Mi Sakura Uchiha

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El sol caía formando un color anaranjado en las nubes y mi corazón latía a mil por hora conforme nos acercábamos a la posada, las mejillas de mi esposa se iban pintando de a poco y mis ganas aumentaban al verla, mi cuerpo se sentía como el de un adolescente de diecisiete años fogoso por saciar sus deseos.

-Llegamos...

-¿Tan... Tan pronto?- Titubeó mi esposa llevando su puño apretado frente a su pecho.

-¿Quieres que regresemos a Konoha?- Detuve mi andar y mi esposa hizo lo mismo.

-¡No! Es sólo qué... Estoy un poco nerviosa- Bajó su mirada avergonzada para clavarla en el piso aumentando el rojo en sus mejillas.

Sonreí ligeramente y seguí con mi camino hacia la posada, mi esposa siguió mis pasos y una mujer mayor nos recibió en la recepción.

-Buen día, ¿Puedo ayudarles en algo?

-Vinimos a hospedarnos por dos noches- Extendí mi mano y le hice entrega de los pases que el Dobe me había dado.

-Entiendo, supongo que necesitarán una habitación para ambos, ¿Cierto?- Sakura se encogió de hombros y sonrojó sus mejillas mientas yo mantenía mi rostro sin expresión.

-Si

La mujer sonrió de una forma sarcástica logrando que se uniera mi cejo con molestia, recibí la llave de nuestra habitación y di la vuelta sin agradecer las palabras de bienvenida de la anciana.

Sakura seguía su paso detrás de mí con la mirada aún en el suelo y su semblante me hizo detenerme, esperé a que llegara junto a mi y tomé su mano para apretarla con ligera fuerza mostrando confianza.

Mi esposa respondió a mi gesto con una sonrisa encantadora haciendo que en mi rostro se formara otra, abrí la habitación y le di el paso a Sakura para que entrara primero para después cerrar la puerta.

-Iré a hacer algo antes, puedes adelantarte a las aguas termales, cariño- Asentí y mi pelirosa dio la vuelta para entrar al baño con una sonrisa tímida.

Miré el cuerpo que tanto me volvía loco alejarse para perderse al llegar al baño, me despojé de mi capa sin prisa admirando la sencilla belleza del lugar y la dejé sobre el futon que al mirarlo, no pude evitar sonreír con mis ojos cerrados por lo que pasaría en unas horas más en el.

Quité por completo mi ropa y sin inhibiciones llegué desnudo a las aguas termales de nuestra habitación, el agua estaba bastante caliente pero sin llegar a lastimar la piel, el vapor del agua salía a flote por encima de ella evaporándose haciéndome perder en la tranquilidad del lugar.

Pasaron unos minutos de relajación cuando escuché la puerta corrediza deslizarse, miré con atención el cuerpo cubierto con una toalla de mi esposa y admiré cada parte de él, su rostro que ya no estaba sonrojado lucía hermoso y su cuerpo escultural hacía que me perdiera en mis pensamientos impuros, pero llenos de amor.

-El agua está deliciosa- Dijo sumergiendo un pie en el agua dejando caer la toalla al suelo y hacerme tragar grueso.

Acercó su cuerpo frente al mío alargando más su sonrisa, por debajo del agua la tomé de la cintura y la pegué a mi cuerpo mojado para sentir sus pechos rozando mi piel, sus manos acariciaron mis hombros y las cruzó detrás de mi nuca dejando su rostro muy cerca al mío.

No perdí más tiempo y besé sus labios con desespero metiendo mi lengua en su cavidad bucal y probando de su delicioso sabor, Sakura me acercó más a su cuerpo y nuestros sexos quedaron frotándose debajo del agua con fervor.

Corté el beso para bajar mis labios hasta su cuello tronándo besos cortos sobre él, mi esposa agarró con una de sus manos mi miembro que ya estaba demasiado duro y lo metió dentro de sus labios superiores rozando con él su clitoris.

El roce en su botón hacía nuestros cuerpos estremecer por el placentero roce, de una sola estocada mi esposa introdujo mi sexo dentro de ella con sólo un movimiento de cadera, solté un jadeo con voz gruesa junto con ella por lo que sentíamos y con prisa tomé su trasero con una mano haciendo el vaivén tan esperado.

El agua se ondeaba por mis embestidas hacia mi esposa y el vapor provocaba sudor en nuestros cuerpos, apretaba el trasero de mi pelirosa con esmero haciendo levantar ligeramente su cuerpo para lamer sus rosados pezones para disfrutar así varios minutos.

Cargué con fuerza su ligero cuerpo y lo recargué en la orilla de la piscina natural dejándome ver su suave torso, tomé su cintura de nuevo y me introduje en mi esposa con salvaje ligereza.

Metió su dedo índice a su boca para larmelo completo con movimientos de meterlo y sacarlo mostrándome una escena demasiado sensual, mi vaivén hacia mover sus medianos senos de adelante hacia atrás y su mano libre recargada en el suelo buscaban algo que apretar enterrando sus dedos en el piso.

Otra vez esa vibracion exquisita se hacía presente estremeciendo el cuerpo entero de mi esposa, una corriente eléctrica pasaba por su cuerpo anunciando su orgasmo y para brindarle más placer embestí con más fuerza provocando grandes gemidos en mi mujer.

Sus jadeos resonaban por todo el lugar insaciables como música para mis oídos, mi sexo endurecido palpitaba ante los gritos de mujer y rápidamente pude correrme dentro de ella.

Di unas últimas embestidas con fuerza para llegar hasta lo más profundo de su ser disfrutando de la intimidad mojada de Sakura mientras terminaba nuestro extasis, bajé hasta su boca para besar a mi querida esposa una vez más y el deseo se mostraba interminable, cada caricia, casa beso lograba hacernos sentir no querer separarnos nunca.

(...)

Miraba su rostro dormido al amanecer y contemplaba su belleza al mismo tiempo que recordaba tan pasional noche, dos cuerpos desenfrenados se amaban con rigor minuto tras minuto, hora tras hora y no podían terminar las ganas de sentirse, toda una noche llena de cuerpos desnudos y embestidas sin control.

Los ojos verdes se abrieron con lentitud pero no hice nada por evitarlos, sus ojos eran lo que más me encantaba de Sakura, mi obsesión hacia ellos nunca terminaría y podría vivir el resto de mis días completamente feliz, si solo pudiera mirar esos hermosos ojos color jade todo el día.

-Buenos días cariño- Frotó sus párpados con una de sus manos mostrando su ronca voz de mañana.

-Querrás decir tardes- Mi esposa expandió sus ojos y dio el sentón sobre el futon.

-¿Qué hora es?

-Son las dos y cuarto de la tarde- Me senté de igual manera pero en forma más tranquila -¿Cuál es el problema?

-Tenemos que comer algo, es muy tarde.

-¿Quieres pedir algo de la posada o prefieres salir a buscar algo a la aldea? Sirve que vemos el paisaje del lugar- Giró su rostro ligeramente para mirarme con el rabo del ojo.

-Lo que tú decidas estará bien cariño, sólo quiero hacer algo antes de salir- Mi expresión se tornó seria y esperé curioso sus palabras pero éstas no llegaron.

De repente su cuerpo se abalanzó al mío quedando mi esposa a ahorcadas frente a mí con deseo brotando de sus ojos, sus labios llegaron a los míos para besar sin frenesí y morder mi labio inferior a su antojo.

-Sasuke-kun, tómame cuántas veces sea posible, quisiera que ésto nunca terminara pero sé que no puede ser así, mañana regresaremos a la aldea y no quiero olvidar éste hermoso momento de nosotros dos... Quiero disfrutarte siempre pero mucho más ahora.

Sus ojos resplandecientes y su rostro perfecto lograron sacar una enorme sonrisa en mí, sus palabras se quedarían grabadas en mi cabeza para poder recordarlas siempre, esa mujer de cabellos rosas era la razón de mi existir y por la que siempre lucharía además de mi hija.

Mi boca viajó hasta la suya para perderme en ella y caer de nuevo en el amor mezclado con placer, esos sentimientos fucionados me hacían nunca arrepentirme de haberla elegido como mi esposa, ninguna otra mujer me amaría por lo que soy, con mis defectos y virtudes, sólo ella, sólo mi Sakura Uchiha...

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Volverte a ver (Finalizada, En Corrección) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora