Volverte a ver (Finalizada, En Corrección)

La Invitación

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Nunca me había sentido así, estar a tan pocos centímetros de sus labios me hizo sentir una vibración en todo el cuerpo y algo revolotear dentro de mí, si esa sensación era tener mariposas en el estómago, entones yo sentía una parvada de golondrinas en mi interior.

Su aura tan cálida y sus labios incitantes me gritaban que los estrechara con los míos, no podía dejar de pensar en aquél momento y mi cara me delataba, estaba perdido contemplando a mi pelirosa e imaginando cómo pudiera ser ese primer beso.

—Sasuke, ¿Porqué miras tanto a Sakura-chan?— Mis ojos se abrieron cómo dos canicas blancas y mi lengua de trabó.

—¿De... De qué hablas? No digas estúpideces Dobe— Traté de calmar mi intranquilo cuerpo metiendo las manos en mis bolsillos.

—No son estúpideces Teme, desde que salimos de la aldea no haz dejado de mirarla— Me miró muy de cerca con sus ojos hechos líneas y sus mejillas infladas —¿Te gusta?.

—¡Ya cállate Naruto!— Solté mi desesperación en un grito llamando la atención de Kakashi y la pelirosa.

—Ahhh... ¡Si te gusta!.

Formé mi mano en puño listo para propinar un golpe en su quijada cuándo la mano de Kakashi me detuvo en seco.

—¿Qué se traen ustedes dos?— Me solté con brusquedad del agarre de mi sensei y miré al rubio con molestia.

—Nada Kakashi-sensei, es sólo que me he dado cuenta de que el Teme de Sasuke si tiene sentimientos.

Sus palabras sonaron con burla y mi coraje aumentó, di un paso al frente para intentar golpearlo de nuevo cuando una suave mano me tomó por él antebrazo y bajó mi adrenalina de inmediato.

—Sasuke-kun, para— Los ojos verdes se clavaron en los míos haciendo retroceder mi paso para después mirar los azules —¡Naruto, Sasuke-kun es sólo mi compañero cómo lo eres tú, deja de molestar ¿Si?.

—Ya fue suficiente— Habló Kakashi quitando la tensión entre el equipo —Vamos a comer algo antes de llegar a la aldea.

Sakura soltó mi brazo sin despegar su cómplice mirada por unos segundos, mis ojos también se fijaron en los verde jade y su cuerpo se aproximó de vuelta al lado de Kakashi.

El día de hoy había sido nefasto por las misiones tan sencillas que nos mandaban a hacer pero una buena comida nos caería bien a todos, entramos a una pequeña casa de té y fui el primero en sentarse en una de las mesas rectángulares, Naruto corrió directo al baño parloteando cómo siempre y Sakura enfrente a un lado de Kakashi.

Mi cejo se frunció cuando vi a la pelirosa lejos de mí, esperaba que al menos en la hora de la comida se sentara a mi lado como siempre lo había hecho, habían pasado tan solo tres días desde que habíamos quedado atrapados y confesé mis sentimientos directamente, desde entonces Sakura no se había apartado de Kakashi en ningún momento.

Desde ese hermoso día Sakura y yo no habíamos hablado nada de lo ocurrido, me daba vergüenza hablarle y supongo que a ella también, aunque en el fondo sentía que lo que ella esperaba es que fuera yo quien diera el primer paso y eso me daba más vergüenza.

Crucé mis brazos cerrando los ojos tratando de aminorar mi molestia cuando la voz de Kakashi me hizo abrir los ojos de golpe.

—Sakura, ¿Porqué no te sientas con Sasuke?—Los ojos de mi pelirosa también se expandieron con asombro pero su rostro no giró para ver al enmascarado.

—Aquí estoy bien Kakashi-sensei—Las mejillas de la ojijade se ruborizaron y su mirada se clavó en la mía con angustia por mi expresión.

Me daba igual lo que Kakashi pensara, mi sensei fue testigo del grande amor que le tengo a Sakura y yo sabía perfectamente que lo que acababa de decir era en complicidad para tener a mi pelirosa cerca.

—Sakura, si no te sientas al lado de Sasuke se sentará Naruto y lo más seguro es que se agarren a golpes aquí mismo— Sakura miró con el rabo del ojo a Kakashi mientras esté ya la esperaba con una con una sonrisa de bajo de su máscara.

A Sakura no le quedó más que levantarse y aproximar su cuerpo para sentarse junto a mi, mis ojos no se despegaban de la hermosa ojiverde y mi corazón latía con fuerza, Kakashi recargó una mano bajo su barbilla y miraba la escena con tremenda felicidad hasta que mi mirada asesina lo hizo quitar la mirada tratando de disimularla con la llegada de Naruto a la mesa.

Una mujer de edad madura se acercó hasta nuestra mesa para tomar nuestra orden, Kakashi había pedido dangos, Naruto shikuro, Sakura unas bolas de masa y yo ordené tokoroten, la señora tomó la orden y dio la vuelta para dirigirse a la cocina.

Sakura recargó sus manos en el asiento dejando sus brazos estirados y su espalda encorvada, después de varios segundos la pelirosa acercaba con lentitud su mano al centro de la banca, se podía notar el leve sonrojo de sus mejillas pero sus largos cabellos rosas lo lograban disimular muy bien.

Imité su acción y con discreción bajé mis brazos que estaban cruzados al frente de mi pecho y los recargué de la misma manera que lo hacía Sakura, pude notar su expresión seria y avergonzada sin necesidad de que me mirara a la cara, conocía tan bien a mi pelirosa que sabía que estaba tan nerviosa cómo yo por estar tan cerca de nuevo.

La miré con el rabo del ojo y en un acto rápido tomé su mano con la mía para entrelazar mis dedos en los suyos por encima, las mejillas de Sakura subieron el tono rojizo y sus hermosos ojos quedaron abiertos.

Giré su mano con delicadeza para que nuestras palmas quedarán juntas todavía con nuestros dedos entrelazados, la ojijade no pudo más y clavó sus ojos en los míos importando un bledo lo que pasara con los otros dos.

Formé una sonrisa discreta en mi rostro contagiando una en ella, bajó la mirada tiernamente apenada y con mi dedo pulgar acaricié el dorso de su mano con ternura para perderme con su belleza.

—Sakura... Te invito a salir mañana— Dije con un semblante enamorado haciendo llamar la atención de dos idiotas que estaban enfrente nuestro.

Sakura se quedó petrificada al escucharme decir esas palabras importando un comino que en la misma mesa hubiera un Kakashi sonriente y un Naruto boquiabierto, su sonrisa se formó más grande y llena de emoción en su perfecto rostro logrando que no me arrepintiera por lo que a acababa de decir.

Estaba decidido, muy pronto tendríamos nuestro primer beso.

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