenía en el chat no hablaba nadie más hasta el cansancio. Probablemente sólo sería esa gente molesta que en vez de ocupar el grupo para lo que fue creado hablaban solo por momentos contando chiste al aire o mandando imágenes que no eran bien recibidas por todos.

Se vistió ahí mismo, y tomó su teléfono para sacarse todas esas dudas. No eran solo pérdidas de tiempo, sino una cadena a una tragedia que él sabía anticipadamente, todo se resumía en la última frase "tenemos que hablar"

La pelea en el recreo y el haberla dejado plantada a la salida no le afectaba en lo más mínimo, de no ser por aquel mensaje ni siquiera podía recordadlo.

Pero ella no tenía la misma suerte. Solo tendría que estar seguro que iría a escuchar todo lo que diría, y solo respondería si fuese necesario, pues la conocía y muchas veces podría tener un carácter y un afán por saberlo todo.

Apenas salió del cuarto del baño chocó con Sophia que esperaba ser la siguiente, pero apenas quiso saludarla ella miró hacia otro lado entrando y cerrando la puerta del baño en sus espaldas. Y lo mismo fue en el desayuno, empezaba a cuestionarse si esa reunión en la madrugada había sido solo un sueño.

La mañana pasó rápido entre esquives y ayuda a sus padres, no valía la pena que él buscara respuestas de su novia en medio del celular, pues solo empeoraría las cosas, por suerte el tiempo estaba a su favor.

Fue un viaje incómodo hacia la escuela, por momentos volvía la mirada hacia su hermana, queriendo volver a hablarle, su madre ya le había dicho que eso sería temporal y ella misma seria quien volvería a él.

Entre SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora