| 40 | Niño.

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*Narra Vince*

**Tres meses más tarde**

Me dieron el certificado de la clase que hice para ser guardaespaldas.
Salí de la empresa del señor Nicolás, que es el padre de Diego, y me dirigí a toda prisa al hospital.
Hoy nos dirán el sexo del bebé.

                                    •••

─ lo sé, he llegado tarde, pero no me riñas -dije nada más ver su cara. Estaba cruzada de brazos. Se puso de pié y se acercó al mostrador, avisó de que yo ya había llegado y luego volvió a sentarse.-

─ por tu culpa, hemos perdido el turno.

─ princesa -me interrumpió.-

─ cállate, estoy cansada y mira ahora toda la gente que tenemos delante.

Me senté a su lado.
No dije nada para no hacerla enojar más. Últimamente se la pasa enojada, casi todo le parece mal, supongo que es por el embarazo, debe tener las hormonas muy alteradas.
Por lo menos, hace unas semanas que ya no vomita.

Ella no dejaba de mirar el reloj y de resoplar, hasta yo me estaba poniendo nervioso. Llevábamos en espera cuarenta y cinco minutos, y ya sabía que mientras más tiempo esperásemos, más se enojaría, cosa que luego me costaría arreglar.

─ ¿Alina Toubia?

─ soy yo.

Los dos nos paramos.

─ al fin -susurré.-

Entramos a la consulta.

─ ¿pararon los vómitos, verdad?

─ sí.

─ muy bien, túmbate en la camilla, veremos cómo va ese bebé y qué sexo es.

Alina se tumbó. Le puso gel en la barriga y pasó el aparato por esta.

─ oiremos su corazón.

Cuando se escucharon sus pequeños latidos, no pude evitar emocionarme. Alina estaba igual.

─ muy bien por ahora, este pequeño está creciendo fuerte y saludable.

─ ¿es un niño? -pregunté. La doctora me miró, luego sonrió.-

─ así es.

Caminé de un lado a otro mientras sonreía. Limpié las lágrimas que bajaron por mis mejillas. Me acerqué hasta la camilla y besé la frente de Alina.

─ te amo -le susurré. La doctora la limpió y luego se paró, se acercó y se sentó en su silla.-

─ sólo te recomiendo que tomes más agua.

─ de acuerdo.

La ayudé a bajarse de la camilla. La doctora dió unas instrucciones más, nos puso cita para dentro de unos meses y luego salimos.

Ella iba caminando delante, tenía una sonrisa radiante, pero en cuanto hablé, se giró a verme enojada.

─ déjame en paz -fué lo que dijo y volvió a caminar.-

─ gorda -paró en seco y volvió a mirarme, esta vez estaba con el ceño fruncido.-

─ ¿me estás llamando gorda?

─ pero no en plan gorda, si no en plan cariñoso, cómo me dices a -me interrumpió.-

─ sí, estoy gorda, ahora como más, estoy gorda por nuestro hijo, y todavía engordaré más, y si no te gusta lo que ves, pues no mires -volvió a caminar.-

Me quedé ahí de pié viéndola caminar. Con los dedos froté el puente de mi naríz y suspiré.

─ es por el embarazo -susurré.- paciencia.

Me acerqué al coche. Ella estaba sentada en el asiento de copiloto.
Entré y empecé a conducir.
Ninguno habló en todo el trayecto, yo preferí quedarme callado para no cagarla más.

Al llegar a casa, ella se fué directa a la habitación.
La dejé tranquila.
Me senté en el sofá y cogí el móvil para llamar a Diego, no me dió tiempo a llamar porque tocaron el telefonillo. Me paré y fuí, por la cámara ví que era justo él. Le abrí y luego fuí a la puerta de la entrada, la abrí y esperé a que subiese.

─ hermano -dijo nada más verme.-

─ bro -los dos nos abrazamos.- justo iba a llamarte para decirte que hoy acabé el curso -los dos entramos.- tu padre me dijo que empiezo mañana.

─ me alegra escuchar eso -dijo sonriendo.-

─ en serio gracias, esto me está pasando por ti.

─ ha sido un placer, sabes que siempre estaré para ayudarte.

─ gracias, también estaré siempre para ti.

Se sentó en el sofá.

─ ¿ya saben el sexo?

Sonreí.

─ es un niño.

Él sonrió.

─ un mini Vince, consentiré a mi sobrino en todo -no pude evitar reírme.-

─ ¿dónde está mi cuñada?

─ en la habitación, hoy tiene las hormonas alteradas, creo que es mejor esperar un momento -susurré. Él asintió.-

─ ya bastante miedo pasé la última vez que quedamos, nunca la había visto así de enojada -me susurró. Sonreí.-

La última vez que quedamos, él empezó con sus bromas, todos lo estábamos pasando bien, hasta que Alina se enojó por uno de los chistes que él dijo, que en realidad no tenía nada de malo, sólo que ella ahora toma muchas cosas a mal.

─ yo digo que quiero tener mujer, pero luego pienso en que si se pondrá así con el embarazo, se me quitan las ganas de tener una familia.

Negué sonriendo.

─ no sabes de lo que te pierdes. Ella ahora está así, pero eso es normal, en realidad nosotros ni siquiera deberíamos quejarnos de nada, son ellas las que aguantan el vómito, el dolor de espalda, los tobillos hinchados, el dolor del parto y muchas cosas más. Es cierto que hay veces que pierdo la paciencia porque me desespera que se ponga así, pero lo menos que puedo hacer es aguantar sus berrinches y mimarla. A demás, no todas se ponen así.  Cuando te pase a ti, sé que me entenderás.

Se quedó mirándome en silencio unos segundos, parecía que estaba analizando lo que acababa de decirle.

─ tienes razón -dijo al fin.- son ellas las que hacen el trabajo duro. Con razón te gusta la psicología.

No pude evitar reír. Él sonrió.

─ por cierto, ¿cuándo piensas retomar la carrera?

─ muy pronto, sólo que la terminaré de hacer online, ya que trabajaré hasta las cuatro de la tarde en la empresa de tu padre.

─ pero puedes continuarla en horario de tarde.

Sonreí.

─ ni loco dejo de pasar tiempo con mi mujer -él sonrió.-

─ cierto.

Mi sexi profesora //TERMINADA//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora