Unai va a mi colegio desde pequeño, como Lucas, Pinilla, Magda o Natalia. Pero Unai es distinto. Él no me llama Luján. Tampoco me llama Clara. Me llama Garza.
Garza es mi segundo apellido y el cuarto apellido de Unai es Garzón. Desde que lo descubrió de pequeño, en esa época en la que uno juega a soltar su nombre acompañado dee una ristra de apellidos, nuestrobsaludo ha sido:
-Hola, Garza.
-Hola, Garzón.
Unai honra su apellido. Unai es bastante -ón. Es el doble que yo. Es inmenso. Grande, gordo y peludo. Unai es amigo nuestro, sobre todo es de este curso. Antes iba con Alex, pero Alex se ha cambiado de colegio y este curso lo ha adoptado Marcos.
Sí, Unai va con nosotros, aunque ya lo he dicho, él es distinto. Es la nota de color de nuestro grupo. De color negro. Porque siempre viste de negro. No es que sea gótico ni nada de eso. Pero tiene sus motivos para ir de negro.
Aunque Unay va de negro, tiene las cosas muy claras, al menos respecto a mí ya Lucas. Pero se equivoca. Se equivoca porque no es neutral. Unai arrasta una antigua batalla con Lucas. No sé cuál fue el detonante, ni creo que lo sepan ellos mismos. Sólo sé que no se puede ni ver. Mi amiga Pinilla de una teoría sobre esto. En realidad Pinilla tiene una teoría así para cualquier cosa, mariteorías las llama ( es que Pinilla se llama María), y las escribe en un blog que se llama pinillismos. La maroteoría que explica por qué Unai no traga a Lucas se resume en una palabra: envidia. A mí me encaja porque ¿quién no envidiaría a Lucas?
Por eso no me extraña, que días después, cuando conté a mis amigos lo que me había pasado con Lucas, todo eso del «No puede ser», y mi gloss en sus labios, y su sonrisa desarmante, y la forma en que él se fue, como una adinanza sin resolver, así sin más, y me dejo sorbiendo mocos y churreteandome la cara con ese mix de lágrimas y rímel, esa combinación negra y salada como chipirones en su tinta... Cuando les conte todo eso, a Unai no se le ocurrió otra cosa que soltar:
-Pasa de él, Garza. En una cosa tienes razón: Lucas sí es una adivinanza, oro parece, plara no es... Bien tonto es.
Y no contento con eso, añadio:
-Ese tío es más tonto que Abundio.
Me entraron ganas de mandarlo a la mierda (perdón).
«Ese tío» era Lucas. Y esa frase era de mi abuelo.
Y a mi abuelo no lo imita NADIE.
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Croquetas y wasaps - Begoña Oro
RandomLo de las croquetas tardamos un tiempo en descubrirlo, y lo de la tristeza... Bueno, la tristeza fue posandose poco a poco, como una lluvia fina de esas que te van calando. Porque hay cosas de las que uno no se da cuenta hasta que pasa un tiempo. So...