El destino confabuló esa tarde cálida, dos corazones que palpitaban a un mismo ritmo, dos caminos tan distintos se encontraban nuevamente en este laberinto llamado vida...
— Mira mami, la princesa si se llama como yo — sonrió señalando a la castaña de espaldas a ellas.
— ¿Dibujaste una princesa, mi vida? — preguntó totalmente ingenua en un susurro mientras besaba su mejilla sin entender las tiernas palabras — Bienvenidos a....
Aquella dama de largo cabello castaño giró despacio, dejando el alma en ese instante.
La voz se desvaneció, el piso se hizo un vacío interminable, el mundo se paralizó.
No había nada más allá de ese ensamble de miradas, dos almas que noche a noche antes de dormir pedían al universo hallarse de nuevo, y sucedió, ahí estaban, frente a frente.
Sus rostros en un momento utópico, fuera de sí. Querían reír, llorar, gritar o simplemente correr a los anhelados brazos de la otra, pero es que no había forma, no se movían, la respiración se cortaba.
De los labios de Erika se leyó en un susurró "Sole..."
Sí, era ella, era Soledad, su Sol. Esa preciosa pelinegra que bajó muy despacio a su pequeña hija pidiéndole al oído que fuera con Vicky, la joven recepcionista.Las piernas no les pertenecían, avanzaban por inercia, un paso tras otro hasta quedar tan cerca que sus cuerpos reclamaron lo inevitable, se fundieron en un abrazo donde abrían de par en par los corazones recibiendo aquello que era propiedad privada: el amor de la otra.
— Soledad, eres tú mi cielo, al fin eres tú — la abrazo mucho más fuerte
— Eri, por Dios mírate — se separó tomándola suave del rostro, admirando a la castaña en la que se había convertido — qué hermosa estás, bellísima.
— ¿Te gusta? — sonrió tocando su propio cabello mientras las lágrimas bañaban sus mejillas — lo hice pensando en tí.
— ¡Me encanta! Ay Erika...
No podían alejarse, sus miradas se encontraban haciéndolas sonreír entre lágrimas, un abrazo más fuerte que el otro, cosquilleo en todo el cuerpo, esa punzada en el vientre repleta de deseos, las piernas temblaban y el corazón palpitaba descontrolado, todo eso era su amor.
Un sentimiento que luego de tantos años brotaba por cada poro de la piel, un cariño tan intenso que por segundos dudaba de la realidad.
— Eri bonita, ya está listo — resonó la voz de Mauricio quien no se había percatado de la escena detrás de él.
Soledad sintió en ese momento una estocada directo al corazón, lo reconoció enseguida; el mismo "amigo" de aquella noche de celos, ese que juró luchar por ella.
Acaso ¿Erika estaba con él ahora?
Era más que obvio; iban juntos, el hombre cargaba el equipaje de ambos, la llamaba bonita. A su mente llegó de golpe una reserva especial que habían pedido con minuciosos detalles días antes para una pareja que justo ingresaba esa tarde al hotel; incluía hasta una cena romántica a la orilla de la playa.
Todo encajó, eran ellos dos...
Con todo el pesar, la pelinegra limpió las lágrimas que aún quedaban y respirando profundo para calmar el remolino de sentimientos en su interior se separó con cuidado de esa dama que se veía realmente hermosa, sus ojos verdes más brillantes que nunca, pero en su ingenua imaginación, era ajena...
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𝐒𝐄𝐍𝐓𝐈𝐃𝐎𝐒 ♀♀
Romanceᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏs ᴇɴ ᴇᴅɪᴄɪóɴ . Definitivamente no, el amor no es sencillo de describir, de entender, de aceptar... Pero cuando llega con la fuerza de mil mares no hay forma alguna de detenerlo, solo sumergir en él las almas, la vida. Erika y Soledad nos dem...