Capítulo 4

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    Luego de lo sucedido en la galería hace casi una semana, Allie no ha visto a Jason más que en sus clases, prácticamente escondiéndose cada vez que estaba a punto de encontrárselo en los pasillos o en la estación de trenes.

    Después de aquella tarde, llegó a cenar con su familia y meditó durante la cena, mientras observaba como sus padres compartían alegremente.

    Las cosas eran distintas antes de que Prue se marchara a la universidad.

    Sus padres solían pelear todo el tiempo con ella y sus abuelos parecían estar cada vez más distantes de la familia. Ya no los visitaban, ni llamaban por teléfono en las noches.

    Pero las cosas son distintas ahora.

    Su familia luce mucho más feliz y Prue realmente está intentando rehacer su vida en Nueva York. Está "saliendo" con un chico que la ha estado cortejando desde que se conocieron el otoño pasado y también ha hecho nuevas amistades, tiene fantásticas calificaciones y la relación con sus padres ha mejorado bastante.

    La nueva realidad no está tan mal se dice Allie, mientras intenta terminar sus horribles deberes de algebra. Al menos antes Prue la ayudaba.

    Se prometió que iría a ver a Alec el próximo sábado y le pediría que olvidara todo lo que le había dicho la última vez. Le diría que, en un arrebato de emociones, había dicho cosas que no eran ciertas y que Prue estaba muy feliz con su nueva vida.

    En clases, el señor Edwards habla sobre animadamente sobre A Sangre Fría de Truman Capote, el libro que los hizo leer para la clase y anota en el pizarrón las cosas que los alumnos comentan.

    Allie no ha hablado más de lo necesario en clases de literatura, solamente responde cuando el señor Edwards se dirige directamente a ella y sus respuestas son cortas y concisas.

    No sabe cómo sentirse a lo que sucedió en la galería.

    Jamás pensó que Jason iba a ser la primera persona en escucharla hablar sobre Prue y Alec, ni siquiera ha querido hablar con sus amigas sobre eso, a pesar de que todos en Charmin Heinz se sientan con la libertad de hablar sobre cómo la descarriada niña Henstridge había decidido finalmente enderezar su vida e ir a la universidad.

    El timbre que anuncia el fin de la clase suena, pero el señor Edwards hace una seña para que permanezcan sentados.

    —Quiero dejarlos cordialmente invitados a que se unan al club de teatro. Nos encontramos un poco cortos de integrantes y quien sabe, es posible que una futura estrella de Broadway este entre nosotros y aún no lo sepa —se frota las manos y sonríe—. Nos reuniremos en el auditorio a las tres cuarenta y cinco. Pueden venir a ver como son las cosas. Ahora pueden salir, muchachos.

    Allie comienza a guardar sus cosas en el bolso y espera frente a la mesa de Audrey, que pelea con su cuaderno para guardarlo.

     —Creo que deberíamos unirnos al club de teatro —dice Carson de la nada—. El señor Edwards está como un tren y además se vería bien en nuestras admisiones para las universidades.

    —El señor Edwards se vería bien en lo que fuera —comenta Audrey, poniéndose de pie y alisándose la falda.

    —Yo hablaba del club de teatro, pero sí. ¿Qué les parece?

    —No lo sé —Audrey se encoge de hombros—. Se vería bien en las aplicaciones y así no sería tan típico como los deportes.

    Carson sonríe emocionada y se vuelve hacia el señor Edwards, que habla con Marcus sobre el libro.

Just That Girl: Porque amar nunca fue tan prohibido ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora