LA CUEVA AZUL

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Habían llegado a un lugar un tanto peculiar cuyo suelo era de un plateado azulado intenso, las paredes y el techo tenían el mismo color y estaban hechos con el mismo material. La temperatura descendía más que en la aldea. La luz y sombra se fusionaban entrechocando mutuamente. Cayeron a ese duro suelo desde un tres metros de altura. No era nada pero si estaban algo confundidos. Tanto Sarada como Shinki al ver al Septimo se sorprendieron pero éste aludió diciendo que estaba cerca cuando sucedió aquello y los siguió.

La voz del enemigo resonó en el lugar que parecía un laberinto total.
- Bienvenidos sean a mi mundo, este lugar alberga las peores pesadillas. En buena hora vinieron hasta aquí ya que nunca más podrán salir. En cuanto al chico de la visión...me aseguraré de pulverizar su mente y voluntad para volverlo un fiel súbdito mío.

Las crueles carcajadas retumbaron en el lugar pero los tres permanecieron en silencio sin permitir que las emociones los delate. Sabían que eso buscaba el enemigo por lo tanto no les darían con el gusto. Naruto cerró los ojos para concentrarse.

Necesitaba rastrearlo pero costaba bastante debido a que el lugar era muy grande. Boruto lo necesitaba más que nunca y él no le fallaría porque antes que ser Hokage era padre. Eso lo pudo aprender perfectamente. Una vez que rescate a su hijo se ocuparía de ese enemigo de una vez por todas. Ahora que estaba en su territorio podria usar su poder al completo y sin problema.

Sarada estaba desesperada ya que la desaparición de Boruto la preocupaba en extremo, miraba a todas partes pero solo sombras veía y escasa luz. No había ni una sola pista de Boruto. Esto la hizo mirar a Shinki con furia:

-¿ Quién demonios es este enemigo? ¿A quién nos enfrentamos? Se honesto Shinki
- Es poderoso y busca extender su poder mediante trampas. Usa buenos ninjutsu y genjutsu. Pero su mejor habilidad son los portales espacio -tiempo. No está solo, cuenta con aliados que son tan habiles como él.

Sarada pensaba en Boruto, sabía que si quería salvarlo con éxito debia trabajar en conjunto con Shinki y el Septimo combinando fuerzas y tecnicas. Por su lado, Shinki se sentía dividido en dos. El que anhelaba volver a vivir el amor con Boruto sin importarle nada y el que queria tener todo bajo control considerando que el amor era de débiles e ingenuos. Pero en esos momentos solo podía pensar en Boruto y su situación.

Estaba cautivo por culpa de él mismo después de todo llevó esa amenaza a su aldea. Tenía que salvarlo a como dé lugar.

"Boruto, tú...a pesar de haber sido muy frío contigo estos días y no hablarte durante dos largos años te lanzanste a salvarme sin importarte tu propia seguridad...Boruto".

Aquel dolor que sentía desde que se alejó de él, hacia dos años, se intensificó tanto que en ese momento creyó enloquecer. Ese sentimiento fue creciendo en su interior pese a él mismo y ahora que Boruto estaba en peligro simplemente no podía ser frio ni racional. Solo quería salvarlo y lo más pronto posible. Su máscara de fría indiferencia se agrietaba cada vez más.

Encima Sarada sentía por Boruto lo mismo que él, solo que ella podía estar a su lado y contaba con el amor de él.

Sacudió la cabeza intentando alejar esos pensamientos de su mente ya que ahora tenia en frente una misión muy importante que cumplir.

Después de todo fue su idea lanzarse a este sitio para salvarlo. No permitiría que nada malo le pase.

"Boruto...antes de caer en poder del enemigo me dijiste..."mi amor'. O sea que aún me amas, tú sigues amandome...¿cierto Boruto?...te salvaré....juro que te salvaré".

- Lo encontré - dijo repentinamente el Septimo rompiendo los pensamientos de ambos - Pero está muy lejos. Sin embargo puedo sentir su chakra.
- Hay que salvarlo - Dijo desesperada Sarada
- Si - contestó el Séptimo - Pero primero tenemos que elimirar a todos ellos.

Recién ambos se percataron de que estaban rodeados de criaturas deformes ocultas entre las sombras. Espalda contra espalda se cubrieron mientras analizaban a esos extraños enemigos.

Naruto podía oir a su hijo llamandolo desesperadamente, sus gritos resonaban en su mente. Esto sucedía por la alineación del chakra que solían hacer en entrenamientos pasados.

"Papá...ayúdame...¡Papá! ¡Sacame de aquí! Papá...te necesito".

Naruto sabía que desesperarse no era la solución por lo tanto suspiró y se encendió en un dorado brillante al usar el poder de Kurama. Les indicó a Sarada y Shinki que retrocedieran y él personalmente se ocupó de todos esos enemigos multiplicandose. Así en poco tiempo todos estuvieron derrotados y los clones de sombra de Naruto desaparecían.

- Vamos pero no se confíen - dijo el Séptimo - Hacia la izquierda, por ahí está Boruto.
- Lo sé - respondió Shinki - Ésto fue solo una prueba, los verdaderos rivales aún no aparecieron.
-Boruto - susurró Sarada - Resiste...allá vamos a salvarte.

SECRETOS DE UNA PASIÓN (BORUSHIN) (SASUNARU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora