¿Qué le pasó a Derek Donovan? [¿Qué nos pasó? I]✔

18| Vía pública.

Capítulo 18.

Esa sensación caliente recorriendo mi cuerpo, la respiración agitada y esa ansia y ferocidad sin poder despegar los labios de Derek. Movimientos sincronizados, como si nuestros labios estuvieran hechos a la perfección, los suyos para mí y los míos completamente para él. Era una conexión hecha a la medida como si el destino deseara profundamente ponernos en el camino del otro, me resultó excitante.

Mi reacción a su declaración no fue la más esperada por el mundo, o quizás sí, pero yo se los contaré, después de que usó Me gustas en la misma oración en la que usó mi nombre me quedé helada. Y si, mis ojos amenazaban con salir de mi cara, no pude hablar y solo me dediqué a observarlo con atención, no supe si era demasiado sorprendente, demasiado irreal o demasiado agridulce. Pero él siempre estuvo tranquilo, con sus ojos clavados en los míos, sin presiones, sin nada, sus palabras le habían salido con tanta naturaleza, y cuando pasaron minutos en lo que me quedé en shock, Derek acabó con eso, besándome, y ya saben cómo son los labios y besos de Derek Donovan, siempre quieres más.

Y todo eso nos trae justo aquí, donde me encuentro; sentada en horcajadas sobre el regazo de Derek, sintiendo lo duro que está contra mi entrepierna y como sus inmensas manos se aferran a mi cintura en los asientos traseros de su auto.

Esta situación se podría describir con palabras simples: Jadeos, calor y un millón de hormonas.

Derek me bajó de su regazo y se colocó sobre mí hábilmente, descendió hasta mi cuello dejando un camino de besos húmedos en la piel de mi cuello. Desabrochó mi pantalón con una de sus manos y lo bajó deslizándolo por mis piernas, dejándome en pantaletas, su mano rozó mi intimidad, un roce breve que aleteó mi corazón y plantó el deseo de más.

—Derek —gemí en protesta por querer sentir más.

Él respiraba con pesadez, hizo a un lado la tela que me cubría y deslizó sus dedos por mi humedad, a mi interior, sintiéndolo directamente, el placer de la sensación salió liberada por mis labios, en gemidos bajitos e íntimos, me desorientó por completo cuando sus caricias comenzaron a ser tan lentas, una lentitud deliciosa que me hizo aferrarme a él, a hundir mi rostro en su cuello, una lentitud que ascendía a mi punto sensible y descendía hasta sumergirse en mi interior. Pero por supuesto que mis manos no pudieron quedarse quietas, le desabotoné el pantalón y traté de deslizárselo por las piernas, pero la posición y situación me lo impedía, por lo que él me ayudó apartándose un poco y fue cuando se lo bajé junto con su bóxer, su mirada se encontró con la mía después de haberlo desnudado de la cintura para abajo, una mirada intensa, erótica y tan lujuriosa. Fui yo quien lo tomó por la nuca y unió nuestros labios, chupé y mordí su labio inferior de una manera que jamás creí posible que pudiera lograr, y se sintió jodidamente bien, sus labios suaves y carnosos hacen que te derritas sobre su boca. Gruñó deleitosamente bien sobre mí boca y sus dos manos se deshicieron de mis pantaletas. Se inclinó sobre mi besando mi cuello, haciéndome sentir su miembro rozar mi intimidad, haciéndome jadear, haciéndome sentir una necesidad de sentirlo.

—Derek —la orden salió de mis labios en un jadeo que me pareció irreconocible. Él entendió, de inmediato y fue hasta mi oreja. Su respiración cálida, agitada, emanando un calor excitante. Se separó de mí tan poco, lo observé colocarse el preservativo entre mis piernas y cuando estuvo listo, se inclinó de nuevo hacia mí.

Derek asintió con la cabeza y besó mi mejilla, fue entonces que lo sentí deslizándose con facilidad gracias a mi humedad, jadeé ante la sensación y hundí mi rostro en su cuello. Derek comenzó a moverse sobre mí. Un par de jadeo y gruñidos junto con maldiciones salieron liberadas de su boca, el sonido más erótico que había escuchado en mi vida, los gemidos, mis gemidos inundan el pequeño espacio de su auto, la sensación caliente de su cuerpo sobre el mío. Es una sensación de lo más placentera, jadeó sobre mis labios y me sentí estúpida, sedada y absorta en placer.