Mi Sueño

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—Es muy agradable hablar con usted, siempre me hace reír— Decía la pelirosa caminando a mi lado lista para despedirse.

—Tu compañía también es muy amena, Sakura— La miré de reojo y vi cómo se formaba una sonrisa en su rostro.

Nos detuvimos en la esquina de una calle y mi pequeña pelirosa se despidió haciendo un ademán, le correspondí el gesto con una diminutap sonrisa y vi cómo a lo lejos su cuerpo se iba haciendo cada vez más pequeño hasta desaparecer por completo de mi vista.

—Ya puedes salir de ahí— Dije al darme la vuelta y dirigí mi vista a unas cajas de verdura apiladas. Me había percatado de una presencia siguiéndome desde hace unos días pero dejé que el chico siguiera con su espionaje. El silencio abordó durante varios segundos de espera sin tener respuesta —No pensé que fueras tan cobarde— Cerré mis ojos y me di la vuelta de nuevo para avanzar.

—No soy ningún cobarde— Decía un niño de doce años con camisa azul y pantalones cortos blancos.

Mi yo joven salió por atrás de aquellas cajas, le había golpeado el ego y me miró con una furia que reconocía perfectamente, subestimárme era uno de los peores errores que alguien pudiera hacer, pero ese alguien era yo mismo y me gustaba sacarme de mis casillas.

—Si no lo eres, ¿porqué te escondes? Solo los cobardes lo hacen— Giré mi cuerpo y encaré unos ojos que me miraban con ira, chasqueó sus dientes mientras que a mí me daba un ataque de risa interna.

—¿Qué demonios pretendes con Sakura?— Dijo para evadir completamente mi pregunta.

—No es de tu incumbencia.

—¡Por supuesto que lo es! ¡Es mi compañera de equipo y puedo reportarte ahora mismo con la Hokage si no me das una buena explicación!— Cerró sus puños y pude ver una vena palpitar en su frente, me sorprendió verme a mí mismo de esa manera, solo me molestaba así en aquellos años cuándo mencionaban el nombre de Itachi, pero ésta era otra situación.

—Vamos a dar un paseo— Traté de hacer sonar mi tono de voz pasivo para que no lo tomara cómo peligro.

—Yo no iré contigo a ningún lado.

—Entonces no te interesa mucho saber mis intenciones con tu compañera— Di un salto hacia uno de los tejados y comencé a correr por encima de ellos.

Mi yo de doce años corrió detrás de mí y gritaba con maldiciones que me detuviera, no hice caso a sus insultos y me alejé de la aldea, sabía cómo era de explosivo en aquellos años, hablar con mi yo joven podía hacer que se molestara y le importara un comino hacer un fuerte ataque en Konoha, seguro querría atacarme y eso no era nada bueno, ya que llamaríamos mucho la atención y mi estancia en el pasado se vería en problemas.

Me detuve en el bosque con una distancia considerable de Konoha, en pocos segundos el chico estaba frente a mí con un kunai en su mano y una posición de ataque, sus ojos demostraban rabia y desconcierto, tal vez ya era momento de bajarle los pies a la tierra a ese niño creído.

—Eres rápido, no creí que pudieras alcanzarme— Dije para despistar al chico y hacerle creer que quería escapar.

—Te preguntaré de nuevo. ¿Qué demonios pretendes con Sakura?— Su posición de ataque se volvió más rígida y su mirada no se despegaba de la mía.

—Nada que deba preocuparte— Respondí sereno encarando su mirada.

—¿Porqué la besaste el otro día entonces?

—Le dí un eso en la mejilla solamente.

—Eso es lo que tú y Sakura me quieren hacer creer, pero sé perfectamente lo que vi... No soy idiota— Apretó con fuerza el kunai en su mano —¿Porqué vienes a verla tan seguido?

Volverte a ver (Finalizada, En Corrección) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora