Solos, tu y yo 1.1

832 56 34
                                    

—Anda, Tom. Cuéntame, aunque sea un poquito. —Dije mientras movía a éste levemente de lado a lado.

—_____, ya te dije que no puedo. —Su voz era ronca y aún tenía cerrados los ojos.

Hice un puchero como niña y volteé en dirección contraria a él.

— ¿Por qué no mejor vienes y dormimos abrazados un rato más? —Iba a rodearme con su brazo pero rápidamente empujé éste.

—No. Eso te pasa por no querer contarme acerca de Spider-Man.

—Ay, vamos. ¿Sabes lo mucho que me cuesta guardar un secreto? —Reí. Toda fan de él lo sabe.

—Por supuesto.

— ¿Entonces?

—Creí que harías una excepción conmigo. —Suspiró.

—¡Bien, de acuerdo! ¡Tu ganas! —Giré y una vez más quedé frente a su rostro.

Talló con fuerza tus ojos y se incorporó aún acostado, de manera que recargó su peso sobre su brazo y codo. Sonrió. Pasó un mechón de cabello detrás de mi oreja y susurró a mi oído.

—Crédula. —Rió a carcajadas. Entrecerré mis ojos y abrí mi boca sorprendida.

Tomé la almohada a su lado y la lancé a su rostro. Impactó y en un santiamén Tom dejó de reír. Tomó mi almohada y, acto seguido, imitó mis acciones. Entre risas había comenzado una pelea de almohadas al estilo pijamada de chicas.

Tom terminó por rendirse y cayó de espaldas a mi cama, exhausto y jadeando.

—De acuerdo. Si esa es tu manera de decir que estás enojada, hazlo cuando quieras. Es muy divertido.

Ambos reímos.

—Lo haré con mucho gusto.

Me recosté a un lado suyo pero Tom me jaló quedando sobre él como un bebé oso abrazando a su mamá. Podía sentir su pecho subir y bajar a gran velocidad. Acarició mi cabello y yo tomé su mano haciendo entrelazar nuestros dedos. Sonreí.

—Te quiero, Tom. —Susurré.

—También te quiero.

En un par de segundos, ambos quedamos completamente hipnotizados por el otro. Podía sentir muchas mariposas revolotear en mi estómago cada que estaba con él. El tiempo se pasaba volando y todo a mi alrededor parecía ser invisible. Ahora lo único que me importaba era él, sólo él y nadie más.

El momento mágico terminó. El celular de Tom sonó y éste al escucharlo gruñó. Me levanté de sobre él y me recosté a un lado. Estiró su brazo y miró la notificación.

—Diablos.

— ¿Qué sucede?

—Olvidé decirle a Hazz que me quedaría en tu departamento. —Se sentó y comenzó a teclear. —Esta muy preocupado de dónde estoy.

Reí en lo bajo.

—He recibido por lo menos 10 llamadas y 50 mensajes de él.

—Lo siento.

— ¿Por qué lo sientes? —Dejó de escribir y me miró. —Me encantó haberme quedado contigo.

—Sí, pero ahora toda tu familia está preocupada de tu paradero.

— ¿Eso que importa? —Abrí mis ojos como plato.

—Tom, pueden imaginarse millones de escenarios. Desde que te secuestraron, hasta que te mataron.

El detrás de mí pasado. (Tom Holland y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora