13. "-Haré lo que sea..."

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—¿Estás llorando?–le pregunté riendo levemente.

—No.–se sorbó la nariz.

—No mientas.–dije sonriente.

—¡¿Por qué Patrick Swayze se convierte en un maldito fantasma?!–gritó y reí.

—De eso se trata la película, talvéz por eso se llama Ghost dije obvia– Además, él se llama Sam.

—¡Yo sería mejor pareja para Demi Moore que él!–reí. Me levanté y cuando estuve apunto de apagar la televisión, la puerta de la casa se abrió, mostrándome a mi padre y a mi madre.

—¡Kendall McCartney!–gritó mi madre claramente molesta, ya traía su cabello perfectamente peinado, así que estaba en lo correcto, estaba en el salón de belleza. Mi padre venía atrás de ella, quién traía un par de bolsas de la lavandería y otra pequeña. Cerró la puerta atrás de él, pero no se movieron de su lugar– ¿A qué hora llegaste? No te vi llegar. ¿Tú la viste Frank?–le preguntó a mi padre y él negó– Explícate.

Genial. ¿Ahora qué le diría? Debería llamar a Chris para que prepare mi ataúd.

—Yo... No...–suspiré, debía inventar algo pero ya– Mi amigo Connor, el mismo que me recogió... él y yo... volvimos de la fiesta y...–aclaré mi garganta– veníamos de camino, pero su auto se apagó y como... como estábamos más cerca de su casa, nos quedamos allí.

Estupendo, eres una genio. Estoy orgullosa de tí. Me dije.

Eso me recordó que tenía que llamar a Connor.

—¿Te quedaste en su casa y dormiste ahí? ¡¿Con él?!–exclamó frenética.

—No, él durmió en... uh, el sofá.–como no se veían convencidos, agregué:– Y cerré la puerta con llave al dormir.–ahora sí. Sus rostros se relajaron y mi padre dijo:

—Sólo no queremos que te metas en problemas, ¿está bien?–asentí. Mi padre era mil veces más tranquilo y comprensivo que mi madre– Genial. Ahora los dos vayan a vestirse y a peinarse por que ya son las 4 y tenemos que estar allí a las 7.

¡¿Sólo tenía 3 horas para peinarme, maquillarme, vestirme, escoger zapatos y criticarme frente al espejo?!

—Bien.–dijo David y se levantó para ir a subir las escaleras. Papá se acercó a mi y besó mi mejilla, para luego irse a prepararse.

Miré a mamá y ella a mi.

Mi relación con ella podría llamarse: Complicada. Sé que no es lo que ella quiere y tampoco me gusta discutir con ella, pero ella no demuestra que quiere una relación madre-hija.

Siempre ha estado preocupada por el físico y por su trabajo. Por eso cualquier persona que la ve, piensa que ronda los 30 o menos, pero toda su familia y amigos sabemos que no.

—Kendall, ve a vestirte, quiero ver lo que te pondrás.–asentí y fui a mi habitación.

Cerré la puerta atrás de mi y tomé mi celular, marqué el número de Connor. Me envió a la contestadora. Recordé que Kendall me dijo que Connor y yo habíamos discutido y luego él se fue molesto, pero que él no sabía de qué discutimos. Necesitaba saberlo y pedirle perdón si era el caso.

Volví a marcar y me envió a la contestadora nuevamente. Suspiré, ¿estaba realmente molesto como para no cogerme el telefono?

Puse mi teléfono a un lado y me acerqué a mi mueble de CD's. Tenía miles de discos de música bailable, pop, R&B, hip-hop, etcétera. De todos los cantantes que se puedan imaginar. Todos y cada uno de ellos eran muy importantes para mi, ya que fueron regalos de cada uno de los chicos en el grupo de baile en Washington. Suspiré nostálgica y tomé un disco de Rihanna, para luego ponerlo en el reproductor, y pronto su música inundó mi habitación. Con un volumen moderado, claro.

Kendall y KendallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora