Roses

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Todo en él era único, sus ojos achichinados cuando reía, sus delgados pero suaves labios, su cabello castaño y claro a la vez... Creo que este chico me está colmando la paciencia, siento una ganas enormes de besarlo pero eso sería muy tonto y descortés.

Todo estaba pasando a la perfección. La gerente al conocer a Zendaya no lo dudó dos veces y me dejó mis dos horas siguientes libres para pasar tiempo con mis nuevos amigos, por un momento lo ví imposible pero para mí sorpresa fue todo lo contrario.

Llegamos al dichoso lugar que Z había planeado. Era un pequeño pero muy lujoso parque. Las bancas eran plata, ¿plata?, Si, de eso eran. El pasto parecía sintético pero era mucho más natural que el de una cancha de fútbol. Las flores que llenaban en su totalidad el lugar parecían sacadas de una película de princesas.

-Esto es...-. Dije, pero Z me interrumpió.

-¿Mágico? ¿Singular?

-Iba a decir extraordinario, pero sí a todo lo que dijiste-. Me sonrió y yo hice lo mismo.

-Este lugar es muy bello, Zendaya-. Dijo Leo. La miraba como un chico embobado.

-"Bello" se queda corto-. Dijo Hazz.

-Gracias por traernos aquí-. Miré a Zendaya con una sonrisa de agradecimiento.

-De hecho, todo esto fue idea de Tom-. Lo señaló.

Lo miré y sus mejillas estaban sonrojadas por su totalidad. Sus manos por instinto se metieron en sus bolsillos y no dejó de mirar el suelo.

-Gracias-. Posé mi mano en su hombro intentado que me viera y lo logré.

-No es nada-. Soltó una pequeña sonrisa y se fue con Zendaya.

Zendaya al ver qué Tom quería hablar con él se alejaron de todos y charlaron de manera que nadie escuchara, susurrando. De nuevo y gran oído escucho todo lo que decían.

-¿En qué momento yo planeé todo esto?-. Dijo Tom señalando a todas partes.

-¿Quieres conquistarla o no?-. Zendaya se cruzó de brazos.

-Pues si, pero...

-Pero nada Tom. Debes dejar de ser tan tímido.

-Lo intentaré.

Dejaron de hablar y en cuanto lo hicieron aparte mi mirada de ambos y actué mirando una de las rosas que estaban sembradas en el parque.

-Son lindas, ¿no lo crees?-. Una mano se colocó en mi hombro y volteé para ver quién era. Tom me miraba con la sonrisa más tierna que pude haber conocido.

-Mucho-. Aparté la mirada de él y seguí viendo las rosas.

Se separó y se incó para cortar una de ellas. Se incorporó y me la extendió.

-Tom, eso está mal.

-No si es un regalo-. Esta vez tomó mi mano y con su otra mano la dejo en mi palma.

-G-gracias-. Los nervios me comían. Mis mejillas cada vez estaban más sonrojadas y de nuevo mis piernas me temblaban.

-No es nada-. Se retiró.

No dí ni un solo pasó. Con ambas manos sostenía aquella rosa roja. Este tipos de detalles hacen que mi corazón quiera estallar de la felicidad.

-¡____! ¿No vendrás?-. Leo me sacó de mis pensamientos y asentí.

-Si, en un momento voy-. Guardé la rosa en mi bolso suavemente y caminé en dirección a los chicos.

Seguimos caminando y de vez en cuando miraba de reojo a Tom. El lucía muy concentrado en el camino. Su rostro de perfil era mucho más hermoso.

El detrás de mí pasado. (Tom Holland y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora