GUNNAR

780 69 0
                                    

La escucho mientras canturrea en la estancia inferior. Me levanto sin hacer ruido y la observo. Debe pensar que no estoy, puesto que siempre salgo antes de que ella despierte. ¡Por Odín que es lo mÁs hermoso que mis ojos jamás hayan visto! Veo como su pelo suelto cae sobre su espalda y sus senos, cubiertos ahora por la bata de dormir de lana que se adhiere a todas las curvas de su cuerpo. Nunca había visto mujer alguna con líneas femeninas tan perfectas.

He fantaseado con ella desnuda cientos de veces, pero aún así, nunca había imaginado la extrema magnificencia de su cuerpo. Mirarla me hace desear cada centímetro de su piel y me siento como el gran volcán de las islas a punto de entrar en erupción. No sé qué es esto que siento, no es solo el deseo de las grandes conquistas, hay algo más que afina esa parte de mí desconocida. Hay algo más que me hace ver color donde antes solo veía sombras.

Me muevo despacio y llego a la escalera. Ella de inmediato gira la cabeza y se percata de mi presencia. Sus ojos se encuentran con los míos, enigmáticos y profundos y en ese instante comprendo que Engla también me mira de una forma extraña, completamente nueva para mí.

— Gunnar. No sabía que aún estabas aquí. Siempre sales antes del alba. Pensé que era uno de esos días. –dice suavemente mientras se cruza los brazos en el pecho erguido.

— Te has levantado temprano –alcanzo a decir.

— Sí, tengo mucho por hacer. Hay que humar las carnes y quiero mejorar los vestidos.

— ¿Hacías muchas cosas en tú país?

— Si, bueno. Eso creía yo pero realmente no era tanto –contesta encogiéndose de hombros.

Bajo las escaleras lleno de curiosidad. Ella me mira sin moverse, fijando sus ojos en mi pecho. Advierto que tampoco estoy en las mejores fachas, pues no llevo la camisa de mangas ni nada para cubrirme, mas el hogar esta ardiendo y el clima cálido me distrae. No dudo y continúo el descenso.

—Ayer escuché con atención lo que contabas a los hermanos fuera de la hús de la parturienta. Quiero saber más. Háblame de tu mundo.

—¿Por dónde te gustaría comenzar?

—Hablaste de que existen hombres malos. ¿Es acaso que aún en el futuro existe la maldad?

Ella da un suspiro y comienza:

—Al parecer eso nunca acaba. En mis tiempos todavía existe la esclavitud. Aunque no es legal. Existen miles de personas alrededor del mundo que son prisioneras, son torturadas y vejadas en las mas crueles formas. La mayoría lo desaprueba, pero estas personas permanecen desprotegidas por la sociedad.

—¿Existen aún las guerras?

—Si, existen. Mueren no solo guerreros sino pueblos enteros incluyendo niños, mujeres, ancianos y animales. En mi mundo, existen armas tan mortíferas que solo con una explosión aniquilan miles de personas en un momento.

—¿Son muchos los de tu clan?

—Si, en mi país hay tantos que no puedo decir la cifra en tu lengua. Y en mi tiempo, el mundo esta poblado de personas. Ya no hay tantos espacios vacíos como en esta era.

—Cuéntame más –le pido. Son demasiadas las preguntas que se juntan en mi cabeza.

Ella hace una pausa y continúa:

—Hay padres que abusan, torturan y matan a sus hijos de formas que no puedes imaginar. Existen pócimas y polvos que la gente consume a conciencia y que hacen que su mente se pierda en un abismo. Algunos se vuelven malvados y agresivos, a otros se les marchitan los cuerpos y su vida se vuelve peor que la de un hombre encerrado solo en un calabozo. El aire, las aguas y la tierra ya no son tan fértiles ni cuentan con tanta salud como en esta era. Nosotros a través del tiempo les hemos dañado y con ellas, han perecido muchos animales.

La Burla de los Dioses (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora