Capítulo 33

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    «Jason Edwards a la oficina de la directora»

Las piernas de Jason se mueven en piloto automático, guiándolo hasta el pasillo de administración, concretamente a la oficina de la directora.

Vance y otras personas están apoyadas en la puerta para tratar de escuchar con claridad el escándalo dentro de las cuatro paredes.

—Ahí viene —dice alguien.

Las cinco personas se voltean a verlo con sorpresa, algunos incluso niegan con la cabeza en señal de desaprobación.

¿Y ahora qué hizo?

—Será mejor que entres, Edwards —aconseja Vance—. Están esperándote y siendo sincero, las cosas no pintan del todo bien.

Jason traga saliva y golpea la puerta con los nudillos, rodeado de las personas que estaban escuchando a través de la puerta.

Uno de los guardias abre la puerta y le indica que entre.

La oficina de la directora es grande, pero parece una caja de fósforos con tantas personas dentro.

Allie y su madre están en un rincón cerca de la bandera mientras que un enfermero hace curaciones al labio y el pómulo de Evan.

La pelirroja luce molesta con sus mejillas coloradas y el cabello despeinado, además de las mangas de la blusa arremangadas hasta los codos y las pulseras de plata tintineando en sus muñecas con cada movimiento.

Los Newton y los Wainright también están ahí.

Ahora que les da una segunda mirada, el señor Newton y el señor Wainright también parecen un poco magullados, pero definitivamente están en mejor estado que el señor Henstridge.

¿Será que se agarraron a puñetazos ahí mismo?

Jason voltea hacia su jefa.

—¿Me llamaba, directora Greyson?

La mujer le dedica una mirada mortífera y se pone de pie para acercarse a él como si fuese a romperle el cuello entre sus dedos pulgar e índice.

—Necesitamos que nos aclare un par de cosas, Edwards. Creo que es un malentendido, pero de todas maneras necesitamos escuchar su versión sobre los hechos —lo mira de pies a cabeza con ojo crítico—. La razón de que estemos en mi oficina es para esclarecer los hechos sucedidos hace poco más de un mes. Los guardias que revisan las cámaras de seguridad se encontraron con una situación bastante peculiar y me hicieron llegar las grabaciones.

—¿Qué grabaciones?

Jason frunce el ceño, sintiendo como la bilis sube por su garganta y los latidos de su corazón suenan como si estuviese en un concierto de Nirvana.

—Es una estupidez —bufa Allie de brazos cruzados—. Julie y Marley intentaron extorsionarme porque creen que usted y yo estamos acostándonos.

—¿Nosotros? —maldición.

—Ajá —asiente ella con desgano—. Ya les explique que no hay nada entre nosotros, pero dicen tener imágenes de la vez que le di un aventón a la estación de trenes en el auto de mi hermana, quien es su exnovia. Creo que deberíamos dejar todo este asunto de lado y hablar sobre el elefante en la habitación. Mi padre es un bastardo infiel. Caso cerrado. ¿Quién quiere un café?

—Deja de hablar —gruñe Evan, desde su asiento—. Más vale que comience a hablar, Edwards. No me obligue a contratar otro detective privado.

Jason abre la boca para hablar y se encuentra con el rostro inexpresivo de Allie que lo mira directamente a los ojos.

Just That Girl: Porque amar nunca fue tan prohibido ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora