Capítulo 31.
—Gracias.
Fue lo que le dije a Derek una vez que salí de su baño vistiendo una camiseta de él. Estaba agradecida por todo; su manera de preocuparse por mí, su manera de escucharme y, sobre todo, por confiar en mí. Por abrirse conmigo de una manera tan íntima, por mostrarse vulnerable y permitirme abrazar cada parte de él sin permitir que se desmoronara.
Me miró, y yo admiré su torso desnudo y quizás suene poético, pero, la manera en la luz de la luna se colaba por su ventana y la manera en que se podía apreciar su cuerpo, musculoso y definido. Aún llevaba sus pantalones, pero sus zapatos estaban al otro extremo de la habitación. Su cabello ligeramente húmedo por mis manos cuando nos estábamos besando y sus ojos profundos e infinitos adquiriendo un verde más oscuro.
Es tan... por favor ustedes díganmelo porqué tenerlo al frente, me deja en blanco.
Comenzó a caminar en mi dirección y por un momento sentí que las piernas me flaquearon y sentí una gran necesidad de bajar más su camiseta, la cual me llegaba justo debajo de los muslos. Demasiado corta.
Me sonrió de costado y se plantó frente a mí. Mientras que mi pobre corazón -de nuevo sobrio- comenzaba a latir desesperadamente. Éstos nervios jamás se irán, es una afirmación.
—A ti —susurró con su voz áspera e intensa, pero a la misma vez se podía detectar afectuosa, había cariño en esa breve palabra, cariño que calentó mi corazón.
Le sonreí de costado mirándolo fijamente, mi pelo estaba húmedo y sobre mi rostro, vaya que me estaba muriendo de frío por tan poca tela sobre mi piel.
—No era mi intención ponerme tan borracha, no sé qué pensaba. O quizás sí, una parte de mí deseaba olvidar por un momento ése recuerdo, quería olvidar sus palabras reproduciéndose una y otra vez —suspiré y enfoqué sus labios—, lamento si justo ahora soy una carga.
Frunció el ceño y tomó mi mano, retrocedió hasta que cayó sentado en la cama y su mano tiró de la mía atrayéndome a él, me colocó entre sus piernas, mis manos se posaron sobre sus hombros y se dedicó a observarme en silencio por un momento.
—Nunca serás una carga para mí, no quiero que pienses eso Barbie —pronunció con su mirada fija en la mía—, solo fue una borrachera o bueno no. Van cuatro —soltó una risita y no pude evitar reír con él—, y en las cuatro me sedujiste —enarcó una ceja con picardía.
Golpeé juguetonamente su hombro y me quejé berreando un poco—. Que mentira —reproché en broma.
Se rio y asintió llevando sus manos a mis muslos—. Deja te refresco la memoria —siseó comenzando a repartir caricias en mis muslos de manera ascendente y decente. Logrando con el roce de sus dedos que las mariposas de mi estómago estuvieran de fiesta justo ahora—. La fiesta de René, donde me llamaste lindos labios. La fiesta del partido, lo que hicimos aquí. En Halloween, de nuevo justo aquí, en mi auto la vez de la playa.
Desearía que escucharan el timbre sensual que su voz adquirió. Es algo tan seductor, áspero y bajito. Me estaba dejando llevar por la maravilla de sus manos que en realidad no tenía ganas de quejarme en vergüenza, estaba cegada por sus caricias y él lo sabía.
En mí defensa, él es el que inicia todo esto, ¿cierto?
Sus manos subieron hasta el borde de mis bragas y cerré los ojos automáticamente. Las deslizó delicadamente por mis muslos hasta que éstas cayeron por si solas al suelo, humedecí mis labios y eché la cabeza hacia atrás. Derek me tomó de las caderas y se inclinó hacia mí.
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¿Qué le pasó a Derek Donovan? [¿Qué nos pasó? I]✔
Teen Fiction¿Por donde se podría comenzar si hablamos de este chico?, así es. Hablamos de Derek Donovan. El encargado de robarse los suspiros de cientos de chicas. El chico de aspecto rudo y corazón de hielo. O eso es lo que he escuchado, pero la pregunta aquí...