Sesión de fotos

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—Intento entender su preocupación, de verdad que lo hago. Pero... —Brooke interrumpió.

— ¿Este queso es Gouda o Manchego? Sabe a caño. —Dijo con una expresión asqueada.

— ¿Te cuesta tanto ponerme atención? —Pregunté. —Y creí que yo era la distraída.

—Por supuesto que te pongo atención, pero no logro comprender el porqué de tu enojo hacia tu novio. —Enarqué una ceja. —Sí, tienes razón, él puede llegar a ser un poco sobreprotector.

— ¿"Un poco"? —Repliqué con ironía.

—Déjame terminar. —Rodé los ojos. —Sin embargo, —Continuó. —todo lo hace porque en serio le importas. ¿No puedes simplemente aceptar su ayuda?

No respondí. Una parte me decía que Brooke tenía toda la razón y que tal vez yo estaba siendo muy paranoica; pero mi otra parte me decía: "Enójate con Tom, no tiene derecho a vigilarte a cada mísero paso que tu das".

Me cruce de brazos, en signo de que debía pensar. Brooke, con tan poco tiempo de conocerme, comprendió que era momento de darme mi espacio. Un aluvión de pensamientos me llegaron, y comprendí que sólo tenía dos circunstancias por elegir: 1. Aceptar que Harrison sea mi chófer hasta poder conseguir el dinero suficiente y comprar mi propio auto; o 2. Decirle a Tom que retire a Hazz de su puesto y dejar que pague el transporte público con mi salario.

Mi concentración por elegir una de las opciones abarcó tanto mi cerebro que no capté la presencia de Sean en nuestra mesa. Pronto, chasquidos provenientes de su mano me interrumpieron, parpadeé precipitadamente y fijé la mirada en él.

— ¿Qué piensas, pulgarcita? —Lo mire fastidiada. — ¿Qué?

—Ya te he dicho que no me digas así, no estoy lo suficiente chaparra para recibir tal apodo.

Sean ignoró mi mensaje, cambió su mirada de mi hacia Brooke, e intentó robar una de las papas fritas del tazón de Brooke. Sus reflejos parecían al de un ninja, y rápidamente ésta palmeó sus dedos haciendo que Sean la retirara. Se quejó como niño pequeño e hizo que en mi rostro se tornara una sonrisa.

—No, no, no. Consíguete las tuyas, rascacielos.

—Ash. —Reímos. —Mejor cuéntenme cómo les fue en su primera semana de clases.

Suspiré. —No ha estado mal. Pero, entre el trabajo de mesera y las tareas excesivas, creo que hubiera preferido que fuera menos agotador.

— ¿Por qué no simplemente dejas de trabajar? Tus padres pagan tus insumos, no veo porque sigues trabajando en ese lugar.

— ¿Has estado en Yosma? —Preguntó Brooke a Sean con una expresión de asombro.

—Por supuesto, casi a diario iba.

—Cierto, se me había olvidado que eres un niño de papi ricón. —Ambas reímos. Sean mostró una mueca ladeada. —Regresando a Summer.

— ¿No tu nombre era ____? —Preguntó Sean, mirándome.

—Dejen de interrumpirme. —Gritó. Sean y yo la miramos horrorizados. —Regresando a Summer, —Repitió. —ella recibe una paga que hasta la directora de ésta universidad desearía. Sería una estúpida al abandonar semejante puesto.

—Tranquila, nunca hablé de una renuncia.

—Lo sé, cariño. —Fruncí el ceño.

No entendí absolutamente nada de lo que estaba ocurriendo.

Suspiré. —Pero bueno, no me queda nada más que acoplarme a mis horarios. Después de todo, Bucky no se comprará solo. —Sonreí esperanzada.

— ¿Bucky? —Dijeron al unísono.

El detrás de mí pasado. (Tom Holland y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora