VIGDIS

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¿Quien es esta joven que ahora calza mis ropas?, me pregunto mientras recojo la leña a unos pasos de su lado. Nadie nos creería que la hemos hallado en las condiciones en las que se encontraba y que al llevarla a casa nos inundaría la mente de curiosas suposiciones.

Cuando estábamos recogiendo bayas en el bosque, antes de que comenzara la lluvia de estación, vimos una luz brillante que parecía una hoguera a pleno día, y nos acercamos pensando que era el hijo de Atli que había vuelto para molestarnos con sus travesuras. Lo que encontramos fue a esta mujer tendida en el suelo con un aspecto realmente atemorizante. Si, y esto último lo digo porque jamás he visto un cabello tan salvaje y oscuro y una doncella vestida de tal forma que se marcan todas las curvas de su cuerpo. Nos miró, respirando agitadamente y con una expresión de asombro en sus ojos. Finalmente profirió una especie de gemido utilizando unas palabras incomprensibles para nosotras. Es por esto que le he dicho a mi pequeña hermana que habría de tratarse de una Valquiria a la que han desterrado y convertido en mujer, y si no es esto no se que más puedo pensar.

Sin embargo, la recién llegada parece inofensiva y no viene armada más que con pequeños y puntiagudos bastoncillos guardados inútilmente en una caja. Además estas varillas parecen hechas de un material tan débil que se presentan incapaces de degollar un zorro.

Después de ayudarle a lavarse y vestirse y de constatar un cuerpo muy diferente al nuestro, no por sus formas si no por sus maneras, nos hemos sentado en las bancas a comer. Hoy, inclinadas por nuestra curiosidad, madre nos ha dejado disponer de una banca frente de ella y todas observamos atónitas la manera en la que ingiere sus alimentos. La extraña tiene unos modales que parecen demostrar la nobleza de su cuna y es evidente que ha comido con abundancia en su vida, pues no muestra apuro alguno en poner todo y cuanto hay en su cuenco de una vez en sus entrañas.

He pensado ya que sería buena idea llevarla al mercado, donde podemos encontrarnos con Ingunn, Hallbjorg y las otras primas de mi amado Einarr y mostrarles a nuestro huésped para ver que más hay por descubrir y cuantas más cosas podemos aprender. Es que por estos lados tenemos pocas oportunidades de ver rostros nuevos y mucho menos de este tipo, pues la esclavitud y el comercio de rehenes ha quedado prohibido hace algún tiempo. De cualquier forma, por ahora madre ha prohibido que hagamos cualquier acto público alegando que debemos ser prudentes y cuidadosas de los hombres libres, lujuriosos y desocupados que no respetan una casa llena de mujeres como nosotras.

Ahora me detengo a observarla con disimulo. No es muy diestra recogiendo la leña y mucho menos cortándola. Revisa constantemente sus manos y emite grititos que suenan como el chillido que hacen las crías de zorro. He querido enseñarla –no por obtener sus favores sino por pena de verla ser la burla de mi hermana mayor Torfa, quien no deja de encontrar en ella faltas y prejuicios demasiado apresurados–, pero me apena no poder pronunciar lo que al parecer nos ha dicho con señas, es su nombre. Una palabra difícil de la cual no conocemos significado y que por temor a ser un conjuro pueda perjudicarnos. Es así que hasta ahora todas la hemos de llamar «Mujer».

LEYENDA DE PALABRAS EXTRANJERAS

Las valquirias son entidades femeninas menores que servían a Odín bajo el mando de Freya, en la mitología nórdica. Su propósito era elegir a los más heroicos de aquellos caídos en batalla y llevarlos al Valhalla.

La Burla de los Dioses (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora