Heartbreaker Boy |Larry Stylinson|

Capítulo 19.

—Tu departamento es precioso— murmura Louis viendo a su alrededor, las distinas plantas de interiores le daban un toque acogedor, la vista era preciosa, el color de las paredes era de un crema ligero— muy precioso.

—Vamos, trae tu maleta, te indicaré tu habitación— el ojiazul lo sigue a través de un pasillo y no puede evitar fijarse en las fotografías colgadas en las paredes.

Harry abre una habitación y deja pasar a Louis primero, una cómoda cama de dos plazas estaba en el centro, una alfombra del mismo color de esta estaba a los pies, dos veladores a sus costados y un closet al frente de la cama, el ventanal estaba abierto de par en par y toda la luz del día entraba a la habitación dándole un aura puro y mágico, seguramente era la magia de Francia.

—Estoy pensando seriamente en quedarme viviendo aquí—Harry ríe y se acerca para abrazarlo.

—Gracias por aceptar, prometo que será una semana grandiosa— Louis corresponde el abrazo y sonríe ampliamente.

—Te extrañé demasiado.

—Y yo a ti, muchísimo.

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—Ahora una vuelta— Louis gira en su lugar mientras tenía tomada la mano de Harry— el mejor bailarín de todos.

El ojiazul hace una pequeña reverencia y suelta la mano de el ojiverde para seguir caminando por las calles de París.

—Estoy enamorado de este lugar— un grupo de personas venían en el sentido contrario riendo y hablando Francés, cuando pasan por al lado de ellos, Louis no puede evitar mirarlos confundido— necesito aprender Francés urgentemente

—Tienes suerte, te enseñaré— Louis voltea a verlo de inmediato.

—¿De verdad?

—Sí.

—Eres el mejor— se acerca a abrazarlo y el ojiverde rueda los ojos.

—Sólo me lo dices porque te enseñaré.

—¡Claro que no! De verdad eres el mejor— Harry lo ve por unos segundos y asiente.

—Ven, vamos a comer algo.

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—Quiero que conozcas a mis amigos— Louis se atraganta con su helado, al parecer las mañas de Niall eran contagiosas.

—¿Qué? No— Harry frunce su ceño y vuelve a hundir la cuchara en su helado de Chocolate.

—¿Por qué no?— Louis hace una mueca con sus labios antes de darle una respuesta coherente.

—Me genera inseguridad ¿y si no les agrado? ¿qué pasará si les caigo mal? Por lo que sé son tus amigos desde muchísimos años y obviamente sus opiniones importan.

—Louis, el tiempo no es un buen fundamento para respaldar una buena amistad, tú eres igual de importantes que ellos y te conozco desde hace unos meses, lo que importa en una amistad es la seguridad y confianza que te transmite esa persona, tu opinión también es importante para mí y realmente me gustaría que los conocieras.

—Odio que seas tan buenos con las palabras— el ojiazul entierra con fuerza la pequeña cuchara en su helado y suspira— bien, lo haré.

—Por eso tú eres el mejor.

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—Mira, tienes que ver esto— Louis deja su libro de lado y se levanta de la cama, sigue Harry hasta su balcón y abre las puertas de par en par.

El aire frío choca con su rostro y ahí es donde nota las brillantes luces que cubrían a la ciudad como un manto, un escalofrío recorre su cuerpo y Harry rodea uno de sus hombros con su brazos, se apega a el cuerpo del ojiverde y alza la mirada hacia él.

Harry seguía con la mirada puesta en la hermosa vista, pero Louis tenía una muchísima mejor antes sus ojos, en ese momento el ojiazul cayó en cuenta que jamás había podido sacar a Harry de su cabeza, se había clavado tan profundamente.

Compartir con él todos los días, las constantes muestras de afecto y apoyo, su personalidad tan única, sus preciosos ojos verdes.

Louis estaba apunto de admitir que estaba enamorado, lo podría decir, pero realmente no sabía como se sentía ese sentimiento.

Suponía que sus manos y piernas temblorasas, junto ese distintivo cosquilleo en su abdomen se lo indicaban, claro... Aunque el castaño sabía perfectamente que era su serotonina la que aumentaba ante la presencia de Harry.

Harry lo hacía felíz, tan malditamente felíz.

Miérda.

Quizás si estaba enamorado.