22. "Necesitamos hablar."

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Pronto llegó el jueves y ya estábamos en la última clase, Física. El profesor seguía explicando en la pizarra y yo seguía copiando lo que el hombre peliblanco decía y escribía en el pizarrón. Miré hacia el frente para memorizar lo que escribió y luego volteé mi vista hacia abajo para escribirlo. Inmediatamente, algo rebotó sobre mis apuntes.

Una bolita de papel. Okey.

Miré a Charlie a mi derecha y estaba muy concentrado, así que él no había sido. Chris estaba atrás de él y estaba igual que el rubio.

Tomé el papel y lo abrí, leí lo que decía:

"Necesitamos hablar."

Fruncí el ceño, ¿quién demonios había escrito esto? Talvéz ni siquiera era para mi. Así que lo ignoré y seguí.

Otra bolita de papel cayó exactamente frente a mi. Buena puntería. Excelente, a decir verdad.

Abrí el papel y lo leí:

"Te veo después de clases, en las graderías de la cancha."

Okey. Empezaba a pensar que la chica que hablaba demaciado tenía razón, nunca se sabe si un violador está sentado a tu lado o si te lanza bolitas de papel. Definitivamente estaba nerviosa.

Volteé mi cabeza y, al hacerlo, encontré los ojos verdes mirándome fijo. Bastante fijo. ¿Por qué Kendall quería hablar conmigo? ¿Por qué siquiera me lanza papeles?

Luego de un par de segundos en los que ambos nos mirábamos fijo sin que nadie más lo notara, la campana sonó, provocando que todos se pusieran de pie y taparan mi vista. Los imité y tomé mis cosas, para luego salir de la clase con mis dos amigos.

Ellos charlaban y yo solo estaba concentrada en mis pensamientos, ¿por qué quería Kendall charlar? Al final del día del martes, le dije que no volviera a besarme. Pero lo que no le dije, era que sus besos me ponían los nervios de punta y esa era la razón por la que no quería más besos...

Eso definitivamente no se lo diría a nadie.

Después de lo que le dije el martes, el miércoles no se me acercó para nada, entonces era extraño que hoy quisiera hablar conmigo.

—¿Kendall?–la voz de Charlie me sacó de mis pensamientos– ¿Estás bien?–asentí levemente.

—¿Quieres que te lleve a casa?–preguntó Chris y negué.

—Iré caminando.–fingí una sonrisa y ambos me miraron no muy convencidos.

—Kendall, si estás molesta por lo de Rouge, yo...

—No, Charlie–le interrumpí–, eso... no importa en realidad.

Mentira. Sí importa.

—Bien.–dijo no muy convencido– Nos vemos mañana.–ambos se despidieron y se fueron en el auto del castaño.

Genial. Ahora gracias a Kendall tendría que caminar.

No, le diría que me lleve. De por sí, fue él el que me dijo que quería hablar conmigo. ¿Por qué siquiera había accedido a hablar con él?

Caminé hasta las graderías de la cancha y me senté en las de primera fila. Ya todos se estaban llendo, así que solo esperaba a que Kendall no me hubiera engañdo.

—Hey.–escuché a mi izquierda y volteé mi cabeza hacia ese lado. Allí estaba Kendall. Se sentó a mi lado y me miró. Yo lo miré esperando a que hablara.

—Y... ¿De qué quieres hablarme?–pregunté para terminar esto rápido. El silencio me estaba poniendo la piel de gallina... ¿Era el silencio? Ojalá que sí.

Kendall y KendallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora