Hay instantes en los que deseas con todo tu corazón que el mundo se detenga, cerrar los ojos con fuerza, vivir para siempre aferrada a unos brazos que cobijan con amor.
Erika conocía tan perfectamente a su Sol que verla callada la angustió, trataba de descifrar que había en esa mirada, pero nada; le sirvió el té prometido, una ronda de pequeños besos, mimos y hasta el tarareo de esos temas tan de ellas. Quería aliviar un dolor de cabeza que sin saberlo iniciaba en el corazón.
La pelinegra se recostó sobre esas piernas que adoraba, recibía suaves roces en su espalda y cabello, sentía tanta paz que a pesar del inmenso dolor se durmió profundamente, en la mañana pensó que todo había sido un mal sueño, una horrible pesadilla.
Pero no era así.
Detalló a Eri por varios minutos, su rostro era una obra esculpida por los mismísimos ángeles, esa nariz perfilada, los delineados labios rosa que invitaban a besarla el día entero, el surco en sus mejillas.
Respirar le dolía, la vida le ardía; con cuidado se levantó para ir directo a la cocina como era la costumbre de ambas cada mañana hasta que la otra despertaba.
— Buenos días mi vida — dijo Erika aún somnolienta mientras salía de la habitación.
— Hola mi hermosa — abrió los brazos para recibirla y acurrucarla.
— ¿Te sientes mejor?
— Sin duda, eres la mejor medicina — besó su cabeza muy suave — mi amor, hoy quiero invitarte a cenar.
— ¿A cenar? ¿Celebramos algo? — la miró sonriendo tiernamente
— Celebramos que coincidimos en esta vida, no hace falta una fecha especial para que sepas lo mucho que te amo.
— Siendo así, claro que acepto — la tomó de las mejillas besándola divertidamente — me pondré muy guapa para ti
— ¿Más guapa? Eso es imposible.
— Puedo sorprenderte. Además, debo hacerlo para gustarte siempre ¿Que tal el cabello de otro color? — bromeó mientras jugaba con el oscuro cabello de Soledad sobre el suyo
— Venga acá señora linda — la abrazó bajando sutilmente sus manos a los glúteos mientras Erika se aferraba a su cuello usted con solo abrir esos ojitos en la mañana me gusta, eres perfecta. Peeero, sería interesante ver ese cambio.
— Dejaría de ser tu rubia favorita — mordió su labio suave
— Serías mi castaña favorita, la más hermosa; mía siempre Eri, no importa el color, no importa el lugar, mía para toda la vida — la abrazó muy fuerte sintiendo cada palabra taladrar su pecho
— Te lo prometo — suspiró en medio del abrazo.
Luego del café entre besos y palabras bonitas Soledad salió del apartamento, pero su rutina aquel nostálgico día no sería la misma, fue al trabajo sí, pero a presentar su renuncia y dejar sobre el escritorio de Alejandra la decisión de vida que había tomado, no sin antes informarle a la única persona que sabía amaba a Erika sin condiciones: Rodrigo...
— No, no Sole mi hermana está loca, no puede hacerlo.
— Ya lo hizo Rodrigo, y juré no decir nada, pero necesito que te hagas cargo de esto.
— Mi mamá deb....
— ¡No! — interrumpió Soledad entre lágrimas — tú mamá jamás se debe enterar, prefiero que me odie a verla hundida en el dolor, por favor promételo.
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𝐒𝐄𝐍𝐓𝐈𝐃𝐎𝐒 ♀♀
Romanceᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏs ᴇɴ ᴇᴅɪᴄɪóɴ . Definitivamente no, el amor no es sencillo de describir, de entender, de aceptar... Pero cuando llega con la fuerza de mil mares no hay forma alguna de detenerlo, solo sumergir en él las almas, la vida. Erika y Soledad nos dem...