Confesiones

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Tal vez me había equivocado, parecía que no había sido buena idea meter cizaña contra mi mismo.

—Entonces... ¿Ya no sientes nada por él?— Pregunté serio con temor por la respuesta.

—Es difícil de explicar— La chica de cabellos rosas clavó su lindos ojos verdes directo al suelo.

—Creo que puedo entender, no me subestimes tanto— En su rostro pude formar una sonrisa logrando contagiar una en mí.

—Bueno... Es que no sé cómo decirlo, mi corazón late fuertemente cuándo lo veo, últimamente me ha hecho muchas preguntas y hasta me ha perseguido, llegué a pensar que estaba comenzando a interesarse en mi pero en la última misión me demostró que sólo le importo como una compañera de equipo, nada más.

Los ojos verdes se humedecieron ligeramente y aunque trató de ocultarlo, la conocía a la perfección, todavía sentía algo por el egocéntrico Sasuke Uchiha pero la Sakura del pasado se había convertido en una chica más fuerte y madura, me aliviaba saber que todavía tenía lugar dentro de su corazón, de lo contrario, estaría en aprietos por alterar el futuro.

—Pienso que algún día se dará cuenta de sus sentimientos hacia ti— Me acerqué a un puesto de flores y tomé una dejando una moneda a la dueña.

—¿Usted cree? Oji-san— Sus lágrimas acumuladas pasaron a la historia y un brillo especial apareció en sus hermosos ojos verdes.

—Por supuesto— Le hice entrega de la camelia y la aceptó con sus mejillas ruborizadas —Se volverá loco por ti, estoy seguro.

La pelirosa se alzó de puntillas para darme un beso en la mejilla y salió corriendo con las mejillas rojas por la vergüenza, mi felicidad por recibir aquel inocente beso se hizo más grande de lo esperado, me sentía cuativado por su esencia, mi esposa desde pequeña tenía una calidez que nunca pude ver por mi ceguera pero ahora me sentía aún más enamorado de la mujer que había elegido por esposa.

La presencia de un arrogante se hizo presente al momento en que la pelirosa desapareció del lugar, me di la vuelta para encararlo y recibí una gran sorpresa cuándo dijo que Sakura le interesaba, no entendí que fue lo que trató de decir cuándo preguntó cuál era mi rompecabezas y debía investigarlo de inmediato.

—Vamos a otro lugar— Dije dando la vuelta para que me siguiera y sin replicar iba detrás de mi con el ceño fruncido y su manos dentro de los bolsillos, sin duda me estaba intrigado "mi" actitud.

Caminamos largo rato hasta llegar al parque donde alguna vez me había visto con Sakura y que precisamente, él estaba espiando desde los matorrales, nos detuvimos en las bancas y ambos nos sentamos sin decir ninguna palabra, la incomodidad que sentía se podía notar a kilómetros así que sentí lástima por mi mismo y comencé a hablar.

—¿Que quieres decir con rompecabezas?.

—Quiero saber tus intenciones con Sakura— Dijo tranquilamente recargando sus codos en las rodillas y entrelazando sus dedos debajo de su barbilla.

—Ya te lo dije, no tengo ninguna intención de hacerle daño.

—Y también dijiste que venías del futuro y que eras su esposo, yo no creo absolutamente nada de lo que dices— Su semblante tranquilo hacía que sus ojos negros miraran a la nada.

—No vengo del futuro.

—¿Porqué dijiste eso entonces? No eres más que un farsante— Me miró por unos momentos y después quitó su mirada de encima rodando sus ojos en círculo con molestia.

—Quería ver que tan inteligente podías ser, la verdad soy un comerciante que viene a traer sus insumos en venta, por casualidad conocí a Sakura un día y me llamó mucho la atención ver a una niña tan bonita llorando, desde entonces entablamos una amistad y sinceramente— Giré mi rostro para ver con determinación a mi yo joven —No me alejaré a no ser que ella me lo pida.

—No me interesa si ella te lo pide o no, quiero que te alejes de ella— Su mirada también mostraba seriedad en sus palabras, tal parecía que estaba logrando mi propósito.

—¿Porqué de buenas a primeras Sakura te importa?— Miré con el rabo al chico que soltaba un suspiro con resignación.

—No es de hace un día, Sakura siempre me ha importado— Su mirada se dirigió a otro lado que no fuera yo y eso me hacía reír por dentro.

—No parece, siempre la haz tratado con indiferencia.

—Así era antes, pero desde que pasa tiempo contigo comencé a resentir su ausencia.

—Eso no es problema mio, yo no soy el culpable de que Sakura se alejará de ti— El chico giró su rostro con brusquedad para lanzarme una mirada asesina.

—¡Por supuesto que es tu culpa! Desde que vienes con tus estúpidas visitas el comportamiento de Sakura no es el mismo.

—Sakura necesita alguien que la escuche y que la elogie, tú sólo te haz encargado de despreciarla y verla cómo alguien inferior a ti, por el contrario yo he estado diciéndole día con día lo valiosa que es.

—Tu no eres la compañía que ella necesita— Dijo con sus manos apretando su pantalón con molestia.

—¿Y tú si?— El chico se quedó completamente en silencio rechinando los dientes con frustración —Tú tampoco eres lo que ella necesita.

—¡Soy lo que necesita porque me ama tanto cómo yo a ella!

Mi yo joven se levantó bruscamente para gritar a los cuatro vientos el amor que sentía por mi pelirosa, mi vista miraba hacia el frente y una sonrisa se formó en mi rostro en forma de triunfo provocando más rabia en el chico.

—¿De qué te estás riendo idiota?— Dijo apretando sus puños con fuerza y escuché el crujido de sus dientes una vez más.

—¿Cómo estás tan seguro de amarla?— Dije moviendo mis pupilas lentamente para encontrarme con las suyas.

—Porqué la sonrisa que siempre tenía para mí me hace falta, extraño cuándo buscaba cualquier excusa para abrazarme, necesito que pase tiempo conmigo después de nuestras misiones y porque amo cada defecto que ella tiene, desde que llegaste a su vida todo eso se ha acabado y estoy dispuesto a recuperarlo.

La intensidad de sus palabras me confirmaron la veracidad de ellas, mi sonrisa no podía desaparecer gracias a todo lo que escuchaba, ahora estaba seguro de que mi yo joven se había vuelto locamente enamorado de la pelirosa.

—¿Y porqué no te das la vuelta y se lo dices ahora mismo?

El chico se quedó sin habla tratando de captar lo que había dicho, por instinto giró su cuerpo y vió detrás de él a la chica de cabellos rosas que acababa de escuchar todas las confesiones dichas, la escena de ambos atónitos por la situación me causaba una gracia incómoda, sin decir nada levanté mi cuerpo y me acerqué al chico para poner mi mano sobre su hombro.

—Llegó el momento de las confesiones...

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Volverte a ver (Finalizada, En Corrección) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora