Dormir juntas era puerto seguro, la calidez de la piel amada, la suavidad de los movimientos al dormir, ligeros besos enamorados en medio de la noche cuando alguna cambiaba de posición.
¡La necesidad de contacto para conciliar el sueño!
Para Erika y Soledad, hacer el amor iba más allá de cualquier contacto íntimo, hacer el amor era refugiarse en la otra para ser feliz, era ese sueño en plenitud, el despertar en compañía, un beso entre el café, la mirada pícara durante el baño, los deseos de buena suerte al salir de casa, los mensajes que dejaban un cosquilleo en el estómago, sí, todo eso y más era hacer el amor de forma desmedida.
Un sentimiento que se vería fortalecido más que nunca aquella tarde, una relación que se sostenía en sólidas bases para no caer cuando el terremoto amenazaba con destruirlo todo.
— Ay mamá ¿Cuál era la urgencia? Además, ¿Tendré que aguantar a tu amiga metida aquí siempre? — miró a Sole de pies a cabeza.
— Eri, creo que mejor espero afuera.
— No Sole, no te vayas ahora — rogó con la mirada.
Soledad asintió en un suspiro y Alejandra la miró con todo el desprecio que siempre le había profesado, uno que no era ni la mitad del que podía llegar a sentir.
Erika estaba tan nerviosa que no podía dejar de moverse por todo el estudio, las miraba a ambas sin querer ver, eran dos cariños tan distintos y desmedidos; no entendía porque debía pasar por ese difícil momento, como si estuviera cometiendo el peor de los delitos y tuviera que confesar el crimen esperando una pena que podía resultar mortal...
— Hija, siempre he velado por el bienestar de todos, pero es hora de pensar en mi felicidad — suspiró al fin tomando el valor.
— Explícate de una vez mamá, no le des tantas vueltas a las cosas.
— Déjala hablar, por favor, Alejandra — pidió Soledad serenamente
— Tú no te metas, el hecho que estés aquí no te da derecho a nada. Esto es entre ni mamá y yo — replicó Alejandra.
— ¡Soledad! — alzó la voz sin pensar en nada más — Soledad es mi felicidad.
— Ay por favor, es simplemente tu dizque amiga.
— No Alejandra, no es solo mi amiga
— Ya va mamá, creo que no entendí bien ¿A qué te refieres?
— Lo entendiste bien, busqué mil maneras de poder conversarlo contigo, pero ya me doy cuenta de que nada de lo que te diga funcionará como lo deseo así que como tú dices, es mejor no darle vueltas. Estoy con Soledad, amo a Soledad. Somos una pareja.
Alejandra, totalmente incrédula, fue levantándose lentamente sin despegar su mirada de Erika, quién sentía para ese momento que el aire le fallaba, el espacio se reducía cada vez más, se ahogaba lentamente esperando una reacción de esos gestos indescifrables.
Pero todo fue una conmoción cuando sin pizca de culpa Alejandra giró hacía Soledad dejando una fuerte cachetada en su rostro, un golpe que sintió la rubia en el corazón.
— Estúpida, desgraciada — gritó Alejandra — todo es responsabilidad tuya ¡Mi mamá es una dama!
— ¡Alejandra no! ¡Basta ya! — Erika se interpuso entre ellas
—Tu mamá siempre será una señora, una dama, pero puede hacer su vida con quién quiera sin derecho a ser juzgada, menos por su propia hija — replicó Soledad.
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𝐒𝐄𝐍𝐓𝐈𝐃𝐎𝐒 ♀♀
Romanceᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏs ᴇɴ ᴇᴅɪᴄɪóɴ . Definitivamente no, el amor no es sencillo de describir, de entender, de aceptar... Pero cuando llega con la fuerza de mil mares no hay forma alguna de detenerlo, solo sumergir en él las almas, la vida. Erika y Soledad nos dem...