Capítulo 20

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    El reloj digital de la habitación que fue destinada para maquillaje anuncia que faltan apenas cuarenta y cinco minutos antes del estreno del musical de invierno y todos parecen ir y volver, resolviendo los últimos detalles y repasando diálogos, pasos y la letra de las canciones.

Eric mantiene a Allie cautiva en una silla giratoria, mientras termina de maquillarla y arreglarle el cabello. En la silla contigua, dos chicas tratan de apresurarse con el maquillaje de Jacqueline, quien interpreta a la señora White, que parece no dejar de moverse por los nervios.

La puerta se abre de golpe y Julie entra como alma que lleva al diablo.

—Lárguense —ordena sin quitar la mirada de Allie.

La pelirroja le dedica una mirada desdeñosa y alza una ceja.

—Odio hacer esta clase de preguntas porque son degradantes y sexistas, pero realmente necesito saberlo: ¿Estás con tu período?

Julie deja salir un chillido colérico y comienza a empujar a los demás para salgan del cuarto y las dejan solas.

—Quítate esa ropa —se acerca a Allie para quitarle la chaqueta a la fuerza.

—Hey, hey, hey. Manos fuera, mamma.

—Dije que te quites la puta chaqueta —masculla entre dientes. La vena en su cuello parece estar a punto de estallar. Tal vez puedan usar su sangre para el musical en ves del jugo de frambuesa con pulpa—. Quítate la ropa.

—¿No crees que deberías invitarme un trago primero?

La castaña frunce los labios al ver la sonrisa burlona en los labios de Allie y se acerca para cerrar la puerta de una sola patada y poner el pestillo.

—No te hagas la graciosa, Allie. No cuando te tengo en mis manos —una sonrisa peligrosa aparece en su rostro. Tiene los ojos tan abiertos y el maquillaje corrido que parece que no durmió nada y en lugar de eso decidió beberse veinte botellas de bebidas energéticas y al menos tres litros de café.

—Sí, bueno... tus manos están por ahí y yo estoy por acá así que...

—Quítate el traje de Chris. Ahora.

Allie finge no escucharla y se acerca al espejo para terminar de aplicarse rubor en las mejillas.

—¿Estás sorda o qué? Quítate el traje —insiste nuevamente. Su compañera la observa a través del reflejo del espejo.

—Escucha, Julie, no sé qué pasó y no es mi problema —vuelve a dejar el rubor sobre la superficie y toma un labial rojo sangre—. Deberías tratar de calmarte y hablar con alguna amiga o un psiquiatra. Tendremos vacaciones en cuanto termine el musical y luego podrás relajarte antes del viaje de esquí. Puede darte el número de un terapeuta en Willowsbrook.

—Creo que no estás entendiendo, enana pelirroja. Yo seré Chris en el musical y tú vas a sentarte en primera fila y me verás triunfar.

—¿Por qué haría eso? —se vuelve hacia ella—. Ambas tuvimos que audicionar y yo gané mi lugar limpiamente, Julie.

—Ese papel es mío. El personaje de Chris Hargensen es perfecto para mí.

—No voy a negarte que el parecido entre ambas personalidades es increíble. Las dos tienen dinero y padres exitosos que les dan todo lo que quieren. De hecho, eres la Christine Hargensen de Pengrove High en persona. Aunque debo decirte que las cosas no funcionan como tú quieres.

—No hagas enojar porque te tengo en mis manos.

—Lo sé, Julie —rueda los ojos—. Ya lo mencionaste. Agradecería si te explicaras.

Just That Girl: Porque amar nunca fue tan prohibido ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora