Malentendido

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Cansancio, sudor en la frente, eso combinado con extrema pereza hacía que me sintiera como si millones de flechas se hubieran encajado en mi espalda. Por fin era hora del almuerzo y ambos estábamos hambrientos y sedientos, como Alec y Mark en Maze Runner, solo que nosotros si teníamos a la mano la comida y no había una llamarada calcinando a la gente a nuestro al rededor.

—Ten, ve y pide comida para ambos—. Dije mientras le daba mi tarjeta a Leo.

—Esto no parece un restaurante, te tratan como princesa—. Tomo la tarjeta y se retiró a la cocina.

Yo reí pero el ya no estaba. Tomé la silla del respaldo y la moví hacia atrás, sentándome en un instante. Coloqué mi cabeza entre mis manos, mis codos estaban sobre la mesa. Mi cabeza estaba por estallar. Tal vez estaba exagerando pero nunca había trabajado y mucho menos cinco horas seguidas.

Leo llegó con dos bandejas, ambas con un trozo de carne recién hecho y puré de papa. Sentía que la saliva escurría por mi boca pero me contuve. Tomé mi bandeja y la puse sobre la mesa. Leo se sentó frente a mí.

—Provecho—. Dijo antes de tomar un bocado de su comida.

—¿Qué le pasó a mi amigo?—. Dije extrañada.

—¿De qué hablas?

—Tu no eres de las personas que dicen: "Provecho".

Soltó una pequeña risa y lo imité.

—Los modales son primero—. Me guiño el ojo y acto seguido metió un pedazo de carne a su boca.

—Tonto—. Hice lo mismo que él.

•••

Zendaya

Londres, jamás me aburriría de esta ciudad. Era bella al total. Toda ciudad tiene sus defectos, claro, como es a veces la basura tirada en la calle, pero no había nada mejor que salir a caminar en una bella ciudad como esta.

Olfatear todo a mi alrededor era lo que más amaba. El olor a pasto mojado era lo más exquisito del mundo.

Toda mi felicidad acabó cuando comenzó a llover, de nuevo. Me acerqué a un lugar con tejado, el más cercano a mí y me paré ahí esperando que dejara de llover. No me dí cuenta y estaba en el restaurante de ayer por la noche. Y ahí estaba la mesera, a la que tanto Tom le echaba ojitos pispiretos, pero para mí sorpresa estaba con un chico, uno muy guapo.

—Esto lo tiene que saber Tom y los chicos—. Saqué mi celular del bolsillo y tomé una foto en dirección a los dos chicos.

No me consideraba una "chismosa". Después de todo era para informar a mis amigos, sobre todo a Tom.

Envié la foto al grupo de chat que tenemos y no pasaron ni siquiera diez segundos para que Tony respondiera.

—¿Eso que, Zendaya?—. Respondió este.

—Tu no lo entiendes pero hay dos personitas que si lo harán—. Contesté en el chat.

Por dentro sentía una chispa de felicidad pero sabía que no era lo correcto. Yo le dije a Tom que no sentía algún sentimiento de amor hacia él. La tristeza me invadió, Tom al parecer estaba sintiendo algo por esa chica. Me equivoqué, quería borrar la foto pero ya era tarde, Tom ya la había visto.

•••

Tom

Mis esperanzas de tener algo con ella, se esfumaron. Era evidente que tendría novio, una chica tan hermosa no dejaría a la ligera su belleza y no conquistaría a algún chico. En mi rostro se tornó una gran decepción. Esta vez podía desahogarme todo lo que quisiera, ya estaba de nuevo en mi departamento y no habría quien me viera.

El detrás de mí pasado. (Tom Holland y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora