56. "Aceptado."

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- ¿Estás listo para irnos? -preguntó Christina, la madre de Kendall.

- Sí. -él se incorporó, ya que se había acostado. Yo estaba en el sofá al lado de la camilla- Kendall vendrá con nosotros. -su madre me miró.

Sabía que era una mujer muy simpática, pero no me quería con Kendall.

- Bien.

Solo eso dijo y se acercó a llevarse las cosas de Kendall, para seguidamente desaparecer por la puerta.

- ¿Vamos, niña? -lo miré y él rió.

Me recordó lo que me dijo Connor: Kendall era un año mayor, estaba repitiendo el curso.

- Vamos. -sonreí y me levanté para ayudarlo a ponerse de pie. Le tendí las muletas para que empezara a andar.

Seguimos andando hasta que encontramos a Chad y a su madre charlando, Chad la escuchaba y su madre hablaba con un rostro preocupado.

- ¿Nos vamos? -preguntó Kendall, llamando la atención de ambas personas en el pasillo.

- Claro. -su madre forzó una sonrisa.

- ¿Y Robert?

- Se fue -contestó Chad-, dijo que llamaría a Kendall cuando ella tuviera su celular en sus manos.


Empezamos a caminar hacia la salida. Chad y su madre iban adelante y Kendall y yo atrás. Supongo que Jeff, el padre de Kendall estaría trabajando y Nathan... Vagando por ahí.

- ¿Ya habías andado en muletas? -pregunté y asintió.

- Hace como dos años me fracturé el otro pie, el derecho. -me sonrió y yo a él.

En el ascensor, en los pasillos, en la salida, en el estacionamiento y en el auto; estuvimos en silencio. Nadie habló.

Chad conduciría, su madre iba en el asiento de copiloto y Kendall y yo atrás. Las muletas iban en el suelo y Kendall me tomaba de la mano. Yo miraba por la ventana.
Era obvio que Christina no me quería ahí. Sabía que era una mujer muy amable, pero no me quería con su hijo, exactamente.

Centré mi mirada en una chica que lloraba en una banca, parecía no tener consuelo...

Sentí un peso en mi hombro.

Giré mi cabeza y encontré a Kendall acostado. Aún no soltaba mi mano.

- Ahora cuando caminemos juntos no te podré tomar la mano. -rompió el silencio e hizo un puchero, que me hizo sonreír- Por eso te tomaré de la mano mientras estemos sentados.

Deposité un beso en su cabello, que olía a coco por alguna extraña razón, y él besó mi mano.

        
- Llegamos. -dijo Christina. Volteó a mirarnos y aún mantenía su sonrisa forzada.

Chad y Christina bajaron del auto y ayudaron a Kendall a bajar. Le tendieron las muletas y empezamos a andar hacia la entrada de su casa.
Su madre introdujo la llave y, al abrir la puerta...


- ¡Sorpresa!

Okey, tal vez por eso no quería que viniera.

Kendall empezó a saludar a todas las personas que estaban allí. No eran muchas, pero tampoco eran pocas.
Entré y solo me quedé al lado de la puerta, viendo como Kendall saludaba personas que no conocía o solo había visto por fotos.

- ¡Eh, tocaya! -escuché y alcé la mirada, Kendall me miraba mientras hablaba con un señor y una señora mayores- Ven. -me sonrió y caminé hasta ellos- Kendall, mis abuelos. Abuelos, mi Kendall. -presentó y sonreí.

Kendall y KendallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora