22| No podemos evitar lo inevitable.

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Capítulo 22.

"El ejercicio debería ser entendido como atributo al corazón".

¿Palabras inspiradoras, no creen? Las busqué esta mañana antes del entrenamiento para motivarme por la pereza que se está apoderando de mí éste día, igual que los anteriores.

Ánimo es martes casi viernes, casi vacaciones.

Ajá, ilusa.

—¡Anderson muévete! —gritó la entrenadora con el silbato entre sus dientes.

Estábamos haciendo lagartijas y les juro que siento como se me desgarran los brazos, esto es cansado. Es muchísimo para mi pequeño cuerpo perezoso, hacer y sentir esto solo me recuerda que debo hacer ejercicio, tomarlo como un hábito.

Visualizo frente a mí a Adam y René, quiénes se están burlando de mí y mis intentos de lagartijas. Resoplé de mala gana y me puse de pie, avancé en dirección a las gradas, donde hay una fila de balones de fútbol, tomé un balón, y visualicé al par burlón, así que, sin pensármelo más, se los lancé golpeando a Adam en los bajos, René comenzó a reír a carcajadas luego apareció Thomas golpeándole la parte detrás de la cabeza.

Thomas se acercó a mí con una sonrisa bastante amplía—. Buen lanzamiento Barbie —me felicitó mientras me ofrecía su mano para chocar los cinco.

Le sonreí y choqué los cinco con él.

—Me halaga que el capitán lo reconozca —aludí con sorna.

La entrenadora sonó su silbato logrando que todas se detuvieran enfocando toda su atención en ella, nos hizo una seña con su mano, una clara invitación para acercarnos, todas las chicas la rodeamos—. Denme cuadro vueltas alrededor del campo y se van.

Todas nos quejamos ya exhaustas, pero terminamos obedeciendo, pues la realidad es que no tenemos de otra, comencé a trotar junto a Kendall.

—Oye Barbs —me dice jadeando, la miré—. ¿Cuál será tu disfraz?

Oh si, por poco lo olvido, el viernes sería la fiesta de Halloween, es una fiesta organizada por los más grandes de la escuela o sea Derek y sus amigos. La fiesta sería en la casa de Jake, se dice que son épicas y muy geniales.

—Um, aún no lo sé, ¿y el tuyo? —le respondí entre jadeos por el trote.

Me sonrió de costado—. Caperucita roja y Adam será el lobo —me informó con una gran sonrisa.

Le sonreí de grande—. Que buena idea.

Ella me devolvió la sonrisa y se adelantó a trotar más rápido, a esta velocidad estoy a nada de quedar justo al final.

La horrible sensación de mis piernas temblando por cada trote es incómodo, demasiado. De pronto soy la última aquí y todas se están marchando, me detengo a tomar grandes bocanadas de aire y me encorvo un poco colocando mis manos sobre mis muslos. Pero lo siguiente que siento son unas grandes manos tomar mi cintura, abrí mis ojos de par en par asustada y sintiendo impotencia de no poder gritar y pedir ayuda. Tanto es mi pánico que siento esas inmensas manos a mí alrededor y lo único que puedo hacer es cerrar los ojos.

Pero un momento a otro escucho una puerta abrirse y el olor a champú y jabón masculino inunda mis fosas nasales, abrí mis ojos y sólo veo oscuridad, pero un olor bastante agradable, era claro que estábamos en los vestidores de hombres.

Y ahora había deducido todo, y ya sabía quién era la persona que me sostenía, pues ahora sentí como me estampó con suavidad contra los lockers, su cálido aliento a menta a centímetros de mi rostro y ése olor a colonia tan placentero.

¿Qué le pasó a Derek Donovan? [¿Qué nos pasó? I]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora