| 32 | Mantenido.

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*Narra Alina*

Cuando desperté, sonreí. Él estaba durmiendo encima de mí, tenía su cara en mi cuello y su respiración era calmada.
Lo abracé con ambos brazos, con una de mis manos, acaricié su pelo.
Dí besos cortos por su mejilla.

─ gordito hermoso -susurré entre besos.-

Él se quejó y se movió un poco, pero luego se quedó quieto.
Debe estar cansado después del maratón de sexo que tuvimos anoche.

Decidí hacer silencio para que siguiese durmiendo. Simplemente me quedé abrazándolo, lo necesitaba tanto, necesitaba tanto esto.

Pasó media hora o así cuando empezó a moverse.
Levantó un poco su cabeza y me miró, su sonrisa me hizo sonreír.
Besó mi hombro y volvió a apoyar la cabeza en este.

─ buenos días, preciosa -dijo con la voz ronca.-

─ buenos días, amor.

Me abrazó fuerte pero sin hacerme daño.

─ me encanta tanto estar así, contigo.

─ y así me alejaste, me mentiste en la cara diciéndome que el bebé de Mónica era tuyo y luego no me contaste sobre tu enfermedad, y para rematar, hiciste que los demás tampoco me dijeran nada.

Levantó la cabeza y me miró.

─ Alina -lo interrumpí.-

─ Alina, nada, ¿creíste que me iba a olvidar de todo eso? te dije que cuando te recuperaras, me iba a enojar contigo.

Suspiró y se quitó de encima dejándo mis pechos al descubierto. Me tapé con la sábana.
Se sentó en el borde de la cama, dándome la espalda.

─ sé que todas esas mentiras estuvieron mal, pero sólo pensaba en no tenerte amarrada a mí, pensaba en tu bien.

─ pues pensaste mal.

─ ¿cuándo se te pasará el enojo?

─ no lo sé, Vince.

─ de acuerdo. Lo siento, princesa.

─ ajá.

Giró su cara hacia mí, los dos nos miramos unos segundos, luego se paró y fué hacia el baño.
Sonreí por su precioso culo que estaba al descubierto.

─ me daré una ducha.

Cuando entró al baño, me bajé de la cama y enrollé una toalla en mi cuerpo.
Arreglé la cama y luego elegí la ropa que me pondría.
Él salió del baño y entré yo.
Terminé de ducharme y salí. Él estaba vestido, sentado en el borde de la cama poniéndose unos zapatos.
Me puse la ropa interior, un vaquero negro, una camiseta manga larga, unos botines negros, me maquillé muy poco y dejé mi pelo suelto.
Cogí el móvil y me acerqué a la puerta.

─ por cierto, seguramente cuando vengan mamá y los demás, se regresen el domingo a Los Ángeles, yo me iré con ellos.

Me miró.

─ está bien -dijo.-

─ ¿qué harás tú? ¿te quedarás aquí?

─ ahora mismo no tengo trabajo, no puedo regresar a Los Ángeles.

─ podemos vivir juntos.

Negó con la cabeza.

─ gracias, Alina, pero no regresaré hasta que encuentre un trabajo estable allí.

Mi sexi profesora //TERMINADA//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora