15. "-¿Te digo que es gracioso?"

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Caminamos extrañamente de la mano hasta la pista de baile y, para mi buena suerte sarcástica, solo daban canciones lentas.

Su mano se colocó en mi espalda y la mía en su hombro, estaba nerviosa. Muy nerviosa.

Peligrosamente nerviosa.

—¿Sabes bailar?–le pregunté cuando empezamos a movernos.

—No muy bien, para ser sincero, pero sé moverme.–noté el doble sentido en su oración y negué con cabeza– ¿Tú?

—Sí. Soy... o era, bailarina en Washington.

—¿En serio?–asentí– Ya veo por que hacías tan bien el baile erót...–se detuvo al ver mi cara que decía: "Di una sola palabra más y te mato."– ¿Cuanto tiempo tienes de estar en Seattle?

—Hmmm... Desde que terminó el primer semestre.–tenía tiempo de estar en Washington, pero no me acostumbraba aún.

—¿Prefieres Seattle o Washington?

—Mil veces Washington.–confesé. Ese siempre será mi hogar.

—¿Por qué?

—Ahí está mi casa, mi vida, mis amigos... Además, no tengo por qué preferir Seattle, hasta ahora no me ha dado nada del todo bueno.

Excepto a Connor, Chris y Charlie; como dije antes.

—¿Ah no?–lo sentí bajar su mano, así que tomé su brazo y lo subí hasta mi espalda otra vez. Él rió fuertemente– ¿Hay alguna razón por la que no extrañes Washington?

Sí que la había.

Asentí.

—Y... ¿Cual es?

—¿Por qué quieres saberlo?–levantó sus hombros y rodé mis ojos. Abrí la boca para hablar, pero fui interrumpida por la voz de mi hermano.

—Disculpen, pero hay un chico que llamó a tu teléfono y dice que es importante.–dijo mostrándome mi aparato blanco.

Connor.

Lo tomé y me disculpé de ambos para salir al jardín y marcar el número de Connor.

¿Hola?

—Hey.–dije adentrándome en el jardín.

¿Me llamaste?

—Sí...–no sabía como pedirle disculpas por algo que no recordaba.

Es que estaba con mi hermana menor...

—¿Tienes una hermana?–pregunté, eso no lo sabía.

Sí, tiene 8...–notaba su voz incómoda, él estaba incómodo.

—Bien–suspiré–, te llamaba para... pedirte perdón.–no dijo nada y continué– La verdad es que no recuerdo nada de lo que pasó... Pero quisiera que me dijeras por qué discutimos ayer...

¿Quien te dijo que discutimos?

—Kendall.

¿Por qué hablaste con Kendall?

Mierda.

—Él me ayudó a... volver a casa.

¿De verdad? Eso es raro.–sonaba confundido, pero eso era lo que había pasado, ¿no?

—Sí... quería pedirte disculpas por cualquier estupidez que yo haya dicho anoche, de verdad.–podía escuchar su respiración– ¿Connor?

Ah, sí... Eso... No fue toda tu culpa. Solo...–se aclaró la garganta– Me puse algo... molesto. Pero ya pasó. ¿Tu estás bien?

Kendall y KendallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora